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District 9 es una discoteca pequeña del centro de la ciudad. El exterior no es demasiado llamativo, simplemente es un edificio gris bastante antiguo sin mucho encanto. Lo que más destaca de la fachada es el gran cartel con letras neón que tiene escrito el nombre del lugar y las puertas de color naranja, poco comunes, que combinados sun la única llamada de atención para la gente que circula por delante del lugar.

El interior es lo que de verdad fascina a los que entran allí por primera vez y que hace que muchos quieran volver.

Nada más entrar te encuentras con la barra a tu derecha, llena de luces de colores cambiantes y con los tres mismos camareros de siempre que se esfuerzan por atender a todo el mundo que agita billetes gritando pedidos por encima de la música. Al fondo, lo suficientemente elevado como para verlo desde cualquier punto de la discoteca, se encuentra el DJ, franqueado por dos altavoces de tamaño descomunal. Destrás de él, pintado en la pared, un gran rótulo hecho con pintura fluorescente en el que está escrito el nombre del local.

La gente baila por todo el lugar, no habiendo una pista de baile completamente definida. Mires donde mires hay gente pasándoselo bien mientras se mueven al ritmo de la música. En pequeños puntos estratégicos hay unas plataformas algo más elevadas, no tanto como la del fondo de la sala, en las que la gente baila sin pudor con copas en las manos.

Los ojos de los tres menores se iluminan con admiración por el lugar, intentando observar todo a su alrededor a la vez. Minho solo alcanza a silbar con admiración por el lugar, mientras que en el rostro de Chan se forma una sonrisa satisfecha, prediciendo que la noche va a ser buena solo por el interior de la discoteca.

-¡Este lugar es genial!- exclama Félix dando pequeños saltitos de felicidad. Parece como si estuviese en pleno subidón de azúcar, desbordando energía.- ¡Quiero ir ya a bailar!

-Primero vamos a pedir algo de beber. No te impacientes.- ríe Changbin, pasando su brazo por los hombros del pecoso y conduciéndolo a la barra.

Los que se quedan atrás se miran curiosos por el gesto del chico de barbilla ladeada, que normalmente evita el contacto con todos, y por cómo el pelinaranja se lo ha tomado con tanta naturalidad. Toman la nota mental de preocuparse por el extraño repentino cambio entre esos dos en otro momento en el que no haya música a todo volumen que les impida hablar.

-¡Hoshi! ¡Ven a atendernos!- exclama Wheein cuando llegan a la barra, llamando la atención de un camarero de lindas mejillas y cabellos rojos que parece totalmente acelerado.

-¡Pero si son mis clientes favoritos!- responde con alegría el tal Hoshi acercándose a dónde se encuentran. Parece tener cierto nivel de confianza con la chica.- ¡Y nos traéis gente nueva!- dice eufórico, contento por ver caras nuevas en el lugar.- Dime, amiga mía. ¿Cuál de todos es el chico que te gusta?

-Te lo digo si nos invitas a una ronda.- bromea Wheein, haciendo que el otro ría por su atrevimiento.- Otro día colará.- dice el chico encogiéndose de hombros con una sonrisa, aceptando que su propuesta ha sido rechazada.- Danos ocho cervezas y el refresco de siempre para Hyunjin.

-Oído. Ahora traigo todo.- responde servicial el chico. No tarda mucho en poner todo lo pedido ante ellos con eficiencia.- Y, sí que os invito yo. Hace mucho que no venís y yo tengo curiosidad. El lunes en la universidad me cuentas.- le dice, guiñándole un ojo con picardía antes de ir a atender a otros clientes, no dejando lugar a réplicas.

-¿Ese chico no tiene una clase contigo?- pregunta Chan divertido por el rostro de confusión con el que el camarero ha dejado a su amiga.

-La tiene.- suspira la mayor de todos, resignándose a que el lunes le espera una conversación incómoda con el chico de cabellos rojos.- Coged cada uno una cerveza. Tú coge tu refresco, Jinnie.

~Atrevido~ HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora