De vuelta a la rutina, todos los jóvenes alegres cuentan sus anécdotas de lo que han hecho en sus cortas vacaciones mientras caminan por los pasillos.
Todos ,menos Dymas, que aún le cuesta reponerse de lo sucedido con Denisa. Sin darse cuenta Dymas topa con alguien, es Adara, con su glamour y su sonrisa deslumbrante saluda a Dymas dándole un beso en los labios, este débil, sin fuerzas responde a ese beso.
Adara lo abraza, lo agarra del brazo para ir juntos a clase. Él sintiéndose como un muñequito se deja guiar por ella. Al otro extremo del pasillo Denisa observa la escena, como puede aguanta su dolor, «¿porque no podré odiarlo?», se pregunta a sí misma dando pequeños pasos.El día ha sido agotador, Dymas se reúne con su amigo Moses necesita que alguien lo escuche, no puede con esta tortura, no puede pensar en el daño que le ha echo a Denisa.
––¡¡Feliz año!!!,–dice Moses dándole un golpe por detrás mientras su amigo se levanta para saludarlo.
–– Qué hay amigo, como lo llevas Dymas. Oye que ha pasado, parece que tienes mala cara.
––Pregúntame mejor que no me ha pasado.
–– Pues eso, en que lío te has metido este viaje.
––Moses, soy un capullo y de los gordos, he lastimado a Denisa.
––¡¡¿Cómo?!! ¿Qué has lastimado a Denisa? Tú eres gilipuertas o qué te pasa.
––Si todo lo que me digas es poco, no aguanto más Moses, no puedo ver como Denisa me mira con odio.
Hoy me he topado con ella y su mirada, esos ojos azules...me miran con desplante.––Mira cabronazo, sabes lo que Denisa siente por ti, y tu aún así sigues jugando con sus sentimientos, ella es una chica que vale la pena, pero tú Dymas me das lástima, aprende a valorar lo que tienes, cobarde.—Enfurecido, Moses se marcha dejando en peor estado a su amigo.
Agarrando su mochila, Dymas sale de la cafetería, necesita poner sus ideas en orden, necesita que Denisa lo escuche, no puede juzgarlo sin haberlo escuchado.
Porque a veces las cosas tan simples son las mas complicadas, una discursión proviene de unos hechos, esos hechos son los que tenemos juzgar, si son verdaderos o falsos, para que no lleguen a lastimarnos, pero nos resulta más fácil sufrir que escuchar.
Piensa Dymas mientras está sentado en la parada del bus, llama una y otra vez a Denisa pero ésta ni caso, se lo piensa si coger o no el bus, al final lo coge, llega a su casa pero ella no está, con el que habla es con su padre.––¿Qué haces tú aquí?
––Vine a ver a Denisa, y no me moveré hasta que no hable con ella— sus ojos se achinan, sus puños se cierran más sintiendo cada vez más cólera.
–– Te dije que te alejarás de ella.
––No, no lo voy hacer ella es mi amiga y la quiero como tal.
–– Mira jovencito, tú a mí no me vas a venir a mi casa ha verme la cara de estúpido. Denisa se casará con Mauricio Yasuo, ese si es un buen partido para mi hija.
––No le da vergüenza utilizar a su hija como moneda de cambio, es que acaso ella no tiene sentimientos, no puede elegir.
––!!Cállate, infeliz!! ––Le grita propinándole un puñetazo Argus a Dymas el cual cae al suelo, recibe varios golpes y amenazas por boca de Argus Dorkas.
Mal herido, sentado en la parada del bus un hombre para su coche para dejar a su hija lo ve, el hombre se alarma, bajándose de su vehículo va donde está sentado Dymas.
Ante la negativa del muchacho el hombre insiste y lo lleva a urgencias. Allí lo examinan, le curan las heridas, le dan unos calmantes y lo mandan para casa.––Gracias señor.
––Antón Juelli.
––Dymas Fonseca, mucho gusto. —Se presentan, Antón pregunta que ha ocurrido, Dymas prefiere guardar silencio.
––¿Te acerco algún lado?
–– Déjelo, ya lo he molestado bastante.
––Para nada, no te voy a dejar así, dime donde vives y te llevo.
Dándose por vencido, Dymas lo guia hacia la universidad.
––Mira que causalidad, aquí también estudia mi hija.
––¿Y cómo se llama su hija? —pregunta Dymas intrigado.
–– Adara, es muy guapa y muy cariñosa, que te voy a contar que soy su padre,¿ la conoces?.
––Si la conozco, es verdad es muy guapa.
––Me alegro que conozcas a mi hija, toma esta es mi tarjeta, no me gustaría perder el contacto contigo muchacho, me has caido muy bien.
––Gracias señor Juelli, lo llamaré, tome mi número, gracias nuevamente. —Se despiden dándose un apretón de manos.
Sintiendo muchas molestias Dymas se dirige hacia su habitación, allí se encuentra con Moses que juega a la videoconsola. Éste cuando lo ve pasar se levanta de un salto, se acerca a su amigo pasando le su brazo por su hombro lo ayuda ha acomodarse en la cama. Durante unos minutos Moses se queda mirando mientras su amigo se queja de dolor.
––¿Pero amigo que te ha pasado?– Su tono es de preocupación.
–– Nada un golpecito de nada.
–– Pues para ser nada, estás hecho un ocho.
–– Qué gracioso, anda pásame las pastillas si quieres que te deje dormir esta noche.
–– Dymas, en serio, quien te ha dado la paliza del siglo, por favor confía en mí.
–– Moses, ahora no puedo decirte nada, pero te prometo que algún día te lo contaré, te lo prometo.— Ambos se chocan sus manos.
Moses se queda preocupado, intrigado, que le habrá pasado a su amigo, ¿tendrá que ver con Denisa? No, no lo creo, sacude su cabeza, se levanta, camina de un lado a otro, comienza a rebuscar posibles hechos que hayan llevado a su amigo a esa situación.
Al día siguiente Dymas no ha acudido a sus clases, Denisa que coincide con él en dos clases, se ha extrañado de su ausencia. Se pone nerviosa temiendo que algo malo le hubiese ocurrido.
Al finalizar las clases busca a Moses, pero no da con él.
Decida va a su habitación, cuando llega se percata que la puerta está entornada, pasa sin llamar y ahí está, Adara tumbada en la cama de Dymas con un sudadera de él puesta.Echando flores igual que los gatos, sale corriendo por el pasillo sin darse cuenta que el piso está mojado, Denisa se resbala y cae al suelo.
La mujer de la limpieza da la voz de alarma, varios compañeros la ayudan incorporarse, esta se queja de su tobillo, entre dos chicos la llevan a la enfermería. Allí la directora llama a una ambulancia para que la lleven al hospital.
La noticia no tarda en llegar a oídos de Dymas, aún sigue con sus dolores pero quiere saber que le ha ocurrido a Denisa.
Celine le cuenta lo ocurrido, esperan a Moses que estaba en clase y los tres se marchan para el hospital.Los tres llegan sofocados, preocupados por lo que le ha pasado a Denisa, su padre sale de la habitación, con gesto serio y voz fría les comunica que dejen a su hija en paz, los médicos le han dicho que evite cualquier cosa que pueda alterarle.
Los tres jóvenes se miran entre ellos, Celine comienza hablando:-––Señor Dorkas, hemos venido para acompañar a Denisa y saber por su estado.
––Pues ya lo he dicho, está bien, se recuperará, gracias por vuestras molestias. Pero sus ojos siguen puestos en Dymas, el cual sigue en un segundo plano.
––Venga cari, el señor lleva razón, ya vendremos otro día, disculpenos señor, no volveremos a molestar.
––Pero.., pero...—intenta articular palabra Celine que la coge de sus hombros Moses para que se dé la vuelta y salir de allí cuanto antes.
Dymas se pone delante de Argus, con mirada intimatoria y desafiante le advierte que esto no se va quedar así, la verdad saldrá a la luz.
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No me Juzgues, Ponte en mi lugar
RomanceTodos opinan, todos saben críticar, te aconsejan pero nadie se pone en tú lugar, nadie siente verdaderamente lo que tú sientes. A veces, solo necesitas eso, que te escuchen, te comprendan y te abracen. .