Dormido

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Emilio se encontraba despierto, no hace mucho estaba dormido, sólo que su erección comenzó a doler demasiado; su prometido lo provocó justo antes de dormir, dejándolo a medias. Logró dormir unos momentos ya que su erección se había bajado un poco, aunque para su desgracia el castaño comenzó a moverse mucho y como lo estaba abrazando por la espalda, los movimientos hicieron que volviera a despertar su miembro.

Llevó sus manos a los bordes de la camisa de su prometido, subiendola más arriba de la cintura, para poder acariciar las caderas, mientras restregaba un poco su miembro, contra el trasero de Joaquín, causando que su erección aumente aún más.

Bajo una de sus manos, hasta la altura del miembro del castaño, acariciando con las llemas de sus dedos, sobre la tela del bóxer, sintiendo como comenzaba a endurecerse por sus caricias.

Después de un rato decide dejar de acariciar, toma de nuevo la camisa, solo que esta vez comienza a bajarla, justo cuando termina de colocarla en su lugar, escucha un pequeño suspiro frutado; sonríe satisfecho sabía que Joaquín estaba despierto desde que lo provocó, al estar ya cien por ciento seguro de eso, le da la libertad de continuar.

Lleva de nuevo sus manos adentro de la camisa, buscando el elástico de los boxers, cuando lo tiene comienza a tirar de ellos, dejándolos hasta medio muslo, tomó el miembro del castaño comenzando a masturbarlo un poco, mientras que con su otra mano empezó a acariciar superficialmente la entrada, escuchando pequeños jadeos.

Detuvo ambos movimientos, para quitar por completo su bóxer y de paso el de su prometido, dándose cuenta que estaba mordiendo el interior de su mejilla para evitar hacer ruido.

Emilio dejó que su glande, rozar a con la entrada del castaño, moviendolo un poco para provocar, aún más.

— Puedes abrir los ojos, sólo para que te haga el amor —pidió el rizado, con voz más ronca de lo normal.

— ¿Desde cuando sabes que estoy despierto? —preguntó el menor.

— Los sospeche cuando te restregaste contra mí, pero lo confirmo cuando soltaste un suspiro —contestó— Ya que tu comenzaste eso, debes llevar el control —dijo separándose de su prometido, acostándose por completo en la cama.

Joaquín sonrió victorioso, se levantó para sentarse en el regazo del rizado, causando un gemido en ambos, ya que ninguno tiene ropa interior. Llevó sus manos al abdomen, acariciando por debajo de la playera. Se inclinó para comenzar a repartir besos, mientras subía la playera; besando todo el pecho, abdomen e incluso cuello, al final botó la playera a algún lugar de la habitación.

El castaño se levantó un poco las caderas, tomando el miembro de su prometido en sus manos, para guiarlo a su entrada, bajando lentamente introduciendo lo en él; sintiendo como lo llenaba por completo.

Unos momentos necesitó Joaquín para  acostumbrarse, se apoyó del abdomen  del rizado, para comenzar a subir y bajar lentamente, movió un poco sus caderas acomodándose.

El ritmo es lento pero profundo, en una estocada tocan  el punto del menor y este no puede evitar soltar un gemido audible.

Emilio apretó el agarre de la cintura, aumentando un poco el ritmo, mientras que Joaquín recargaba sus manos en el pecho, ayudando a los movimientos. Se unieron en un beso desordenado, mientras continuaban moviéndose.

El castaño echó la cabeza hacia atrás al sentir como tocaba su punto, soltó un gran gemido, inconscientemente aumento en ritmo.

Sus cuerpos comenzaron a llenarse de sudor por el esfuerzo,  Emilio refuerza el agarre de la cintura para ayudar a las estocadas; algunos momentos después siente el cosquilleo en su abdomen, segundos después se viene dentro de su prometido.

Joaquín al sentir el orgasmo del rizado, detiene el ritmo por completo,  solo mueve sus caderas un poco después se viene, manchando el abdomen del contrario.

Aún jadeantes se separaron, acostándose en la cama, Emilio abraza al menor por la cintura, mientras que esté coloca su cabeza en su pecho.

— Todavía me sorprende que me descubrieras —dijo el castaño.

— No debe hacerlo, te conozco lo suficiente para saber que desde que me otovicaste la primera vez tú también querías y el que me despertarás solo lo confirmo —murmuró seguro.

— De acuerdo —susurró acercándose aún más en su prometido.

— ¿Segunda ronda? —preguntó besándo la sien del castaño.

— Me gustaría —dijo Joaquín, causando una sonrisa del rizado— Pero mañana llega mi madre temprano y quiero caminar bien cuando la recojamos en el aeropuerto, no quiero que se burle de mí, otra vez.

Emilio soltó una risa, recordaba a la perfección como se burló de su propio hijo— Me emociona ver a mi  suegra después de más de un año —admitió, con una gran sonrisa.

— Solo lo dices porque te ama —reprochó el castaño— Hasta pienso que te quiere más a ti.

— No exageres primero es su hijo y después su yerno cariño.

— Vino desde Canadá solo para verte y consentirte porque te dio sarampión cariño —recordó.

— Mejor dejemos ese tema —pidió Emilio, dándose cuenta que no terminaría bien— Hay que hablar de nuestra boda que será en una semana, ¿cómo te sientes con ello?

— Estoy muy emocionado y feliz, pero primero me preocupo por nuestra despedida de solteros, no confío tanto en Jimena.

— Al menos nos dejó tenerla juntos, aunque lo único que pido es que no se le ocurra llevar stripers —musitó Emilio.

— No se si lo dices por celoso, o porque de verdad no quieres.

— Ambas, pero ¿a poco tu si quieres que contrate? —preguntó con el ceño fruncido, mostrando su inconformidad.

— No me interesa, ningún stripers al menos que seas tu —susurró.

La pareja se unió en un beso pasional y necesitado.

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Gracias por leer, los amo 💜

Nuestra Vida Sexual ~Emiliaco~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora