Capítulo 28

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Narra Purre

Dormir en la misma habitación que Pilar se estaba convirtiendo en una misión extremadamente difícil, mi deseo por ella estaba creciendo. Ni siquiera podía quedarme en la misma habitación con ella por mucho tiempo. Controlarme era cada vez más difícil.
Y hoy es nuestro último día en España, iba a extrañar los días que vivimos aquí. Tengo que admitir que fue días increíbles. Nos íbamos alrededor de las 3pm mañana. Estábamos en la piscina ahora. Es calentado desde el hotel.
Usé todo mi autocontrol para no mirar demasiado a Pilar. Pero ella es increíble. Hermosa, no había exceso en su cuerpo. Totalmente perfecta.
- Qué hacemos hoy?
Dice carolina saliendo de la piscina y envolviéndose en una toalla.
- Creo que nada
Pilar responde tomando un jugo con una pajita que no debería ser sexy, pero no pude mirarla por mucho tiempo.
- Cómo no? Carolina dice: - No voy a quedar atrapada dentro del hotel, estoy embarazada, no muerta.
Ella hace reír a todos.
- Así que tú y Manuel vete.
Le contesto
Pilar se pone un poco nerviosa por estar sola conmigo.
- Sería bueno salir con todos.
Ella habla.
- Yo también pienso
Completa Manuel.
- Sí, vamos a una fiesta y veamos a Simon.
Dice envolviéndose en la toalla y dirigiéndose hacia los dormitorios con Manuel.

Eran más de las ocho de la noche, estaba en la habitación preparándome, solo tenía que ponerme la camisa. Pilar estaba parada frente al espejo arreglando su cabello. Ella estas hermosa Con shorts muy ajustados, demasiado. Y una blusa un poco más larga.
Olvidaste que hace frío afuera.
- Por qué no dejas de mirarme Purre? Ve a prepararte
Ella habla mirándome por el espejo.
Me río
- Porque admirarte es mucho mejor.
Me levanto de la cama y camino hacia ella, lentamente le doy un beso en el cuello.
Ella se estremece.
- Purre..
Enrollo mis manos alrededor de su cintura y la giro para que me mire.
- Habla Pilar..
Ella se ríe y me encantó escucharla reír.
- Eres un tonto

Ella me mira a centímetros de mi cara y camina con los ojos en mi pecho, luego vuelve a mirarme con una sonrisa. La acerco a mi cuerpo y la beso lentamente. Ella corresponde envolviendo sus manos alrededor de mi cuello.
Ella se aleja un poco.
- Lleguemos tarde..
Sale como un susurro
- De verdad quieres ir ahora? No me importa si llegamos un poco más tarde..
Ella no contesta. La veo tragar y sus mejillas se ponen rojas.
Esa timidez de ella me volvió loco.
- Te quiero, Pili.
Susurré contra su oreja, mordiendo su lóbulo lentamente.
Ella me besa de nuevo en respuesta, yo respondo con intensidad. Mi boca y la de Pilar no salieron por mucho tiempo, bajé mis labios y mi lengua lentamente hasta su barbilla, cuello. Ella deja escapar suspiros intensos. Haciéndome aún más loco por ella.
Coloco mis manos en sus caderas y jalo su cuerpo, presionándome más fuerte, haciéndola sentir mi deseo por ella.
Ella suspira y susurra suavemente:
- Yo también quiero a ti, Purre.
Eso era todo lo que necesitaba escuchar, era todo lo que más soñé.
Lentamente me levanta por la nuca.

Levanto su blusa muy lentamente, pasando mi mano sobre su vientre, acariciándole la espalda y, finalmente, presiono mi cuerpo contra sus senos. Ella me ayuda a quitarme su camisa, y tan pronto como la miro a los ojos, el brillo es intenso. Ella me sonríe , con una lencería azul.
Parecía estar en un sueño.
Ella es perfecta.
Me humedezco los labios admirándola delante de mí.
Abro el botón de sus jeans cortos, tomo el tiempo suficiente para disfrutar este momento, era incontrolable no mirar cada detalle de su cuerpo.
Ella pasa sus manos sobre mi pecho, luego baja por mi espalda, presionando su cuerpo contra el mío.
Con mi mano en su cadera, envuelvo sus piernas alrededor de mi cintura, pegando nuestros cuerpos y camino con sus piernas entrelazadas en mi cintura hasta la cama.

Me acuesto encima de ella en la cama, le paso la mano por la cara y la miro a los ojos. Sé que aunque intenta ocultarlo, está nerviosa. Estoy seguro de que es su primera vez. Esto es bastante normal.
- Confías en mí? Me mira a los ojos y asiente - Prometo ir despacio, no debes tener miedo.
Ella asiente nuevamente y se calma, la beso lentamente otra vez. Y tu cuerpo parece relajarse. Ella cierra los ojos y la miro por un segundo.
- Te amo, Pilar.
Susurro suavemente con sus labios pegados a los míos. Recé para que ella no escuchara. Ella toma sus manos agarrando mi cabello y llevo mi boca hasta su cuello con ligeros mordiscos.

Realmente hoy ella es mía.

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