Jacuzzi

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Luego de aquella cena desastrosa con la madre del rizado, esté estuvo bastante pensativo toda esa noche; Joaquín no pudo evitar preocuparse, así que en la madrugada se tomó el tiempo de buscar algún lugar para relajarlo; un balneario con spa fue la opción que eligió.

La mañana siguiente ambos salieron rumbo al balneario, no fue difícil convencer a Emilio de ir. Llegaron al lugar tras más de una hora de viaje, fueron a la habitación que habían reservado para acomodar sus cosas.

— Amor ¿qué es lo que tienes? Todo el viaje no dijiste nada —preguntó el castaño, abrazo al rizado por los hombros.

— Nada bonito, no te preocupes todo esta bien —dijo sonrió.

— De acuerdo —suspiró— Estos dos días son para nosotros, así que olvidémonos de todo lo que nos preocupa y concentrémonos en disfrutar.

— Claro mi amor —tomó de la cintura al menor— ¿Vamos al spa? —Joaquín asintió.

[...]

Luego de disfrutar una tarde en el spa, fueron al restaurante para comer algo; Emilio ya no se encontraba pensativo como antes, el castaño lo tomó de la mano, llamando su atención.

— Te amo —murmuró Joaquín.

— Te amo más, agradezco que me trajeras aquí bebé.

— Me agradecerá más después de la sorpresa de hoy en la noche, pero mientras vamos a cambiarnos que me quiero meter a la alberca.

Pagaron la cuenta, regresaron a su habitación para colocarse su traje de baño. Después de cambiarse, caminaron, con sus manos entrelazadas hacia la alberca principal del lugar; Joaquín se sintió algo incómodo al sentir una mirada muy pesada sobre él, volteo hacia todos lados hasta que encontró al culpable, era un joven de su edad con cabello negro, decidió ignorarlo y continuó.

Al llegar a la alberca ambos se metieron, Emilio no perdió tiempo y de inmediato abrazó a su prometido por la cintura, aprovechando que este no alcanzaba a tocar el piso, en esa parte de la alberca.

— ¿Podemos ir a donde alcance a tocar, Emi? —pidió con un puchero.

— No quiero, así puedo abrazarte todo el tiempo bonito, además de hacer esto —le plantó un beso en los labios.

— De acuerdo, solo porque me gusta cuando me besas —dijo.

Estuvieron jugando, abrazándose y dándose pequeños besos, mientras estaban en la alberca; Emilio quiso ir a la zona de los toboganes, el castaño aceptó no muy convencido ya que le le daban miedo. Al final Joaquín decidió esperarlo en una de las albercas cercanas mientras que el mayor iba a divertirse un poco.

El menor, comenzó a sentir de nuevo una mirada sobre él, está vez intento ignorarlo, concentrándose en el agua, hasta que escuchó una voz que se la hacía familiar, pero sabía que no era su prometido.

— ¡¿Que ves idiota?! —grito aquella voz conocida, haciendo que quien miraba al castaño se fuera. Joaquín volteo encontrándose con uno de sus ex-compañeros de la universidad.

— ¡Hugo!, ¿cómo estás? —preguntó emocionado el menor.

— Muy bien, hace años que no te veo, lamento si te incomode, pero te sentí incómodo por la mirada de ese tipo.

— Por supuesto que no, al contrario muchas gracias.

Continuaron platicando, poniéndose al corriente de algunas cosas, aunque su platico fue interrumpida cuando Joaquín, sintió como lo abrazaban por detrás dejándole un beso en el cuello.

— Hola de nuevo cariño —susurró el rizado.

— Hola Emi, te presento a Hugo un ex-compañero de la universidad, Hugo el es Emilio mi prometido.

Ambos se dieron un pequeño apretón de de mano.

— Los dejó solos, espero que salgamos pronto Joaquín, te mando mensaje, cuidate —dijo Hugo, le dio un beso en la mejilla al castaño.

Después de que Hugo se fuera, Emilio se mantuvo totalmente en silencio, manteniendo su mandíbula apretada.

— Es sólo mi amigo, así que deja esos celos —pidió el menor, al ver que su prometido iba a reprochar continuó hablando— Y ni se te ocurra decir que no estas celoso, porque te conozco.

— Te dio un beso en la mejilla y vas a salir con él —reprochó.

— Y también corrió a alguien que me miraba mucho, así que no reproches.

— ¿Y por qué no me dijiste que alguien se te quedó viendo para golpearlo? —comentó.

— Pensé que sólo era mi imaginación, pero cuando te fuiste empeoró y Hugo me ayudó.

— Solo por eso ya no me voy a enojar, pero dile que no te bese la mejilla —pidió el rizado con el ceño fruncido.

— ¿Y en la boca si? —preguntó divertido, haciendo enojar aún más a su prometido.

Luego de aquel comentario Emilio se mantuvo en silencio y alejado de su prometido, esté le causó gracia al principio, pero después noto la verdadera molestia y se preocupo; pero sabía cómo lo iba a perdonar, así que como pudo arrastró al rizado al área de jacuzzis, donde reservo uno de los que estaban en una habitación, lo dejo adentro mientras que él iba a cambiarse.

Joaquín se colocó aquella sorpresa que convencería a Emilio dejar el drama que estaba haciendo; una vez listo, se colocó una bata de baño y regresó a donde estaba su prometido.

— ¿Que haces? —preguntó el rizado.

— Quitarte el enojo —murmuró, se quitó la bata, mostrando su cuerpo, que solo estaba cubierto por, una tanga amarilla; Emilio lo miró completamente encantado.

Joaquín se metió al jacuzzi, sentándose en el regazo del mayor, abrazándolo por los hombros, empezando a mover sus caderas, mientras dejaba pequeños besos en el cuello.

— ¿Tú plan es seducirme? —preguntó jadeante.

— Ambos sabemos que funcionará —mencionó muy seguro.

Emilio no dijo nada, llevó sus manos a las caderas del menor ayudando con los movimientos, se inclina para besar al castaño con desespero, llevando su manos al trasero del menor, tocándolo a su antojo.

Una vez que se separaron del beso, ambos con respiraciones agitadas, Emilio, rápidamente quitó sus trajes de baño, una vez ya desnudos; tomó su miembro y lo introdujo lentamente en el contrario, soltando varios jadeos por la sensación satisfactoria que le da esta dentro de Joaquín

Cuando el castaño se acostumbro, empezó a subir y bajar lentamente, empezando con las estancadas, disfrutando de cada sensación; en un movimiento más profundo tocó su próstata, haciéndolo soltar un gran gemido.

— Ahhh...Emi —gimió aferrándose a los hombros del rizado.

Emilio posicionó sus manos en la cintura de Joaquín ayudando a facilitar los movimientos; Joaquín daba unos movimientos de caderas que hacían delirar a los dos, pero  principalmente al rizado.

El ritmo de las estocadas había aumentado  ambos soltaban fuertes gemidos, sus cuerpos estaban apuntó de estallar. Fue en un movimiento donde Joaquín no aguanto más y se vino en el agua del jacuzzi, aún durante y después de su otgasmo no detuvo los movimientos causando que  instantes después Emilio también se viera pero dentro de él.

— Te dije que funcionaria —susurró jadeante el menor— Aún no se la razón de tu enojo, lo dije de broma.

— Calla es tu culpa por ponerte algo tan provocativo —suspiró— Admito que hice drama, pero tu broma no causó risa.

— Ya no haré ese tipo de bromas, ¿todo bien entre nosotros?

— Todo bien bonito, te amo—dijo el rizado.

— Te amo más.

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Gracias por leer los amo 💜

Nuestra Vida Sexual ~Emiliaco~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora