Capítulo 40

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Narra Purre

Solo dormí allí, me desperté y ya tenía un fuerte sol golpeando mi cuerpo. Luché por abrir mi ojo y salir de aquí, podría haberme caído.
Donde tenía mi cabeza.
Me tambaleé hacia mi auto y había bebido mucho.  No estaba en condiciones de conducir. Tomé mi teléfono celular en mi bolsillo y llamé a Santi para que me recogiera, él sería el que menos me haría preguntas.
Hasta que llegó, lo esperé en el auto con mi mente corriendo, incluso después de todo, no podía olvidarla de ella por un minuto. Ella vino a mi vida para no irse nunca más.
**
Santi abre la puerta del apartamento y lo acompaño, Carolina, Manuel y Simon estaban en la sala hablando pero dejan de hablar tan pronto como me ven.
- Dónde vos estabas, Purre?
Manuel se levantó viniendo hacia mí. - - Llamé a tu madre y ella dijo que no dormiste allí.
- Y no dormí.
Lo esquivo y me dirijo hacia mi habitación, no estaba de humor para hablar con nadie, Santiago fue suficiente para molestarme en el auto.
Y pensé que él sería el que menos me haría preguntas, pero me equivoqué.
Tan pronto como abro la puerta de mi habitación, mi corazón deja de latir por un segundo.
No es posible.
La habitación estaba prácticamente vacía, se veía igual que antes. Cuando era solo mío.
Me desespere
Abrí la puerta del baño y estaba todo vacío, todo lo que tenía era mi cepillo de dientes, mi champú.
Solo mis cosas
Dónde están sus cosas?

El maquillaje, el cepillo de dientes, el cepillo para el cabello, el champú y las cremas hidratantes no estaban en el baño. Nada sobre ella.
No Pilar ... por favor
Vuelvo a la habitación y abro el armario donde estaba la ropa de Pilar.
Estaba vacío, solo había una prenda colgando de la percha. Una sola pieza. La sudadera amarilla que le había regalado. No puedo creer que ella haya hecho eso.
Me quito la sudadera de la percha, la llevo a su cama y me siento allí.
Estaba perdido, no sabía qué hacer. No puedo creer que se haya ido.
Tomo la sudadera, me la llevo a la cara y puedo olerla. Ese dulce olor que me encanta.
Lo soplé.
Arrojo la sudadera y dejo que las lágrimas corran por mi cara.
Me sentía frágil, como un niño.
La perdí, ya no la vería sonreírme, la amaba cuando sonreía y podía traerme toda la paz que necesitaba.
Me encanto cuando ella me miró
Cuando me besaste
Me ha tocado.
Maldita sea, la amo demasiado para perderla.

***

Narra Pilar

No me gustan las despedidas, así que les pregunté a todos. Para mí ir solo al aeropuerto. Pero primero, me detuve en la casa de la madre de Purre.
Quizás una última esperanza de ver a Purre, no puedo negar eso. Llego a su casa y trago, recordando dónde empezó todo.
Respiro hondo y Fernanda viene sonriendo para abrazarme.
- Hola Pilar, qué buena visita. Me abraza y pronto vamos al sofá - Siéntate, cariño. Ella señala el sofá. - Ya no viniste aquí, te extrañé. Ella sonríe.  - Pero qué te trajo aquí?
Sonrío débilmente.
- Vine a despedirme de tú, Fernanda, hoy voy al aeropuerto. Y también a cerrar nuestra propuesta.
Voy directo al grano y Fernanda me mira con una expresión tranquila.
- Cómo vas al aeropuerto? Pilar, no puedo creerlo.
La miro
- Mira Fernanda, realmente me enamoré de tu hijo y digamos que ayudó mucho en la propuesta. Dejé que una lágrima fluyera. - Pero, hemos terminado y voy a volver a México.
- Pilar, estás segura?
Suspiro y sonrío
- Absoluta.
Ella toma mi mano.
- Lo siento por ustedes dos.
Asiento y sonrío.
- Purre es una persona increíble Fernanda, no lo culpo por ser así.
- Aprenderá en el dolor ..
- No quiero esto para él, quiero que sea feliz.
Miro hacia un lado
- Está Micaela acá?
- Ah, Mica está en la escuela. Ella te extrañara. Todos lo haremos.
- Dile que le envié un beso entonces.
Digo así que me levante y mire el reloj.
- Bueno, es mi hora.
Fernanda se levanta
- Quieres que te lleve? O a nuestro conductor?
- No, quiero ir solo, gracias.
Ella me abrazó y luego me llevó a la puerta de salida.
De camino al aeropuerto, recordé todo y hasta logré sonreír, estaba muy feliz en estas vacaciones.
Nunca lo olvidaría.

Y vamos, de vuelta a México.

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