Capítulo 43

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Narra Pilar

Estaba en el piso del hospital, no iba a salir de aquí. Habían pasado muchas horas. Los chicos ya se habían ido a casa. Solo Carolina se había quedado, pero yo insistía en que se fuera, tampoco quiero que le pase nada a mi sobrino. Mi mente solo pensaba en Purre y en cómo está ahora. Cuánto quiero ayudarlo, estar a su lado.

Es demasiada tortura, no puedes verlo.
Mi teléfono celular comienza a sonar y veo en la pantalla que es mi madre.
Respiro hondo y luego respondo
- Hola mama
- Hola hija! Cómo estás? Tu voz era animada. - Tu papá y yo podemos ir al aeropuerto?
Dios, no le dije a mi madre que no fui a México.
- Mamá ...
Ella me interrumpe
- Si llegamos tarde es culpa de tu padre, le lleva toda la vida salir de casa.
Ella se ríe y mi papá se ríe al otro lado del teléfono. También termino riéndome, y mi corazón se hunde porque no les advertí que ya no iría.
- Pero todavía estoy en Argentina..
- Qué quieres decir? La última vez que hablamos ibas al aeropuerto
- Sí, madre, pero ...
Ella me interrumpe
- Ah, Pili, tu vuelo se retrasó?
- No mamá. Susurro. Pasaron algunas cosas y decidí quedarme..
Carolina me interrumpe gritando.
- PILAR, PURRE DESPERTÓ.
- QUÉ?
- SÍ.
Ella grita alegremente
- Hija? Pilar?
Mi mamá me llama en la llamada.
- Mamá, tengo que colgar.
Cuelgo el teléfono.
Corro hacia la puerta de su habitación, incluso sin autorización lo vería, la novia es familia.

**
Estaba a cinco minutos de abrir la puerta de su habitación. Me temblaba la mano para abrir esa puerta y ver cómo estaba. No estaba logrando ser fuerte.
- Cálmate, vamos. Pilar, él te necesita.
Yo hablo conmigo mismo.
Giro la manija fría y empujo la puerta con el resto de mis fuerzas.
Y ahí estaba él.
Él estaba herido, aparece un inmenso deseo de llorar, todo esto es mi culpa ...
Pilar tranquilo, calmáte.
Purre estaba distraído mirando el techo blanco de la habitación y aún no había notado mi presencia allí.
Camino lentamente hacia su cama donde él estaba lleno de cables conectados a su cuerpo.
Después de un rato su mirada desde el techo, se vuelve hacia mí.
Y Purre me mira.
Pareció sorprendido.
La sensación cuando me mira es siempre la misma, me da un escalofrío, que incluso me olvido de cómo respirar.
Lo extrañé mucho.
Nuestros ojos no se desviaron ni por un segundo.
Di unos pasos más hacia adelante, manteniéndome cerca de él en la cama.
Necesitaba escuchar su voz, nos necesitamos uno a otro.
- Lo siento, Purre ... susurro. - Lo siento por todo, todo es mi culpa.
Mi garganta ya se estaba cerrando debido a las lágrimas que me caían por la cara.
Necesitaba hablar, y él solo me miró. Esto me dolía mucho.
- Purre? Tomo tu mano. - Está bien si no quieres hablar conmigo ... Te entenderé, pero solo necesito que me perdones... Miro a él... - Por esto ... Por favor.

Me desesperaba si él había perdido la memoria? Si él no supiera quién soy? Dios mío.
Yo necesitaba dejar de llorar, lo estaba asustando. Decido que no es un buen momento para hablar con él.
Me levanto hacia la puerta y me doy la vuelta por última vez para mirarlo.
Respiro hondo y hablo:
- Solo quiero que sepas ... Te amo, Purre. Te miro a los ojos y veo un brillo. Me alegra haber dicho cuánto me importaba. Hablo nuevamente con mi voz quebrada. - Sé que estaba equivocada, podría haberte advertido.
Pero sabía que si te veía, cambiaría de opinión. Gracias Purre, por todo lo que hiciste por mí, por todo lo que aprendí, para la persona que me cambiaste. Soy increíblemente agradecida de haberte conocido. - Te amo más de lo que podría imaginar, espero que puedas perdonarme..
Me limpio la cara con la mano, limpiando las lágrimas.
Estaba totalmente sin fuerzas incluso para hablar.
Él permanece en silencio.
- Pilar ... sonrío tan pronto como lo escucho decir mi nombre, y me acerco a su lado. - Hablas mucho ... Te amo, Pilar.
Estaba paralizada sin creer.
- Purre..
Susurro
Él intenta sonreír pero termina gimiendo de dolor.
- Necesito disculparme contigo ... fui un idiota.
Él habla en voz baja y abre su sonrisa más bella.
Vuelvo a cerrar la puerta del dormitorio y camino hacia su cama. Mis manos van a tu cara, acariciando lentamente.
- No Purre, no eres un idiota ... Por favor, solo lo siento ... Te lo ruego. - Eso es todo.
- Pero no hiciste nada, Pili.
Con dificultad, pone su mano sobre la mía.
- Por supuesto que sí, creí una mentira y casi te pierdo.
- Qué quieres decir, mentira?
- Te diré luego
- No deberías estar en tu casa ahora?
Él pregunta y yo sonrío.
- Estoy en casa, Purre ... Me mira confundido. - Bueno ... Argentina es mi hogar.
Me mira con incredulidad y yo le sonrío.
- Quiero estar contigo, Purre. Estoy donde siempre debería estar, a tu lado.
Me da la mano.
Me acerco lentamente a su rostro y le doy un breve beso en los labios.
- Vas a irte de aquí, mi amor. Sé que eres fuerte, pronto estarás en casa y te cuidaré.
Purre me mira
- Morí y estoy en el cielo?
Me río y veo a una enfermera entrar en la habitación. Ella me mira.
- Dónde está tu tarjeta de visitante?
Ella me pregunta y camina a Purre con varios medicamentos.
- Yo ...
No pude encontrar una excusa.
- Sal de aquí, fingiré que no te vi. Por favor, solo regrese cuando él vaya a su habitación y pueda recibir visitas.
- Está bien, lo siento.

**
Carolina estaba en el pasillo del hospital, Dios mío. Ella necesitaba irse.
- Entonces, cómo estuvo Pili?
Ella me pregunta esperanzada y se sienta en el banco a mi lado.
- Hablé mucho. Comienzo a reír. - Pero está todo bien.
Ella sonríe
- Sabía que estaría bien, Pili, necesitas comer, no has comido en horas. Y ir a casa y descansar un poco.
La interrumpo
- No me iré de aquí
- No puedes visitarlo Pilar, seremos expulsadas de aquí.
- Estoy segura de que pronto Purre estará en la habitación y estaré con él todo el tiempo.
Carolina resopla
- Necesitas cuidarte, incluso estás pálida, Pilar.
Yo respondo
- Y tú necesitas cuidar a mi sobrino. Vete a casa, estoy bien.

Saco mi teléfono celular y veo que hay varias llamadas de mi madre. Ella merecía una explicación.
Salgo del hospital y llamo a su número.
Iba a contarle todo ella.
Explicarte por qué decidí quedarme en Argentina.

De hecho, Argentina sería mi nuevo hogar.

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