Capítulo 25

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Narra Purre

Miré la temperatura y eran cuatro grados en la mañana. Estábamos vestidos frente al hotel. Pilar tomó una sudadera mía hoy, se veía hermosa con jeans y una sudadera más grande que ella. Carolina ya nos estaba volviendo locos con cuánto lugar que quería ir.
- Tenemos muchos lugares para visitar hoy.
Ella levantó una hoja
- Vas a tomar demasiado tiempo para elegir? Porque voy a esperar dentro del hotel, hace mucho frío aquí.
Pilar habla y yo me reí de su humor matutino. Manuel también se ríe
- Hola bebé, no querías un lugar frío?
Pilar pone los ojos en blanco.
- Manuel no me molesta
- Vayamos a la Plaza Mayor. Tengo un amigo que es un guía turístico allí, nos llevará a los mejores lugares.
Al final decidimos ir a conocer al amigo de Simon, él ciertamente sabe más que nosotros.

Narra Pilar
No pudimos ir a tantos lugares hoy llovió prácticamente todo el día, Carolina se sintió muy mal en las caminatas. Este sobrino mío ya estaba trabajando. Fuimos a nuestras habitaciones. Purre había salido a comprarnos algo de comer. Yo llevaba la sudadera de él negra y los pantalones cortos de mezclilla. La habitación estaba muy caliente con el aire encendido.
Íbamos a tratar de ver una película y acordamos no dormir en el medio.
- Llegué
Purre abre la puerta del dormitorio y entra con varias bolsas en la mano.
Le sonreí. Se acerca a la cama y se sienta tirando las bolsas.
- Comprado qué?
Pregunté mirando las bolsas
- Suficiente para evitar que sientas hambre
Se ríe y recoge la bolsa tirando todo sobre la cama.
- Ni siquiera es exagerado, no?
Tomo una bolsa de papas y la abro
- En realidad no. Se levanta de la cama y dice: - Voy a ducharme, elegir una buena película allí.
Se quita la camisa y mis ojos se dirigen a su abdomen perfectamente definido, mi mirada recorre a todo su cuerpo. Toma la toalla y se vuelve hacia mí al darse cuenta de que lo estaba mirando.
- Admirando?
Levanta las cejas haciéndome reír.
- Ve a tomar una ducha pronto. Agarro una almohada de mi lado y se la tiro en él. Entra en el baño todavía riendo y yo suspiro.
Purre había estado fuera del baño por un tiempo y la película ya había comenzado, ya habían pasado unos veinte minutos.
Estaba acostada en la cama y Purre estaba sentado comiendo palomitas y bebiendo refrescos.
- Estás segura de que no quieres?
Empujó el cubo de palomitas de maíz a mi lado.
- No quiero
Respondí poniendo una bala en mi boca.
Se encogió de hombros y volvió a comer palomitas y a ver la película.

La película parecía interesante, excepto que no podía concentrarme en ella con Purre a mi lado y su maravilloso olor. Sin que me dé cuenta, Purre coloca el cubo de palomitas de maíz en una mesa al lado de la cama y se acuesta, acercando su cuerpo al mío.
- Está todo bien?
Preguntó con su mirada fija en la mía y nuestras respiraciones cercanas.
- Sí ... salió casi como un susurro.
Un mechón de mi cabello cayó sobre mi cara y Purre me lo quitó suavemente, colocándolo detrás de mi oreja.
- Sé que no te importa esta película.
Él habla haciéndome reír
- Como usted sabe?
- Su rostro está distraído. Se ríe. Apuesto a que si pregunto algo que sucedió en esos veinte minutos, no sabes cómo responderme.
- Sí es verdad
Me río en voz alta haciéndole reír.

Y nos quedamos allí mirándonos por unos minutos, la película se estaba reproduciendo y ni siquiera nos importó.Purre aparta la vista de la mía, apaga el televisor y vuelve a acostarse.
Él tira de mi cuerpo y su brazo me abraza, descanso mi cabeza sobre su pecho y mi brazo pasa sobre su abdomen, acurrucándome en esa posición.
- Purre?
Necesitaba aclarar algunas cosas que habían estado martillando en mi cabeza desde el día en que nos conocimos, sé que podría arruinar nuestro momento. Pero si no preguntara ahora, nunca lo haría.
- Hm?
Levantó la cara para mirarme y yo hago lo mismo, apenas abrió los ojos porque estaba muy cansado. Y sin embargo, fue hermoso.
- Nada ...
Puedo esperar mañana para preguntar.
- Nada mismo?
Siento que él puso su otra mano libre en mi cabello y lo acarició lentamente.
- Olvídalo ... digo en voz baja y su mano en mi cabello me hizo olvidar todo lo que iba a decir ahora.

Acariciar mi cabello hasta quedarme dormido fue sin duda una de mis debilidades.

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