No me Juzgues, Ponte en mi lugar

Capítulo 21

Que cruel es la vida, aquí me encuentro otra vez en el hospital.
En los últimos meses he tenido dos recaídas,pienso una y otra vez qué va ser de mi, que fácil es escuchar «tu puedes, tú eres fuerte, nada te va ocurrir hasta que Dios quiera»
Te consuela oír esas dulces palabras, pero para mis adentros no pienso lo mismo, siento como mi cuerpo se va debilitando, cambia de color, la quimioterapia no lo soporto, me pongo malísima, me paso tres días después en cama con vómitos, rezando para que esto se acabe, que Dios haga lo que quiera conmigo, pero que lo haga ya, me derrumbo, cada vez me es más insoportable y duro tener que aparentar que nada está ocurriendo, que soy una super woman y saldré adelante, cómo, no lo sé.

Echo tanto de menos mi vida de antes, sobre todo a Dymas, mi amor, mi único y verdadero amor, es tan fuerte lo que siento aquí dentro de mi, cierro mis ojos, me abrazo yo misma imaginando que estoy envuelta entre su cuerpo, su calor me traspasa, puedo oler su perfume mientras en mis oídos escucho las palabras mágicas.
Abro mis ojos, me miro al espejo, ¿qué estoy haciendo?

Lo necesito, lo echo tanto de menos, solo me consuela abrir mi libro leer las poesías y ver nuestras fotos y oler si se puede oler ya esa rosa que me entregó aquel día, aquel fatídico día en que me padre lo acusó y yo me dejé llevar por mis emociones acusándolo también, por despecho, me hice novia de Mauricio, un hombre muy educado, formal, me trata con galantería pero no me llena, no puede ocupar ese vacío que Dymas me dejó.

Desesperada, notando como mi corazón arde de deseo por él, me dejo llevar por un impulso, lo llamo, su voz es una dulce melodía para mí, aguanto en silencio mi respiración, hasta que se finaliza la llamada.
Siento como mi cuerpo fluye unos nervios, un deseo que ni yo misma logro controlar.

Para mi el amor es como una enfermedad, lentamente va entrando en el cuerpo, recorre cada centímetro de mi organismo, cuando me he querido dar cuenta ya no puedo dejar de pensar en esa persona, todo te recuerda a él, hasta el más mínimo detalle. Las ansias de querer, el más mínimo deseo de querer recibir como dar es mí mayor consuelo con un simple hecho. Un te quiero, entrelazar nuestros dedos, formar uno solo para poder tocar las estrellas juntos bajo el hechizo del amor.
Esos pensamientos, mí mayores ilusiones referente a volver a amar ha alguien como lo he hecho con Dymas, pienso que me va resultar muy complicado. El primer amor siempre quedará en memoria y parte mi corazón.

Como todos los días me visita Aline, Celine no puede está con los preparativos de la boda de sus padres, hacen 25 años de casados, a eso si lo llamo yo amor.

- Hola, holita, amiga, ¿qué tal te encuentras?- Como siempre Aline sus diminitivos.

- Hoy no me encuentro tan bien, pero hay voy.

- Por favor Denisa, te tengo el notición del año.
Escucha, osea tía, vamos ni yo misma me lo creo, joope, espera que te cuente.

- Si a ver si arrancas. ¿Qué es para hoy o para mañana?

- Prepárate que voy. Es que es tan tan, osea, que me quedo sin aire y todo.

- Si quieres llamo a una enfermera y que te traigan una botella de oxígeno.

- Uy, no me digas eso. De acuerdo te cuento Denisa, Adara ha formalizado su noviazgo.

- ¿Cómo? - Mi asombro es inminente.

- Lo que yo te diga, ha salido en todas las revistas, es la noticia bomba.

- Y él es,..Dios mío que no sea Dymas, que la hayan dejado por ahí preñada, que no sea el..por favor señor.