Capítulo, 2

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 Todo está preparado para su viaje.  Dymas se despide de toda su familia, amigos y de su novia, con la promesa de volver hecho todo un arquitecto.

Desde el avión, las vistas son preciosas las nubes parecen algodones, sus pensamientos vagan muy lentamente sintiendo un pequeño temor de como le irá su nueva vida en Grecia, ese país que tanto le gusta, pero el jóven muchacho sufre en silencio por tener que alejarse de su madre, hermana y su novia, ¿qué será ahora de ellas sin él?


(...)

– ¡Ay! Aline, que movida he tenido con mi padre.

–¡Uy! , qué te pasa amiga cuéntame.

– Pues te puedes creer que me ha quitado todo mi padre,— Denisa se echa a llorar sin importarle que están en una cafetería y hay gente mirándola.

– Pero, osea, amiga eso...eso es un pecado que tú padre te haga eso.
¡ay! por favor mi papá me hace eso, osea, me muero, yo, yo amiga no puedo vivir sin la visa.

– Pues a mí me la ha quitado para que estudie — De nuevo vuelve a taparse la cara para llorar de frustración por lo que le ha hecho su padre.

– Uy, Denisa, por favor dime que no volverás a estudiar, eso es..a ver como te lo digo sin dañarte.

– Dime algo amiga, pronto empiezo mis clases.

– Uy,  Uy,  no se que decirte. Enserio Denisa, osea, para mí es hacer el ridi,  volver a retomar tus estudios, dime que pensarán nuestras amistades en el club.

– Por favor Aline, no digas de esto a nadie, me moriría de la vergüenza si nuestras amistades se enteran.

– Uhm, osea, a ver amiga, no diré nada pero ándate con muchísisimo cuidadín. Y ahora ven y dame un beso, te deseo mucha suerte.

- Gracias ¿irás al campus hacerme una visita?

— Claro que si, y de paso  así veré a los universitarios, osea, esos muchachos guapos, osea te lo juro que sí.

—- Gracias,  te quiero.

-— Y yo, bruji.

Terminando la tarde ambas amigas se despiden quedando en verse otro día.

En los  próximos días comienzan las clases, Denisa llega a la universidad con la moral por el suelo, no le gusta para nada tener que volver a estudiar y todo porque su padre quiera que siga con la empresa familiar.

Cabizbaja anda por los pasillos buscando su aula cuando choca con alguien cayendo todo su material  al suelo.

— Perdona no me dado cuenta, — dice una muchacha de su edad.

Denisa la mira de arriba a bajo de una manera que la muchacha pudiéndose roja por la vergüenza sale corriendo hacia el aula.

— Perfecto, que bien  empiezo, me he tenido que topar con una estúpida,—-respira hondo varias veces en la puerta del aula.

Indecisa entra al aula, todos los pupitres están cogidos, tan sólo uno queda libre.
Aún con su  cabeza gacha entra al aula, todo desganada se sienta,  saca un espejo  comenzando a retocar se el pelo y el maquillaje, a su izquierda le llaman la atención, es la estúpida, la muchacha que se chocó momentos antes.

–  Hola, que tal, soy Celine, gracias por sentarte a mi lado–,-le habla con una cara de bondad luciendo una sonrisa.

– Hola, -— dice Denisa con gesto de asco.

La muchacha aver su reacción, no continúa  hablándole. Decide volver a su postura de antes mirando hacia delante.

La mañana pasa muy despacio, según el aburrimiento de Denisa, al fin  ya es hora de desayunar.
Ella comienza caminando muy femenina para ser el centro de atención de los chicos, se dirige hacia la cafetería,  allí mira para todos los lados, localizando a un grupo de " niñas de papá",  sin pensarlo dos veces se acerca a la mesa.

– Hola chicas, ¿ que tal estáis?.- le saluda con su mejor pose y sonrisa.

El grupo de chicas formados por cuatro jóvenes a cual más pija,  se quedan mirándola de arriba a bajo, hasta que una de ellas decide hablarle.

– Perdona, pero si quieres formar parte de nuestro grupo lo llevas claro bonita, somos las nenas más populares de la universidad y no, no queremos a nadie más.

– Pero... si yo soy nueva y quería tener amigas de mi misma clase social-—dice Denisa  todo nerviosa, sintiéndose desplazada.

– Bueno, a ver como te lo digo...- dice esa chica rubia ojos azules muy delgada.

–- Discúlpame, me tengo que ir y no quiero seguir perdiendo mi tiempo contigo novata.

Sintiéndose humillada sin apenas haberla dejado hablar, Denisa sale de aquel lugar todo lo deprisa que puede. Ciega de ira choca contra alguien, gracias a esas hábiles manos y fuertes brazos que la sujetan impiden de que caiga al suelo.

– Perdone, ¿se encuentra bien señorita?— pregunta un chico más o menos de su misma edad algo preocupado.

Ella aún envuelta entre los brazos de ese jóven exhala su perfume. cerrando por décimas de segundo sus párpados para deshacerse de ese cuerpo que le ha hecho de vibrar.

Todo altera le responde subiendo su tono de voz,  girándose para decirle:
– Pero bueno, ¿es que no ves por donde vas, estás  ciego? ¡¿O qué!?.

– Oye, ¿De qué vas?  Si has sido tú quien se ha chocado conmigo.

– Mira chico no tengo ni tiempo ni ganas de seguir hablando contigo.—Ella se gira sobre sus tacones dejándole con la palabra en la boca, marchándose hacia su habitación.

Él mientras  ve como esa jóven pelirroja con ojos azules y buen tipo lo deja todo confuso, sacude su cabeza quitándose de la cabeza a la pelirroja.

Intentando aguantar sus lágrimas, deseando de llegar a su habitación  para poder deshacerse de ellas, Denisa camina todo lo deprisa que puede.
Dentro de su habitación se tira contra el colchón comezando a llorar autoculpando a su padre por su desgracia.

Más  relajada, decide darse una ducha.
Cuando termina, envuelta en su albornoz, se lleva una gran sorpresa cuando ve quien será  su compañera de habitación.

Mientras tanto, Dymas con maleta en mano llega a su habitación, pasa y se encuentra a su compañero.

– Buenas soy Dymas, ¿qué tal? Soy tú compañero.

– ¡Ey! ¡Qué hay tío!, soy Moses, bienvenido — Ambos se chocan su mano dándose palmadas en la espalada.

Después  de las presentaciones, comienzan a contarse un poco su vida, hasta que Moses sale un momento.

Para Dymas, su primer día no ha estado tan mal, la gente en el aula es simpática, con su compañero ha tenido buen comienzo, algo cansado se va para el baño, mientras deja caer el agua sobre su cuerpo piensa de nuevo en esa chica que se ha topado y porqué sus ojos mostraban preocupación.
Se terminó de duchar y con su pijama puesto llamó a su madre y después a su novia, si algo tenía claro Dymas era que la distancia no haría que se olvidase de ella.

No me Juzgues, Ponte en mi lugarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora