Nuestra Vida Sexual ~Emiliaco~

Auto

La pareja van rumbo a Cuernavaca a las vacaciones familiares que se les ocurrió organizar a la familia del rizado, esté es el que va manejando, mientras que Joaquín sólo va mirando el paisaje, a través de la ventana.

— Sabes, no quiero llegar con la familia —mencionó el castaño, rompiendo el silencio que había desde hace unos momentos.

— ¿Por qué dices eso? —preguntó Emilio manteniendo totalmente fija la mirada en la carretera.

— Tú lo sabes, a pesar de que nos "aceptan", no dejan de mirarnos raro y me siento muy incómodo, además de que tu madre me desta —musitó Joaquín, abultado sus labios inconscientemente.

— Se que es incómodo, yo te entiendo, pero hay personas que de verdad nos apoyan, así el ambiente no es tan tenso —dijo el rizado.

— Tengo una idea para llegar más tarde y sin ningún estrés  —habló Joaquín tras quedarse unos segundos en silencio

— ¿Cuál es? —intrigó Emilio, bastante curioso.

— Ya verás —comentó el castaño, desviando de nuevo su mirada a la ventana.

Pasan algunos minutos, hasta que  Joaquín se se acomoda en el asiento, para después dirigir su mano a la entrepierna del rizado, él cual se tensa al instante, al sentir las caricias levantas y suaves.

— ¿Enserio? ¿Tu plan es tener sexo? —preguntó irónico Emilio.

— Es una gran idea, ambos lo disfrutamos, nos olvidamos del estrés de ir con tu familia, todo arreglado —expresó con una gran sonrisa el castaño.

Al no recibir respuesta Joaquín se acerca al rizado comenzando a dejar besos en el cuello de esté, mientras continua acariciando la entrepierna, sintiendo en su mano como se va formando la erección.

Luego de un rato Emilio ya tiene su miembro totalmente erecto, el castaño se detiene y baja en cierre  sacando el miembro inclinándose para meterse la punta a la boca, ahuecando las mejillas para dar una mejor sensación.

— ¡Bonito, aquí no! —pidió el rizado, jadeando.

Joaquín se separa sin decir nada, desabrocha el cinturón de seguridad y se pasa a la parte de atrás del auto, comenzando a quitarse el pantalón junto con el bóxer, bajo la mirada atenta de su novio, que lo observaba por el retrovisor unos momentos.

— ¿Qué estas haciendo? —preguntó Emilio, no recibiendo respuesta.

El castaño lleva tres de sus dedos a su boca para lubricarlo, para después llevarlos a su entrada, empezando a prepararse, soltando pequeños gemidos. Fue introduciendo cada uno de los dedos poco a poco, hasta que se encontraba con los tres en su interior, moviéndolos ágilmente, gimiendo sin vergüenza, soltando en varias ocasiones el nombre de su novio para probicarlo aún más.

— ¡Joder Joaquín! —expresó Emilio, antes de orillar el auto, quitándose el cinturón de seguridad, pasándose a la parte trasera en cuestión de segundos —Siempre consigues lo que quierés ¿no? —preguntó, viendo cómo el castaño asentia.

El rizado se acercó a Joaquín, tomándolo de las manos para su iras junto a su cabeza, ganándose un gruñido ya que  seguía preparándose con una mano.

Emilio se cómodo de tal manera que el castaño tuviera sus piernas alrededor de su cadera, mientras seguía acostado. Para después comenzarlo a besar con pasión.

Cuando se separaron Joaquín rápidamente terminó de desvestir a su novio.

— Vaya que estas necesitando —expresó el rizado, recibiendo una mala mirada de Joaquín.

Con una gran sonrisa, Emilio desiste al castaño y una vez listo introduce  sus dedos dentro del contrario, para prepararlo. Pero de inmediato Joaquín lo toma de la mano para alejarlo.

— No, te necesito, a ti —pidió el castaño jadeante.

De inmediato el rizado saca sus dedos, tomando su miembro, guiandolo a la entrada de Joaquín, al menos hasta que lo interrumpieron.

— Condón, ponte condón, hay en la guantera del auto —exigió el castaño impidiendo que se introduzcan en él.

— Pero ya no usamos condón —recordó Emilio, pues era cierto llevaban meses sin usarlo.

— No quiero que dejes un desastre en mi, sería incómodo estar así con tu familia —comentó Joaquín.

— Ya que —aceptó el rizado, pues al final no iba a incomodar a su novio.

Emilio, va por el preservativo a la guantera del carro, cuando regresa, de inmediato se coloca el preservativo, alineandose con el castaño para introducirse de una manera lenta, una vez adentro no se mueve para esperar a que se acostumbre.

Una vez que Joaquín se acostumbro movió sus caderas, rápidamente Emilio comienza a moverse, haciendo que ambos empiecen a jadear.

Las estocadas tienes un vaen lento pero preciso, Emilio conocía tan bien el cuerpo del castaño que en cada movimiento daba en el punto.

El ritmo iba aumentando, al igual que los gemidos que retumban en el auto, por parte de ambos.

Joaquín amaba, cada sensación que tenía su cuerpo, con cada estoncada que realizaba el rizado  hacia a su cuerpo vibrar de las sensaciones tan placenteras, por lo que era imposible no gemir cada vez más.

— ¡Ahh, Emi! —gimió el castaño.

No faltó mucho para que Joaquín se viniera, su cuerpo comenzó a tener espasmos, mientras disfrutaba de su orgasmo. Todo lo que sentía se aumentó aún más  Emilio seguía moviéndose.

Una vez que el castaño recuperó un poco el aliento, el rizado se detuvo sentándose en el asiento, de inmediato entendió, por lo que se acomodo en el regazo, volviendo a meter el miembro en su interior comenzando a dar saltitos, con ayuda de su novio que lo tomaba de la cintura.

Duraron algunos momentos así hasta que Emilio soltó un gémido más alto que los anteriores, teniendo su orgasmo, pero eso no impidió que el castaño dejara de moverse. Al terminar su orgasmo se separaron y el rizado se quito el condón amarrándolo para poder tirarlo después.

Ambos se quedaron sentados uno a lado del otro, por unos instantes. Después limpiaron un poco el desastre, vestirse y regresar a sus asientos, encendiendo el auto para así seguir con el resto del trayecto.

Ambos en definitiva pensaron que en algún momento lo volverían a repetir.

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Gracias por leer y para los que me dieron ideas, desde el siguiente capítulo serán publicadas y si tienen alguna idea déjela en los comentarios y con gusto la escribiré a su tiempo

Los amo 💜