Melissa
Tiro mi bolso a un lado y me arrodillo junto a él.
-Estás empapado. Tienes que cambiarte o te pondrás enfermo.-digo cogiendo su cara entre mis manos.
-Me da igual, no creo que nada me haga estar peor que estar sin ti muñeca.-mis ojos se llena de lágrimas y me acerco a él uniendo nuestros labios. Este se sorprende pero no tarda en responder a mi beso.
-Vamos a mi habitación, tienes que cambiarte.-digo separándome de él y asiente. Le ayudo a levantarse y tiro de él hacia mi habitación.
Cuando estamos dentro voy a mi cuarto de baño y cojo una toalla.
-Sécate, tengo un chándal que me dejaste una vez cuando me quede en tu casa. Voy a buscarlo.-digo dirigiéndome al armario. Veo por el espejo como Stephen mira mi habitación y respira hondo. Coge la toalla y se seca la cara y el pelo. Cuando se va a quitar la sudadera aparto la mirada y me pongo a buscar el chándal.
Me giro con el en las manos y me encuentro a Stephen solo con la toalla liada a la cintura. Siento un calor inundar todo mi cuerpo y respiro hondo.
-Vístete mientras llevó la ropa mojada a la secadora y preparó café. Necesitas algo caliente.-cojo la ropa empapada y salgo de la habitación.
Cierro la puerta y suspiro. Esta destrozado y es por culpa mía.
Entro al cuarto de la colada y de repente aparecen Sara y Jess a mi lado.
-Es increíble como ha aparecido cuando justamente ibas a buscarlo.-dice Sara y yo siento mientras enciendo la secadora.
-A mi se me ha roto el corazón cuando le he visto arrodillarse.-Jess me mira con tristeza y siento mis ojos llenarse de lagrimas.
-Le he destrozado.-digo mientras un sollozo sale de mi boca. Las dos me abrazan muy fuerte y niegan mientras se separan de mi.
-No llores Mel.-dice Jess con tristeza.
-Entra ahí y demuéstrale cuanto le amas. Déjate llevar, Stephen te ama más que a su vida.-asiento y respiro hondo antes de volver.
Cuando entro a mi habitación me encuentro a Stephen ya vestido y sentado en el filo de mi cama. Me mira con tristeza en sus ojos pero me aparta la mirada rápidamente y me acerco a él sentándome a su lado. Noto como no puede mirarme a los ojos y me acerco un poco más a él.
-Te amo.-digo sin más haciendo que se sorprenda y que me mire con un brillo intenso en sus ojos.-Tenías razón, me enamoré de ti sin saber nada de tu vida y puedo seguir enamorándome cada día sin seguir sabiendo nada.-Éste me mira con una sonrisa de lado y niega con la cabeza.
-Tienes razón, tienes que saber de mi vida, de donde vengo, a qué me dedico, de mi familia. Todo sobre mí.-Siento un nudo en el pecho al escuchar esas palabras salir de su boca y algo dentro de mí me dice que no me gustará nada lo que me va a contar.-solo te pido una cosa, deja contarte mi historia hasta el final, no huyas, solo escúchala y luego decides.
Mi corazón se encoge y siento como mis ojos se llenan de lagrimas. Pestañeo un par de veces y miro al techo mientras suspiro. Le vuelvo a mirar y asiento dándole a entender que empiece.
-Yo vivía con mi padre y mi madre, éramos una familia totalmente normal. Con el paso de los años, tu vida va cambiando, te das cuenta de que todo no es tan perfecto como parece y yo me di cuenta cuando cumplí los quince años. Mi padre siempre fue un hombre que se entrega a su familia, pero mi madre eso no lo apreciaba. Un día cuando regresaba del instituto, regrese una hora antes, descubrí a mi madre con otro hombre en la habitación que ella compartía con mi padre. Desde ese día me convertí en un chico totalmente diferente, mi madre la mujer a la que yo veía como a una reina se había convertido en una traidora. Me suplico que le guardara el secreto, que no le contara nada a mi padre para no destruir nuestra familia, que todo había sido un error y que ella amaba mi padre y que me amaba a mí con todo su corazón y no quería perdernos.-Siento como las palabras de Stephen lo desgarran por dentro y mis ojos se vuelven a llenar de lágrimas.
Lo está pasando mal por mi culpa.Stephen se levanta y empieza andar por mi habitación. Sé que esto está siendo muy difícil para él por eso no le digo que siga, solo dejo que él decida qué hacer.
-El secreto hizo que yo cambiara por completo, me volví un rebelde. Faltaba a clase, iba a carreras ilegales, me metía en peleas e incluso una vez me detuvieron por un robo a una tienda de ultramarinos. Mi padre desesperado decidió hablar conmigo, hablar conmigo seriamente, preguntarme qué era lo que me había pasado para que cambiara de repente, pasar de ser un chico correcto, bueno, responsable y tranquilo a todo lo contrario y todo lo peor. Como no le respondí y tampoco cambié mi actitud, decidió mandarme con mi abuelo a esta ciudad. Los meses pasaron y una terrible noticia oscureció más mi vida, mi padre se había suicidado después de que mi madre lo abandonara para irse con otro tío. Me había quedado solo, solo me quedaba mi abuelo y mi mejor amigo, Trevor, quien conocí cuando llegue aquí. No volví a saber nada mi madre hasta unos dos años después, cuando volvió para pedirme perdón por todo lo que había hecho. Nunca la perdone, nunca le perdone que mi padre se quitara la vida por su culpa, nunca le perdone ni le perdonaré que me obligara a guardar ese secreto que hizo que mi vida cambiara.-veo cómo los ojos de Stephen se llenan de lágrimas y me levanto para ponerme a su lado.
-No sigas, no me hace falta saber nada más.-Éste niega y se seca con el puño las lágrimas que caen de sus ojos.
-Tengo que seguir.-respiro hondo y asiento para que siga.
-Al cumplir los dieciocho mi abuelo decidió que ya era hora de enseñarme su negocio. Me acuerdo cuando me dijo que yo era todo lo que no había visto su hijo, el sabía que mi padre no servía para ese negocio, pero que yo sí, yo algún día ocuparía su lugar. Por eso me enseño todo lo que necesitaba saber para ese negocio.-frunzo el ceño sin saber de qué se trata ese negocio y con la curiosidad de saberlo.-Melisa, soy el heredero de un narcotraficante, uno de los narcotraficantes más grandes de España. Y el día de mañana yo ocuparé su lugar, por eso ni tú madre ni Dylan se equivocaban. Soy peligroso, pero estoy locamente enamorado de ti y nunca permitiría que nada te pasara.

ESTÁS LEYENDO
DANGEROUS
Romance-Eres peligroso.-digo con la voz temblorosa. - No hay nada más peligroso que una persona que te haga estrenar sentimientos. Por eso aquí la única peligrosa eres tú, por que has hecho que estrene un sentimiento. El amor.-dice y estampa sus labios con...