Despedida De Soltero

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A tan sólo una semana exacta de su boda, era su despedida de solteros, ellos se negaban a tener una al principio;pero su amiga Jimena, no aceptó esa idea comenzando a plantearles una de inmediato, por lo que los se resignaron.

La pareja justo ahora iba llegando al lugar donde se llevaría a cabo, desde que les dijeron la dirección no les dio demasiada confianza ya que era un bar. Entraron con sus manos entrelazadas, vieron a varios de sus amigos, aunque les sorprendió el ver a la madre del castaño, de inmediato se acercaron a saludarla.

— Hola suegra —saludo el rizado besando la mejilla de la señora.

— Hola mis niños, por un momento pensé que no iban a venir —dijo.

— Por supuesto que no faltariamos, Jimena nos mataría —comentó Joaquín divertido.

— Lo sé, yo dude en venir ya que este tipo de fiestas no es para gente de mi edad, pero al final me anime —sonrió feliz— Por cierto querido, me alegro de que mi hijo se haya  acostumbrado.

— ¿Acostumbrarse a qué? — intrigó Emilio, ya que ninguno entendía a que se refería.

— Pues a tu tamaño, ya no me lo dejas caminando como pingüino y sin que se pueda sentar —habló divertida, el castaño se sonrojó por completo, mientras escuchaba las risas.

— ¡Mamá! Ya te dije que olvidaras eso,  no dejas de decírmelo desde que llegaste —reprochó Joaquín.

— De acuerdo, ya no lo mencionaré, pero solo les recomiendo que hagan los chupetones donde no se vean —dijo señalando las marcas rojas en los cuellos de ambos.

[...]

La fiesta empezó, algunos minutos después; comenzaron algunos juegos, dinámicas, la gran mayoría incluía alcohol dejando a varios ya mareados por el líquido, también bailaron. A decir verdad todo iba a la perfección, justo cuando la pareja dio por hecho que no iba a ver nada exótico, Jimena apareció con un pastel en forma de pene, causando la risa de todos.

— A ambos le gusta lo mismo, por lo que no hay problema —se excusó la rubia.

Tras superar el bochornoso momento, la fiesta continuó, bailando, bebiendo y divirtiéndose con sus amigos y algunos familiares. Aunque cuando la música se detuvo de repente ambos tuvieron un mal presentimiento, pero todo empeoró al ver como se iluminaba una silla que estaba en el centro del lugar; Lizeth la novia de Jimena apareció para llevar al castaño  a dicha silla, dejando a Emilio confundido.

Aunque todo tuvo sentido, cuando vieron a un joven aparecer, vestido de bombero; la pareja volteo a mirar mal a la rubia, dándole a atender su molestia, ya que había prometido nada de estripers.

Cuando el joven se paro enfrente del castaño, este le sonrió tímido, leyó la etiqueta en el traje que decía Carlos, por lo que supuso que era su nombre; a decir verdad era bastante lindo tanto el nombre como el joven y se notaba que tenía un buen físico.

La música inició y los movimientos de parte de Carlos también, movía un poco sus caderas mientras quitaba la parte de arriba de su disfraz mostrando su abdomen muy marcado. Joaquín se sonrojó un poco, le dio una mirada rápida a su prometido, quien tenía el ceño fruncido, se notaba su molestia; lo pensó un poco, decidió aprovechar para molestar a su prometido y de paso disfrutar de la experiencia, aunque no fuera de la persona que le gustaría.

Cuando menos lo noto, Carlos ya se encontraba en un short bastante pequeño y pegado, bailando; el castaño aprovechó para pasar ligeramente su mano por el abdomen marcado, mientras sonreía, volteo a mirar a su prometido que estaba echando humo literalmente.

Unos cinco minutos después se terminó al baile, Joaquín se levantó de la silla con una gran sonrisa, aunque se borró por completo al ya no ver a su prometido, le preguntó a los invitados y todos dijeron que se había ido; cuando fue al estacionamiento del lugar ya no estaba su auto, por lo que pidió un taxi para que lo llevarán a casa.

Al llegar a casa, fue a la habitación, en cuanto entró, lo tomaron rápidamente haciéndolo que termine acostado en la cama, Emilio se subió encima de él.

— Te gusta jugar con fuego ¿verdad cariño? —preguntó, el castaño asintió nervioso— Pues jugaremos.

Joaquín estaba por preguntar, cuando su prometido lo tomó de las muñecas rápidamente, dejándolo sin oportunidad de hacer algo para evitar que lo esposara.

El rizado comenzó a desnudar al castaño, tuvo que romper la playera que traía ya que por las esposas no podía quitarla; una vez que estaba completamente desnudo, abrió sus piernas, comenzando acariciar la entrada.

Joaquín sintió como introducían algo dentro de él, estaba por preguntar cuando sintió como él aparato vibraba en su interior, causándole soltar varios gemidos. El rizado sonrió satisfecho, se inclinó para tomar el miembro del menor en su boca haciéndolo soltar un gran gemido.

Para el castaño fue imposible no comenzar a removerse, al sentir su orgasmo tan cerca, de alguna manera se sentía abrumado de tanto placer, pero aún así le encantaba; unos momentos después tuvo su orgasmo, viniendo se en la boca de su prometido, quien se separó al terminar.

— ¿Vas a seguir provocándome? —preguntó, moviendo el vibrador en el interior de su prometido.

— No, ya no lo haré —susurró entre jadeos.

Emilio rápidamente sacó el aparato, dedicándole una sonrisa al castaño, antes de quitarle las esposas, en cuanto lo hizo, Joaquín lo tomó para darle vuelta quedando él encima.

— Eres un tramposo —reprocha el castaño.

— Lo dice quien, le coqueteo al stripers solo para provocarme, aún digo molesto —expresó.

— Que bueno que me dices, yo se a la perfección como quitarte el enojo ricitos —susurró, empezando a desnudar al rizado, una vez que lo hizo se acomodo para poder introducir el miembro en su interior.

Joaquín apoyo sus manos en el abdomen del rizado, comenzando las estocadas. Emilio posicionó sus manos en la cintura del castaño ayudando a facilitar los movimientos y al mismo tiempo aumentar el ritmo.

Debido al orgasmo anterior y que se encontraba sensible, el castaño tuvo su orgasmo, removiendo un poco, mientras disfrutaba de las sensaciones; moviendo sus caderas en círculos, buscando hacer llegar a su prometido, aunque en realidad, tras terminar de venirse, se separó, acomodándose entre las piernas de Emilio, tomando su miembro entre sus labios.

— ¡Oh bebé! —gimió sintiendo su orgasmo tan cerca.

Bastaron unos movimientos para que el rizado se viniera en la boca de su prometido.

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Gracias por leer, los amo 💜

Nuestra Vida Sexual ~Emiliaco~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora