Epílogo

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Años después...

La pareja se estaba besándo, con necesidad, el rizado que estaba encima del cuerpo de Joaquín llevó sus manos a la camisa que tenía su esposo, quitándola, aprovechando para dejar varios besos en el torso de su esposo, escuchando los pequeños suspiros.

Volvieron a unir sus labios, el castaño aprovecho para quitar los pantalones de pijama y la ropa interior de Emilio, dejándolo completamente desnudo encima de él.

Terminaron el beso con un chasquido, el mayor quitó la prenda restante de Joaquín, esté aprovecho para darle la vuelta al asunto quedando el encima.

—Rápido antes de que despierte —pidió, más bien suplicó el mayor.

El castaño asintió rápidamente, tomó el miembro de Emilio en sus manos, colocándole el condon. Levantó un poco su cuerpo, para poder guiarlo, a su entrada, bajando lentamente, sintiendo como es llenado, ya se había preparado cuando se baño, por lo que no le molestaba tanto la intromisión. Rápidamente comenzó a marcar el ritmo, mordiendo su labio inferior, para evitar soltar algún sonido.

Emilio llevó sus manos a la cintura, del menor ayudando con el ritmo, enterró su cara en el cuello de esté, comenzando a bejar pequeños besos y mordidas cuando sentía la sensación de gemir.

— Ni se te ocurra dejarme marcas —jadeo, el castaño.

— Las haré más abajo —respondió, mordiendo el pecho de su esposo.

El ritmo no era muy rápido, sólo querían disfrutar del momento y del cuerpo contrario, tenía ya mucho tiempo que no hacían el amor, y a decir verdad lo extrañaban.

Mas pronto de lo esperado, su orgasmo se sintió cerca, Joaquín intentaba callarse lo más posible, pero desde que encontró su punto eso parece imposible, su labio lo siente a punto de sangrar.

El rizado sigue totalmente concentrado en morder todo el pecho del castaño, dejando muchas marcas que esta seguro que no le agradará a su esposo.

Justo cuando ambos tienen su orgasmo, se escuchó un fuerte llanto, en toda la casa. Rápidamente Joaquín se levantó aún con las piernas temblorosas, quito el condon agarrándolo y tirándolo al bote de basura, limpio el pequeño desastre en el cuerpo del rizado.

— Yo preparo la mamila —murmuró Emilio terminando de vestirse.

Joaquín asintió, en cuanto terminó  de colocarse su ropa salió a la habitación de a lado, rápidamente se acercó a cuna, tomando a la bebe en brazos arrullandola para intentar que se calme, en lo que llega el rizado.

Momentos después Emilio llega, de inmediato le pasa en biberón, a su esposo, haciendo que esté comience a darle de comer a la pequeña.

Decidieron adoptar a Melany, un poco después de cumplir sus tres años de casados, fue cuando básicamente ya habían probado de todo en su "vida sexual" literalmente todo.

Al principio Joaquín tenía algunas dudas respecto a adoptar, pero el rizado se encargó de disipar cada una de ellas. El proceso fue bastante largo pero al final lo lograron.

No fue nada sencillo el acostumbrarse, a tener a una bebé de nueve meses, había ocasiones donde ambos terminaban muy desvelados, debido al llanto de la pequeña.

No hace mucho Melany, cumplió su primer año, le hicieron una fiesta, no invitaron a muchas personas, solo a sus amigos más cercanos y a la parte de su familia que los apoyaba. Aunque el tener pocos invitados no fue un impedimento para una gran celebración, la pequeña estaba muy feliz ese día.

— Es preciosa —susurró Emilio, acariciando la mejilla de la pequeña que tenía en brazos su esposo.

— Lo sé —musitó el castaño, quitándole la mamila a Melany, para acostarla en la cama.

La pareja se quedó viendo, unos momentos a la bebé antes de irse de regreso a su habitación, donde se acurrucaron entre sí.

— ¿Eres feliz? —intrigó el mayor de repente.

— Por supuesto que lo soy, ¿y tú?

— Soy más que eso —suspiró— Cada momento que he pasado contigo, es más que especial, pero admito que todo ha mejorado desde que nos casamos cariño.

— También pienso eso, pero el mayor logro llegó después de que llegó Melany a nuestras vidas —recordó el castaño.

— Algo que pensé que jamás llegaría a pasar, sucedió por esa pequeña —dijo Emilio con una gran sonrisa, pensando en el momento que su madre, le llamó para decirle que quería conocer a su nieta.

La relación de la madre del rizado, con Joaquín, ha mejorado, al menos ya no lo ignora, pero aún falta demasiado por progresar ya que había ocasiones donde la señora seguía haciendo sentir mal al castaño con sus comentarios.

Emilio siempre estaba pendiente de las interacciones de su madre con su esposo, para intervenir en cuanto fuera necesario, en especial para ponerle un alto a su progenitora, si se alejo de ella en una ocasión, lo volvería a hacer si, ella no se esforzaba para llevarse bien con el menor.

Todos sabían que no era fácil, el construir una buena relación cuando, nunca la hubo, pero todos se estaban esforzando.

También un gran cambio en los últimos meses, fue el que la madre del castaño, decidió mudarse de regreso a México, quería ver crecer a su nieta, aunque también venía a apoyar a los padres primerizos y vaya que lo hizo, ya que les tuvo que enseñar casi todo, además que también cuida a la bebé en algunas ocasiones.

— Te amo —susurró Joaquín.

— Te amo más mi bonito.

Se dieron un pequeño beso, antes de acomodarse en posición de cucharita, dejando al castaño ser la más pequeña. Bastaron unos momentos para que ambos quedaran  profundamente dormidos.

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Gracias por leer los amo 💜

Nuestra Vida Sexual ~Emiliaco~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora