Melissa
Anda conmigo en brazos hasta llegar a su habitación y yo suelto mi bolso y mi abrigo en el suelo.
Acaricio su cara con las dos manos mientras sonrío y este me besa.
-No sabes cuantas veces he soñado con esto. Sobretodo cuando dormimos juntos, no se como pude controlarme.-suelto una carcajada pero este me la corta con otro beso. Me sienta en la cama quedando el de rodillas frente a mi y veo como sus ojos están llenos de deseo y tiro del cuello de su camiseta con cuidado levantándolo y haciendo que se tumbe encima de mi.
-Te deseo, te quiero dentro de mi Stephen.-este suelta un gruñido y estampa sus labios contra los míos dándome un beso salvaje.
En cuestión de segundos toda nuestra ropa desaparece quedando completamente desnudos. Este me mira con deseo al igual que yo a él y la temperatura no hace más que subir y subir, sin parar. Este deja besos desde mi cuello hasta mi barriga y de repente siento su lengua rozar esa zona de mi cuerpo tan llena de placer.
Me mira pidiéndome permiso y yo asiento casi rogándole para que siga. Su lengua sigue haciendo maravillas, cuando siento que voy a explotar de placer. Me agarro a las sábanas, cierro los ojos pero de repente Stephen se levanta y niega con la cabeza.
-Todavía no muñeca.-frunzo el ceño con la respiración agitada y este me besa.-Quiero que lo hagas cuando yo esté dentro de ti.-vuelve a besarme mientras se coloca entre mis piernas y sin decir nada más me penetra haciendo que suelte un gemido contra sus labios.
Siento como la mano de Stephen me acaricia llegando al final de mi barriga y la retiro.
-¿No has tenido suficiente?.-pregunto con una sonrisa y este niega mientras entierra su cara en mi cuello.
-De ti quiero más y más. ¡MUCHO MÁS MUÑECA!.-grita haciendo que me ría y que lo calle subiendo encima de él y besándolo.
-Shhh. No quiero que los vecinos se asusten.-digo y este me mira con una sonrisa pícara.
-Si no se han asustado ya con tus gemidos, no creo que se asusten por un grito mío.-me tapo la cara por la vergüenza y este me sorprende haciéndome cosquillas.
-¡Para! ¡Para por favor!.-digo mientras lloro de la risa y este se tumba encima de mi. Noto como sus partes rozan las mias y una ola de calor me inunda.
-Dejo de hacerte cosquillas sin lo cambiamos por otra cosa.-dice mordiéndome el lóbulo de la oreja y yo asiento hipnotizada. De repente caigo de que ninguna de las dos veces hemos utilizado preservativo y me levanto de un salto.
-Joder, corre.-digo buscando mi ropa por el suelo.-Stephen, tenemos que ir a la farmacia.-digo y este me mira extrañado.-No hemos utilizado protección.
-¿No te tomas las pastillas?.-pregunta con un poco de miedo y yo niego.-Joder.-dice el esta vez y se levanta corriendo para vestirse.
Stephen entra al coche con una pequeña bolsa blanca en su mano y me la da.
-Es la última vez que te la compro.-dice y yo frunzo el ceño.-La tía esa me ha hecho un cuestionario. Nunca he pasado tanta vergüenza en mi vida.-me rio y este me mira serio.
-Era eso, o un mini Stephen.-digo tocando mi barriga. Este niega y coge la caja abriéndola.
-Tómatela, tómatela.-dice con un tono burlón y sonrío.
Me tomo la pastilla y este arranca el coche.
-Vas a tener que empezar a tomarte las pastillas.-dice parando en un semáforo.
-O tú tienes que empezar a ponerte condón.-este sonríe y niega.
-Me niego a no sentirte al cien por cien. Ya que lo he probado, sé que voy a ser adicto a ti.-siento como mis mejillas se tiñen de rojo y me miro las manos avergonzada.-No me digas que te da vergüenza esto cuando hace una media hora estabas desnuda al lado mía.-vuelvo los ojos negando y este se ríe.-Me encantas.-deja un beso en mis labios y acelera ya que el semáforo se ha puesto en verde.
Voy tan concentrada en mis pensamientos que cuando Stephen para el coche me doy cuenta de que no estamos en la residencia.
-Esto no es la residencia.-digo mirándolo y este sonríe.
-Buena observación.-suspiro y este se ríe.-Está noche te quedas conmigo, ¿o eres de las típicas que se acuestan con uno y luego si te he visto ni me acuerdo?.-le pego un guantazo en el hombro y sonríe.
-Yo creo que eso más bien eres tú.-digo saliendo del coche. Este hace lo mismo y se pone a mi lado.
-Contigo no, contigo soy diferente. No me preguntes porque, yo ni siquiera lo sé.-deja otro beso en mis labios y siento que me estoy volviendo adicta a ellos.
A la mañana siguiente noto como el otro lado de la cama está vacío y me levanto extrañada. ¿Donde está Stephen? ¿Y si se ha arrepentido de lo que pasó ayer?.
Me levanto con cuidado y entro al cuarto de baño. Me lavo la cara, me enjuago la boca y me hago una cola alta.
Salgo y ando por el pasillo para ir al salón. De repente escucho unas voces y ando con mas cuidado para no hacer ruido.
-Entonces habéis pasado la noche juntos.-dice la voz de Trevor.-Joder, si que te gusta Mel.
-Me encanta.-dice Stephen y siento como mi corazón se dispara.-Es que es tan diferente a todas las chica con las que he estado. Y no me refiero al físico, aunque tiene uno increíble, si no a como me hace sentir.
-Dios, ¿¡Te está enamorando!?.-pregunta Trevor y siento como mi corazón se me va a salir del pecho. ¿Está enamorado de mi? ¿Estoy enamorada yo de él?
-Nunca me equivoco.-dice la voz de Sara en un grito y yo me sobresalto. Me giro y la miro seria.
-Shhhh vas hacer que me...-pero antes de que puedo seguir hablando Stephen lo hace por mi.
-Que te pille otra vez escuchando detrás de las puertas.-dice abrazándome por detrás y yo sonrío. Me giro abrazándolo por el cuello y niego.
-Técnicamente, aquí no hay ninguna puerta.-digo y este sonríe. Estampa sus labios contra los míos fundiéndolos en un beso mientras escucho los gritos de Sara, que pasa por al lado nuestra.
-Te dije que se morían el uno por el otro y que no les daba más de una semana.-suelto una carcajada y miro a Sara que está abrazada a Trevor.
ESTÁS LEYENDO
DANGEROUS
Storie d'amore-Eres peligroso.-digo con la voz temblorosa. - No hay nada más peligroso que una persona que te haga estrenar sentimientos. Por eso aquí la única peligrosa eres tú, por que has hecho que estrene un sentimiento. El amor.-dice y estampa sus labios con...