Daddy

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Es el último día de vacaciones de la pareja, mañana tomarán su vuelo de regreso a casa. Antes de irse Joaquín decidió darle una sorpresa al rizado, recuerda que hace mucho entre algunas bromas, le comentó que se la hacía bastante excitante la idea de imaginarse lo como baby boy. Siendo honesto la idea no le molestaba, pero tampoco era su favorita, le incomodaba un poco la idea de usar falda, por pensar que la prenda no le quedaría bien.

Sin embargo lo haría para sorprender a Emilio. Decidió que el iría a comprar las cosas necesarias, mientras que a su pareja lo mandaba a casi el otro lado de la ciudad a donde solo vendían su postre favorito.

Llegó a la plaza, ya que ahí esta la tienda correcta para comprar lo necesario; da un gran suspiro y entra a la quedando fascinado con las múltiples prendas que había, incluido algunos juguetes sexuales. Le llama la atención una pequeña falda color rojo que decide tomar, con un poco de nerviosismo; continúa caminando cuando ve unas medias color negro que llegan a media pierna, junto con un top de estilo red. Mira dudoso, del top estaba seguro pero de las medias no, luego de un debate mental las toma; camina a la caja, pero justo antes de pagar, ve una linda ropa interior de encaje que también decide comprar. Luego de pagar todo sale de la tienda con una gran bolsa y un sonrojo en las mejillas.

En cuanto llega a la habitación, Joaquín esconde las cosas, para evitar que el mayor las vea. Prende el televisor y coloca una película para evitar sospechas.

Más de veinte minutos después, llegó Emilio con su postre favorito, el menor corre a abrazarlo y le da un profundo beso, para después agradecerle. Se sientan a continuar viendo la película mientras disfrutan del postre.

[...]

Al llegar la noche, Joaquín se metió a dar un baño, mientras que el rizado se quedó viendo otra película. Al terminar de ducharse salió con una bata cubriendo su cuerpo.

— Amor, métete a dar un baño —pidió el castaño en cuanto termino de decir eso, el mayor hace un gran puchero— Anda métete y al rato que salgas podemos hacer varias cosas. —le da un corto beso.

— Mejor me baño después, siempre quedamos bien sudados —propusó Emilio sonríendo tierno— Y si me baño dos veces seguidas me voy a desgastar. —exclamó frunciendo el ceño.

Joaquín da una mala mirada, el rizado suspira y camina remarcando sus pasos, como niño regañado, entrando al baño. Causando la risa de su pareja  por la actitud, corre a sacar las cosas que compro, comenzando a vestirse, lo mas rápido posible.

Tras una ducha casi obligado, Emilio salió con solo una toalla en la cintura y aún un poco mojado; mira a la cama donde ve al menor acostado con una cobija, tapando totalmente su cuerpo lo mira extrañado.

— ¿Para qué la cobija? Digo estamos como a más de treinta grados —preguntó extrañado el mayor.

— Necesito que te sientes en la cama y cierres los ojos —pidió, ante la mirada confundida de su prometido, decide explicarle— Te tengo una sorpresa, anda.

Emilio da un fuerte suspiro y hace lo que el castaño le pide, esté mismo se arma de valor quitandose las cobijas colocandose justo enfrente de su prometido, le da la indicación de abrir los ojos y cuando lo hace, se le queda viendo con la boca abierta, mientras lo analiza con la mirada.

— ¿Qué? ¿No te gustó? —intrigó Joaquín más que nervioso.

— Jamás digas, eso te vez jodidamente precioso —murmuró el rizado más que fascinado aún sin quitar la mirada de su pequeño prometido.

— ¿En serio... Daddy? —preguntó el menor con cierto tono de inocencia, en especial en la última palabra.

Al escuchar como lo llamó, inevitablemente Emilio sintió como su miembro dio un brinquito, sonríe, acerca al castaño logrando que se siente en sus piernas, mientras lo toma de los muslos, acariciando por encima de las medias de red. Se inclina para poder besarlo, mientras siente las caricias en todo su torso.

El beso se vuelve más intenso y candente, cuando las lenguas se hacen presente al igual que las mordidas a los labios del contrario. El mayor comienza a acariciar debajo de la falda encontrándose con una tela de encaje, sonríe entre el beso.

Con las respiraciones agitadas, intentando recuperar el aliento, luego del beso. Emilio se tomó el tiempo analizar mejor la vestimenta de su prometido, sonríe ampliamente, antes de aventarlo a la cama dejándolo acostado boca abajo.

— ¿Dime que quieres cariño? —pidió el mayor mientras se coloca, sobre el cuerpo de su prometido, toma los bordes de la ropa interior, comenzando a bajarla lentamente, para acariciar la entrada.

— Lo quiero a usted... daddy ah—gimió Joaquín al sentir dentro suyo la punta del miembro de su novio.

— ¿Quieres que daddy, te haga venir pequeño? —murmuró contra en el oído el rizado.

Joaquín asiente frenéticamente, rápidamente el le levanta las piernas, colocándolo en cuatro, da un suspiro que es interrumpido, por un gran gemido al sentir todo el miembro de su prometido dentro de él, no sin antes lubricarlo comenzando un vaen fuerte y preciso dando justamente en su próstata.

El castaño se encuentra, entre sollozando del placer que le provoca, Emilio toma los rizos de su novio y los jala logrando que su cuerpo se curve, mientras se continúa con el ritmo frenético de las embestidas.

— D-daddy ah, ah—gimió Joaquín al sentir un enorme placer en todo su cuerpo, en verdad no se arrepentía de haber decidido hacer eso.

Con una sonrisa el mayor, se aferro más a las caderas de su prometido, sintiendo toda la estrechez al rededor de su miembro. Tras unos momentos después aún con el ritmo igual que antes, noto que el castaño estaba cerca por lo mucho que conocía el cuerpo.

— Oh, no bebe —murmuró,  Emilio tomando el miembro de el menor entre sus manos, con su pulgar presiona la punta del glande, evitando que se pueda correr.

Joaquín comienza a soltar gemidos un poco lastimeros, al sentir el ardor en su entrepierna, se remueve incomodo, intentando zafar el agarre para poder moverse. El mayor gruñe más fuerte, segundos después se corre dentro del castaño y en seguida también lo libera dejándolo venirse en el colchón y un poco en la falda que viste.

Totalmente exhaustos se dejan caer en la cama.

— Bebé te luciste totalmente —susurró el rizado dejando un beso en la mejilla de su prometido— Me fascinaria que te volvieras a colocar esta faldita un día de estos.

— Ya veremos — musitó Joaquín sonrojado acercándose para dar un beso— Te amo.

— También te amo —contestó más que feliz Emilio, en vaedad seguía más que extasiado con esa pequeña falda, cuando lo estaban haciendo le daba un toque más exitante.

Nuestra Vida Sexual ~Emiliaco~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora