Capitulo 40

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POV Aleksey
-Buen día...- dijo entrando al garaje del destacamento. Estaba sentado en el suelo revisando las linternas. Ella tenía cara de dormida y su cabello estaba algo alborotado.
-Buen día.- respondí y entro. Supongo que se iría a desayunar. Aunque ya no éramos tan cercanos, cada vez que la veía algo se me removía en el pecho.
Por ahora debo conformarme con tener cortas charlas, algunas veces trabajar juntos y cada vez que se podía, acariciarla en lo más íntimo. Al menos me permitía eso. No era suficiente para mi pero tampoco iba a quejarme.
-¿Que tal?- dijo Herman sonriente y quien no si podía llegar con ella a su lado. De seguro que el la había ido a buscar a su casa. Mi amigo tomó mi lugar a su lado, ahora era él quien se encargaba de contenerla, abrazarla y escuchar cada una de sus ocurrencias. Cada vez que lo veía un sentimiento de envidia y rencor recorría mi cuerpo, no era algo que pudiese controlar, tan solo pasaba.
-Hola Herman.- dije concentrado desarmando una linterna. Él se acercó a mi y me observo.
-¿Necesitas ayuda?- pregunto. Negué. El después de varios segundos parado frente a mi, se retiró en dirección a donde fue Leyna. No podía sacar charla con el, todo esto se me estaba haciendo muy difícil y me molestaba, sobre todo porque era mi amigo desde la infancia.
Media hora después ya había terminado, me encargué de colocar las linternas cada una en su uniforme correspondiente y me asegure bien que la de Leyna estuviera segura.
Camine hacia el comedor para comer algo, últimamente tenía mucha hambre y creo que era una canalización de alguna ansiedad.
Me prepare un café con tostadas y me senté junto a ellos que también se encontraban desayunando.
-Vaya tormenta que se viene.- dijo Herman. Asentí, el día estaba totalmente negro y ya eran las nueve de la mañana.
-Tenemos que estar preparados por cualquier cosa, sabes cómo son los días de tormenta.- hable, al fin mi cerebro respondía ante una charla con el.
-¿Has revisado el boletín meteorológico?- pregunto ella. Volví a asentir con la cabeza mientras mordía una tostada.- dicen que habrá una gran turbonada cerca del medio día.- acotó.
-Tenemos que salir igual si surge algo.- dijo Herman. Todos continuamos desayunando con la esperanza de que no sucediera nada fuera de lo normal. No es que no estuviésemos contentos con nuestro trabajo pero cada vez que nos llamaban era porque la vida de alguien corría peligro.
-Tenemos un llamado.- dijo Meyer entrando al comedor. Bien, era el momento, ya había comenzado la jornada. Nos quedamos expectantes para ver qué sucedía y quién acudiría. Rogaba por ir con Leyna, necesitaba más tiempo con ella.- uno de los toros del señor Bachmeier se ha descontrolado y lo ha corrido a tal punto que el hombre quedó atrapado en una excavación, en un pozo.- dijo serio. Me levante de mi lugar, si era un problema rural entonces debía ir yo, era el más idóneo en el lugar.- Leyna y Herman, vayan en la camioneta. Me han dicho que tiene varias heridas y es propenso a infartos, sean cautelosos.- indico. Fruncí mi ceño sin entender por qué no me había dado la orden. Mis compañeros salieron rápidamente del lugar mientras yo me mantuve de pie.
-¿Por que no me has enviado?- pregunte.
-Te necesito aquí para estar alerta, eres el de las planificaciones, necesitamos tener todo bajo control.
-¿Que? Si no hay nada para hacer aquí.- dije encabronado.
-Como que no..-me observo detenidamente- están esas cosas sin lavar.- dijo apuntando las tazas sucias con la mirada. Suspire sonoramente, ya me había encabronado. Poco le importaba a Meyer eso así que salió del comedor como si nada.
Termine de desayunar lo más tranquilo que pude y luego me encargué de limpiar todo. Camine hacia el garaje, de seguro había algo que hacer allí, siempre había alguna cosa sin arreglar o sucia.
La tormenta había comenzado, lo pude notar apenas entre al gran lugar. Como el portón siempre estaba abierto, se podía ver fácilmente hacia afuera. El cielo estaba tan oscuro que parecía que estaba atardeciendo.
Revise todo las herramientas con la esperanza de encontrar algo para hacer.

POV Leyna
Herman se carcajeó, aún estábamos recordando la cara del señor Bachmeier, pobre hombre, estaba aterrado. Debimos actuar tranquilos ya que si se ponía muy nervioso podía darle un infarto. Pero su mujer gritaba como una loca, tanto que Herman se asustó al pensar que una cabra lo atacaba.
Contuve la risa hasta llegar a la camioneta y allí exploté, bueno, ambos lo hicimos. No recordaba ninguna emergencia tan divertida cómo esta.
Herman encendió el vehículo y nos movimos camino al destacamento nuevamente, era tanto el barullo que hacíamos mientras reíamos que parecía que había una radio encendida dentro, pero no era así. Mi compañero se encargó de imitar a la mujer perfectamente, lo que hacía descostillarme de lo divertida que estaba.
Se detuvo para cruzar la carretera, estábamos tan concentrados en bromear que no nos percatamos de lo que sucedía afuera.
Una moto esquivo a un auto que se había detenido de repente, muy posiblemente por la lluvia que había comenzado a caer, y al esquivarlo aceleró de tal manera que no pudo controlarla y se estampó contra nuestra camioneta.
Fue inexplicable el momento en que vi la moto acercarse a mi a esa velocidad y de mi lado, no podía hacer nada para detener lo que sucedería después.
La sonrisa de Herman fue lo último que escuché antes de desvanecerme, él no había visto nada de lo que yo si y de seguro que no se esperaba esto.
Un gran ruido inundó toda mi cabeza, era tanto que dolía de una manera casi desesperante. Pero no podía gritar, ni pedir ayuda. Ni siquiera podía abrir los ojos para ver si mi compañero estaba bien.
Segundos después ya no sentí absolutamente más nada, no sentía el cuerpo y el sonido retumbante en mi cabeza se había silenciado. Lo agradecí pero terminé profundamente dormida.

ALEKSEY - Terminada. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora