Capítulo 10

779 55 2
                                    

Narra Purre

Después de que Pilar se encontró con la mujer que yo estaba besando, ni siquiera sabía su nombre, no me gustó la forma en que hablaba, así que puse una excusa y me fui. Fui al bar para ver si elegiría algo más para beber, ya había bebido unos vasos de vodka.
- Dame dos mojitos.
Miré a un lado y vi a un chico que ordenaba al camarero que entregara los vasos y ya me iba, cuando lo veo disuelve una pastilla en la bebida. Él mira a su alrededor asegurándose de que nadie lo haya visto. Está drogando un vaso. Después de eso, lo seguí. Definitivamente le daría este vaso a una chica y yo mismo borracho tuve que evitarlo.
Pensé que lo que él estaba haciendo estaba totalmente mal, obligando a una chica a estar con él. Drogala para hacer esto...
Me hizo cada vez más enojado. Cuando lo vi entregarle el vaso a la chica, pero no era cualquier niña, era Pilar
Mi sangre hirvió.
Lo haría por cualquiera en este bar, pero al verlo hacerle esto a Pilar, mi ira se multiplicó, quería matarlo.
Cómo ella acepta la bebida de un extraño?
Di mis pasos y lo agarré por la camisa cuando se dio la vuelta, lo golpeé en el estómago. Haciéndole dejar caer los dos vasos al suelo.
Miré a Pilar que me miraba asustada y ella mira al chico que estaba en el suelo.
- Estás loco Purre? Mira lo que hiciste. Ella se inclinó y fue a mirar al chico. - Oye, está todo bien?
Manuel y Carolina vinieron corriendo, sabían que yo estaba muy nervioso, pero nunca había golpeado a nadie. Y la primera persona fue defender a Pilar.
- Ayuda él , Pilar. Dije riéndome con ironía y enojo. - Este imbécil bautizó su bebida.
- Qué? Ella me miró indignada. Luego se puso de pie y su expresión cambió. Comenzó a gritarle mucho y se acercó a él abofeteándolo - Qué asco de ti, de hombres como tú.
Ella comenzó a patearlo, Carolina y Manuel corrieron a sacarla.
- Suéltame, gritó ella.
- Sácala de aquí.
Carolina dice asustada.

Salimos del bar y lo sostenía con miedo de que golpeara a alguien más.
Ella me suelta y acelera sus pasos hacia la calle
- Para donde vas?
- Quiero mi casa
Ella gritó aún caminando rápido
- Pilar espera
Corrí hacia ella y la jalé
- No.
Ella trató de salir de mis brazos otra vez.
- Dios mío Pilar.
- Dios mio? imagina si tomo esta bebida, qué me habría hecho?
Ella gritó y se liberó con brutalidad
- Se fue y no bebiste, ahora todo está bien.
Traté de calmarla, estaba muy nerviosa
- Me voy.  Se giró y la saqué de nuevo. Purre, déjame ir.
- No vas sola, es tarde.
- No importa, no voy contigo. Estás borracho.
- Si, iremos en taxi
Ella no dijo nada más y también pensé que era mejor no hacerlo. Saqué mi teléfono celular y llamé a un taxi.
- Y tu auto?
Preguntó con más calma, sentada en la acera.
- Mañana vendré a buscarlo.
Me senté a tu lado.
- Ahh ... Nos quedamos en silencio otra vez, - Purre ... Quería agradecerte, si no fuera por ti ...
Ella inclinó la cabeza
- Si, lo sé.
La miré y ella levantó la cabeza, sus ojos se encontraron con los míos.
- Lo siento ..
- Por qué?
Pregunté sin entender
- Por arruinar tu sexo ...
Me tomó un tiempo entender de qué estaba hablando y luego me reí.
- No tenía ganas.
- No?
- No.
- La estabas besando y ella me odia por eso...
Me pasé la mano por la cara de ella y puse su pelo detrás de la oreja.
- No era a ella a quien yo quería besar
Digo mirándola a los ojos, y ella respira hondo y mira hacia otro lado.
- Purre.... El coche...
Mierda de coche.

Llegamos a casa y Manuel llamaba a Pilar cada cinco minutos. Ella respondió que él dijo que iba a golpear al chico y le colgó.
Ella me miro.
- Y ahora, él va a matar al chico.
Se sentó en el sofá preocupada
- Él merece morir.
Me encogí de hombros.
- Lo sé, pero no quiero que Manuel vaya a la cárcel
- Pilar? Cálmate, él no hará eso

Luego se levantó y fue a la habitación, y yo me quedé en la sala de estar. Pensé que era mejor mantener algo de distancia.
Habían pasado casi horas desde que ella fue a la habitación. Abrí la puerta de la habitación con cuidado, y ella estaba durmiendo. Cuidadosamente, coloqué su cabeza sobre la almohada, quité los tacones y la cubrí con el edredón. Ella gruñó pero luego se enderezó en la cama, la observé por unos minutos.
Y también me fui a duchar y a dormir.

LAS VACACIONES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora