Videollamada

5.6K 368 76
                                    

Joaquín se encontraba, acostado en la cama, comiendo un poco de helado, mientras veía un poco de televisión; estaba aburrido y extrañaba a Emilio. Odio el hecho de que tuviera que irse de viaje, independientemente del grito que dio cuando se enteró que iría con su secretaria,  aunque claro se calmó al saber que ya había cambiado de secretaria.

Estar tres días sin él parecía una eternidad, y más ahora que solo llevaba un día de viaje. Fue sacado de sus pensamientos al escuchar como su teléfono sonaba, de inmediato lo tomó y contestó.

— Hola Emi ¿como te va? —preguntó el menor.

— Me va muy bien bonito, solo que te extraño y demasiado, ayer tuve que dormir sin ti. —respondió el rizado del otro lado de la línea haciendo un puchero.

— También te extrañe, pero no seas dramático, no hace mucho dormiste en el sofá, todo por hacerte el digno —reprochó Joaquín, volteando los ojos.

— No seas mentiroso, si dormí en el sofá fue porque usted señorito, se despertó a media noche, y me corrió del cuarto que porque soñó que lo había engañado; así que el dramático es usted, mire que estar enojado casi todo un día por un sueño.

— Bueno, pero es que sentí super feo. Mejor dejemos ese tema y mejor dime a qué hora haremos videollamada —intrigó el castaño.

— Aún no lo se, tengo varias reuniónes y no tengo ni idea de cuanto duren; pero te prometo que así como termine y llegue a mi habitación, te marco ¿esta bien? Ahora debo irme. —murmuró Emilio.

— Está bien —suspiró— Espera todavía no cuelgues, solo quiero decirte que te amo, cuidate.

— También te amo, besos.

La llamada terminó, Joaquín suspiro se acurrucó un poco en su cama, estaba aburrido, no tenía ni idea de que hacer, lo de la boda estaba pausado un momento ya que lo que  faltaba elegir eran cosas para las que necesitaba a Emilio, además aún  faltaba más de dos meses para la boda.  Además que por el momento ya no trabajaba, y no tenía a su novio cerca para divertirse.

Decidió salir a dar una vuelta, así que tomó las llaves de su auto, se vistió un poco mejor y condujo a la plaza comercial más cercana. Ahí curioseo un poco por las tiendas pero nada le llamaba la atención, su mirada se posó en una sex shop, sin poder evitarlo fue hacia allá.

Al entrar se sorprendió un poco al ver tantas cosas, no era la primera vez que entra a una, pero aún así no dejaba de sorprenderse; camino por los pasillos, hasta que se detuvo un los dildos, se impresiono al ver había mucha variación. Inevitablemente tomó uno de color morado que llamó su atención, no era tan pequeño ni tan grande.

Sin pensarlo fue a la caja a comprarlo, al final un poco de diversión a falta de Emilio no le caería mal a nadie, además con el nuevo puesto de su novio esté viajaría más, por lo cual tendría más tiempo solo.

Condujo de regreso, al llegar subió a su habitación, para probar su nuevo juguete sin embargo  primero fue a darse un baño.

Al salir de la ducha, estaba solo con su toalla de baño, se acostó en la cama, desabrocho su bata; comenzó a pasar lentamente sus manos por su torso, cintura y piernas, comenzando a exitarse.

Se estiró al cajón, tomó el bote de lubricante, lo esparció un poco por sus dedos. Dirigió sus dedos a su entrada, comenzando a masajearla, ejerciendo presión para poder introducir un dedo en su interior, sacándole un jadeo.

Agrego un segundo dedo, gimió por la sensación, sus caderas se movieron inconscientemente buscando más contacto y más placer, introdujo un tercero, moviendolos lentamente.

— Ah, sí —gimió, sintiendo como tocó su próstata.

Lentamente retiró sus dedos, jadeando levemente, tomó el dildo entre sus manos y aplicó un poco de lubricante; lo dirigió a su entrada, introduciendolo lentamente; comenzó a moverlo un poco, al ver que se le complicaba, se levantó y  se acomodo casi a manera de hincarse.

Sontenia el dildo pegado a la cama, mientras él bajaba y subía su cuerpo lentamente, disfrutando de las gratificantes sensaciones.

En un movimiento, tocó su próstata, sacándole un gran gemido, justo cuando estaba por repetirlo, el sonido de su computadora lo interrumpió; intentó ignorarlo pero al ser tan insistente, volteo la mirada a la pantalla, noto que era una videollamada de Emilio.

De inmediato entró en pánico, como pudo se levantó de la cama, coloco la laptop en el escritorio y se sentó en la silla que estaba frente a él, soltando un gemido al sentir el dildo undiendose de nuevo en él.

Presionó el botón de contestar y de inmediato vio a Emilio.

— Hola mi amor, ¿por qué tardaste tanto en contestarme? —habló sonriendo ampliamente.

— Ah, hola, si me tarde fue porque no había escuchado la laptop —contestó nerviosamente el castaño.

— Bonito, te veo muy sonrojado ¿qué es lo que tienes? —preguntó preocupado.

— Nada —contestó rápidamente, inconscientemente se removió en su lugar —Ah —gimió al sentir como el dildo, se introducía más en él.

Cuando Joaquín subió la mirada vio a su novio mirándolo con una ceja alzada, el castaño se sonrojo a sobremanera.

— ¿Con que jugando solito, mi amor? ¿Tanto me necesitas? —murmuró, al no recibir respuesta, continuó— A ver bebé, muéstrame, quiero ver que es lo que haces.

Joaquín no dijo nada, alejo más la laptop, dejando ver casi por completo su cuerpo, un poco temeroso, tomó el dildo y subió su cuerpo, sacando casi por completo el dildo, bajó en un movimiento brusco, soltando un gran gemido.

— Carajo bebé, te ves tan caliente y sexy —murmuró con voz más ronca de lo normal.

El castaño continuó moviéndose, ignorando por completo a su alrededor, ni siquiera noto cuando Emilio sacó su miembro comenzando a mastubarse.

Ambos aumentaron sus propios ritmos, gimiendo y jadeando, cada vez más. Joaquín se encontraba al límite, bastaron unas estocadas más directas a su punto, para que se viniera manchando su abdomen, aún un poco exhausto posó su mirada en la pantalla, donde vio a su novio concentrado en acariciarse a sí mismo. Bastaron unos segundos, para que Emilio tuviera su orgasmo.

Hubo algunos segundos de silencio, mientras que ambos se recuperaban, ambos se miraron a través de la pantalla, sonriendose ampliamente.

— Tú nueva adquisición, es bastante interesante —admitió el rizado.

— Me será muy útil cuando te vayas de viaje —comentó divertido aún bastante sonrojado.

— Ya que, pero todo será recompensado cuando regrese —murmuró Emilio.

Joaquín se sonrojo y sólo asintió.

-----------------------------------------------------------

Tenía ganas de hacer este capítulo, ojalá les haya gustado.

Gracias por leer, los amo 💜

Nuestra Vida Sexual ~Emiliaco~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora