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Es lunes por la mañana y ha llegado temprano al instituto solo para poder hablar con Jeongin. 

Su novio lleva sin contestarle a los mensajes desde el sábado en el que salió con sus amigos, dejándolos todos en leído. No entiende qué es lo que le pasa al menor. Se siente agobiado por la incertidumbre, intentando recordar si ha metido la pata en algo. 

Tiene el presentimiento de que algo muy malo va a pasar.

-Hey, Jinnie.- lo llama la voz de Jisung. El peliazul se une a sus pasos frenéticos por el pasillo con incomprensión.- ¿Por qué tanta prisa? ¿Te has vuelto un alumno aplicado de repente? Eso le daría una alegría a tus padres.

-No es eso. Solo quiero encontrar a Jeongin.- responde de manera escueta su amigo, ignorando la broma que ha hecho.

Continúan caminando a paso rápido hasta llegar al lugar dónde se encuentra la taquilla de Jeongin. Jisung sabe que algo va mal por el aura agitada que parece rodear a su amigo.

En su destino solo se encuentran Félix y Seungmin, que parecen tensarse de golpe cuando los ven aparecer. Los dos chicos fulminan con la mirada al más alto. Parece que se estén conteniendo para no saltar encima de Hwang y matarlo ahí mismo.

-Necesito ver a Jeongin. ¿Sabéis dónde está?- pregunta Hyunjin ansioso sin siquiera saludar.

-¿Os lo pasásteis bien el sábado, no?- pregunta Félix con un tono cargado de veneno y hostilidad.- No sabemos dónde está Jeongin. Y no te lo diríamos aunque lo supiésemos.

-No me responde a los mensajes desde el sábado.- anuncia el mayor de todos con un suspiro cansado.- Y realmente no me acuerdo de casi nada de esa noche. Wheein me hizo beber demasiado.

-Sí, esa suele ser una excusa muy habitual en estas situaciones.- responde Seungmin con sorna.

-Chicos, no entiendo nada.- comenta Jisung, desorientado. No entiende por qué de repente los dos chicos se muestran tan agresivos.

-Espero de verdad que no sepas nada y que no lo estés encubriendo, Jisung. No sé si quiero perder a otro amigo.- dice el pecoso, ablandando un poco el tono al hablarle al de cabellos azules.

-Hola chicos, buenos días.- una nueva voz, haciendo que todos olviden la conversación que mantenían.

Se nota de lejos que Jeongin no está bien. Bajo sus ojos hay dos sombras oscuras que no se ha molestado en disimular. Sus ojos se encuentran rojos e hinchados, como si hubiese llorado recientemente. Parece a punto de desfallecer del cansancio.

-Solo venía a saludar para que supiéseis que he llegado.- anuncia el rubio con una sonrisa forzada que oprime el corazón de los cuatro que lo escuchan.- Voy a ir a coger un libro a la biblioteca antes de ir a clase. Nos vemos a la hora de la comida.

-Te acompaño.- se ofrece Hyunjin con rapidez.

-No. No quiero que te acerques a mi.- responde el menor haciendo uso de toda su fuerza de voluntad. Intenta sonar firme y no ponerse a llorar de nuevo.- A poder ser, no me hables. Tengo que verte en clase, pero porque no puedo faltar solo porque un gilipollas sea mi compañero.

El silencio se apodera de los cuatro chicos cuando las palabras abandonan la boca del chico. Dos de ellos lo observan con orgullo por su fuerza de voluntad. El de cabellos azules lo observa con incomprensión. Mientras, el de cabellos azabaches siente como su corazón duele.

Jeongin se da la vuelta y echa a caminar en dirección a la biblioteca con pasos apresurados, huyendo de sus miedos después de enfrentarlos. Han no tarda en seguirlo, necesitado de respuestas y sintiendo la imperiosa necesidad de consolar a su amigo herido.

~Atrevido~ HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora