Narra Dymas:
Dios mio, porque seré tan sumamente gilipollas, no tengo otra descripción, soy un cobarde lo admito. De hecho estoy pagando por todos mis miedos, mis temores contra una persona que conozco desde hace poco tiempo, la única que ha hecho que sienta dentro de mi sentimientos, emociones hasta antes desconocía. Y en cambio voy y me refugio en los brazos de quien, de una chica guapa que está obsesionada conmigo, o que tal vez seré un trofeo en su estantería.
¿Qué estoy haciendo? Denisa no se lo merece y aún así mi cobardía me lleva actuar así, espero ganarme su perdón.Denisa:
Por qué Dymas, por que...por que se tiene que sufrir tanto en esta vida, que injusta es a veces, que fácil es expresar lo que sentimos delante de un espejo o contárselo a un amigo pero que difícil es cuando lo tenemos delante, te sientes tan incomprendido, como si todo se pusiera en tu contra.
––Hola papá...–
––Hija, ¿te ocurre algo?
––Papá...yo..te necesito.
––Denisa, cariño.
––Papá, no puedo más, lo quiero, pero él no siente lo mismo por mí. Y es lógico, yo solo soy una chica enferma, perdóname papá por no haber escuchado tus consejos.
––¡¡Shuss!! Tranquila, mi pequeña, mañana a primera hora estaré allí, por favor no llores.
––No lo haré, te quiero.
––Y yo a ti, mi pequeña–.
Con el teléfono en la mano Denisa llora, quiere deshacerse de ese dolor que llaman AMOR.
––Denisa..podemos hablar.–le pregunta Dymas afligido.
–Dime, que deseas.
––Por favor Denisa, no te vayas, no tengo palabras para decirte que lo siento, estoy muy arrepentido por el dolor que te he causado, pero te juro Denisa que jamás hubiera querido hacerte sufrir.
––Dymas...yo...
––Denisa, eres muy importante para mí, y no me avergüenzo de ti, solo que no quería que nadie se burlarse de ti, o te mirasen con compasión y mucha pena, para mí eres una persona luchadora, admirable...y si te traído hasta aquí, es porque quiero que formes parte de mi vida.
––¡¡Oh!!Dymas es precioso lo que me has dicho, yo no sé qué decirte.
––No, Denisa, no estoy enamorado de ti, por favor entiéndelo, para mí eres una amiga muy especial.
––¿Por qué Dymas?
––Es lo mejor, prefiero ser tú amigo, estar ahí a tú lado, que engañarte.
––De acuerdo, me duelen tus palabras, pero lo superaré, ¿amigos?
––Amigos.––Ambos se abrazan, se miran a los ojos con mucha ternura, su amor flota por cada poro de su piel, pero así son las cosas, amistad por amor.
A primera hora de la mañana Argus llega a España, llama a Dymas para que le dé la dirección de su casa.
En dos horas Argus llega a casa de él.
Suena el timbre, Macarena abre la puerta y se queda totalmente paralizada, un hombre alto moreno, algo canoso, ojos azules grandes, buen cuerpo a pesar de su edad, con una sonrisa cautivadora le da los buenos días con su acento, ella sólo puede tartamudear, sintiendo un temblor por todo su cuerpo.Un poco más relajada, comienza hablar con el padre de Denisa.
A la media hora Argus se va para buscar un hotel, diciéndole que volverá.El timbre vuelve a soñar.
-––Pero Macarena, hija de mi arma, pero donde has sacado ese pedazo de galán.
––Mira Encarna, calla, calla, que todavía no oigo las piernas.
––Pero hija mía, pero si hasta mí me ha puesto a 19.
––Ay, ay, Encarna mira que me ha dado un flechazo.
––A mí si que me ha dao pero en mi centrito, hija, es que una lleva tanto tiempo sin catarlo, y ver un galán como ese pedazo de hombre, ea, que está para hacerle un favor bien hecho.
––¡¡Encarna!! Y la memoria de Juan.
––En mi cabeza, ea, pero Macarena hermosa, que yo al retrato de mi Juan en gloria esté, le doy la vuelta. Chica que te digo que tengo hasta telarañas, que llevo ya sin quitarme el polvo ni se sabe.
––Vale, vale... también llevo yo tiempo y no pienso en esas cosas.
––Hoy no, pero mañana si. Que yo he visto como te ha mirado el griego, hija de mi arma, que tú aún te conservas muy bien todavía.
Las dos amigas y vecinas se echan a reír y continúan hablando del padre de Denisa.
Paseando por la gran avenida, Denisa esta fascinada con lo bonito que es Madrid. Para ella todo es precioso, sus calles, sus monumentos...y más en compañia de Dymas, aún que hayan acordado ser amigos, ella en su interior siente ese sentimiento que difícil le va a resultar deshacerse de el.
Por la noche padre e hija, cenan en un restaurante, ella le comenta lo sucedido, está feliz, contenta, se le ve tan feliz que Argus se quedará unos días más.
— Con la ayuda de Carmen me estoy arreglando, esta noche vamos a cenar con los amigos de Dymas, estoy súper feliz, creo que lo juzgue mal, me siento cómoda a su lado y me hace de reír, el tiempo se me pasa volando cuando estoy con él. Me pongo un vestido me maquillo y me pongo mi sombrero, mi pelo ha comenzado a crecer, ya no estoy tan pálida, pero lo importante es que tengo muchas ganas de vivir, cada día que me despierto lo hago con una sonrisa, sonriendo a la vida y dándole gracias a Dios por todo, mi reto es el día a día, tendré días buenos otro no tanto, ese es mi día a día, cuando salgo de la habitación tanto Carmen como yo nos quedamos mudas de lo guapo que está Dymas con su traje negro, camisa azul, y un brillo en los ojos que consigue que todo mi cuerpo vibre ante su mirada, sus gestos, esas miradas que lanza me hace sentir vulnerable.
––Estas preciosa– me dice mientras me da un beso en la mejilla,-exhalo- su perfume, cierro los ojos por décimas de segundos mientras siento mi piel arder de deseo por él.
––Tu también estas guapísimo, creo que esta noche seré la envidia de muchas chicas.—- le digo en tono de burla.
––Que va, solo estaré pendiente de ti, señorita Dorkas me ofrece su compañía.
Agarrándolo de su brazo, salimos para el restaurante de su amigo que se celebrará la cena.Su madre le ha dejado el coche, me quedo mirándolo, se ve tan responsable, tan bueno.
Llegamos al restaurante, nos recibe su amigo Alberto, es alto robusto y muy simpático, me cae muy bien.
Nos sentamos en una mesa, nos sirve de beber y unos aperitivos mientras esperamos a los demás amigos de Dymas.Sus amigos con sus parejas comienzan a llegar, Dymas me los presenta se ven agradables, hasta que me presenta a una chica, morena ojos marrones, delgada, en tono muy serio pronuncia su nombre: Emma.
ESTÁS LEYENDO
No me Juzgues, Ponte en mi lugar
RomanceTodos opinan, todos saben críticar, te aconsejan pero nadie se pone en tú lugar, nadie siente verdaderamente lo que tú sientes. A veces, solo necesitas eso, que te escuchen, te comprendan y te abracen. .