Capitulo 45

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POV Leyna
Herman se había ido hacía ya media hora, me encontraba sola en mi habitación de hospital. Ya estaba aburrida, hacía muchos días que estaba aquí y no tenía nada para hacer. No podía siquiera ver por la ventana ya que no podía levantarme, me habían hecho una cirugía de extracción de bazo y tenía que guardar reposo, aparte, mi pierna aún seguía fracturada y debía tener una férula al menos tres meses más.
La única contención que había logrado tener la encontré con Aleksey, él estuvo allí para mí en cuanto abrí los ojos aquel día. Ha estado cuidándome constantemente y no podía estar más que agradecida con el. Pensé en todo lo que me contó Herman y la verdad era que comprendía todo. Había entendido sus comportamientos y a pesar de su gran error, había entendido que él sólo quería lo mejor para mi. Él nunca dejó de quererme y yo tampoco a él.
Viveka entró a mi habitación con cara de resignación, fruncí mi ceño, ¿Acaso el día de hoy era exclusivo de malas noticias?.
Ella me visitaba cada vez que podía y con esto que me había pasado tenía mucho miedo de perder mi trabajo.
-Tengo que hablar contigo.- dijo sentándose a mi lado. Cerré los ojos, sabía que lo que vendría era malo.
-¿He perdido mi trabajo verdad?- trate de autoconvencerme.
-Leyna...
-Joder...-abrí los ojos para mirarla, buscaba algún rasgo de esperanza en su rostro pero no lo conseguí.
-He estado hablando con mi hermana...-comenzó algo nerviosa, le preste atención. Su hermana era la madre de Ángela, mi amiga- vamos a vivir juntas, ella y yo, ambas nos necesitamos y somos hermanas..-dijo un poco más tranquila.- me iré a vivir a Estados Unidos junto a ella, ya somos viejas y queremos terminar nuestras vidas juntas, con la tranquilidad que ambas merecemos.- asentí. Podía comprenderlo, estaba bien que haya tomado esa decisión. Morir en un campo, completamente sola no era bueno, aunque yo estuviese a su lado, lo preferible sería que esté con su familia.
-Esta bien Viveka, está muy bien.- dije con una sonrisa en el rostro.
-Me preocupas tú...ya tengo un comprador para la casa..no es que quiera echarte, todo lo contrario si quieres venir conmigo a Estados Unidos nos vamos juntas y ya veremos como hacemos.- acarició una de mis manos.
-Tranquila, yo podré arreglármelas sola. No te preocupes por mi que ya lo has hecho bastante.- tome su mano con una de las mías y apreté levemente.- ha sido una decisión muy acertada la que has tomado, eres una mujer valiente quiero que lo sepas.- ella me sonrió. Que se mude a otro país y que deje su hogar a un lado, su trabajo que tanto ama y todos sus conocidos debe ser muy duro, solo las personas valientes lo harían y ella sin duda alguna era una de ellas.
-¿Te quedarás a vivir en el pueblo?- me sonrió.
-Si, algo me llama la atención de aquí y quiero quedarme un poco más de tiempo.- le devolví la sonrisa cómplice.
-Es Aleksey, él te ha encantado desde que lo conociste.- afirmó. Ladee mi cabeza divertida, no quería admitirlo frente a ella, era la que siempre estaba presionándome para que estuviese con él, desde siempre.
-¿Que harás con los perros?- pregunte, ella los quería demasiado.
-Pues me los llevo conmigo, a los cinco. Son mis hijos, jamás los dejaría solos.- sus ojos estaban brillantes, tenía una gran ilusión por su nueva aventura. Ambas sonreímos y seguimos conversando al menos por dos horas más. Ella se encargó de explicarme todo lo que sucedería después de que yo salga del hospital. Había hecho todo con tiempo y me había dejado al menos un mes después de su mudanza para que yo pudiera encontrar algún lugar para vivir.

Estaba a punto de dormirme, las enfermeras habían bajado las luces de mi habitación y también habían acomodado mi cama. Apague el televisor y todo quedó en silencio.
Cerré los ojos levemente y suspire, había sido un largo día.
-Hola cariño...-escuché su voz. Abrí los ojos lentamente y lo observe. Estaba parado en el umbral de la puerta, tenía cara de agotado y los ojos rojos. En una de sus manos llevaba su abrigo. Camino lentamente hacia mi y me saludo con un beso en la frente, él hacía eso desde que nos habíamos peleado, no quería besarme los labios porque temía que yo le dijera algo, lo conocía.
Se sentó a mi lado y restregó el rostro con ambas mano y suspiró fuertemente. Él siempre venia conmigo por las noches, no me había dejado sola ni siquiera un día.
Subí el brillo de las luces y me acomodé para observarlo mejor. Se había duchado y cambiado de ropa.
-¿Que tal todo?- pregunte suavemente. Me miro, aunque tuviera esa mirada de tristeza aún podía verme con cariño.
-Bastante agotador..-respondió- mi vida ha cambiado hace unas horas atrás, ha cambiado mucho.- lo observe sorprendida.
-¿Ha pasado algo malo con Wanda? ¿Te ha hecho daño?- me acomode mejor para observar su cuerpo buscando algo fuera de lo normal.
-No, tranquila. Ella aún está encerrada y espero que lo esté por mucho tiempo.- suspire aliviada.
-¿Tu por que tienes esa cara? No creas que no me he dado cuenta.- dijo acercándose a mi.
-Si tú me dices lo que te sucede yo te lo digo también.- nos observamos con complicidad, ambos podríamos estar mal pero cuando estábamos juntos nuestros problemas se disolvían por algunos minutos.
-Lo decimos al mismo tiempo y veremos a quien le va peor.- propuso y sonreímos.
-Bien...uno...dos...tres- dije
-Me he quedado sin hogar.- hablamos al mismo tiempo. Automáticamente los dos nos miramos confundidos.
-¿Como que te has quedado sin hogar?- pregunto sorprendido.
-Pues yo te pregunto lo mismo- respondí.
-Cuéntame tu primero, anda.- se sentó a mi lado en la cama y lo abracé. Él me prestaba tanta atención que parecía que no tenía problemas.
Estuvimos hablando toda la noche, ambos habíamos quedado en la nada y estábamos tratando de pensar en que haríamos a partir de ahora.

ALEKSEY - Terminada. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora