La curiosidad de la actuación (parte 2)

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-¿De dónde vienes? -dijo sin rodeos el rey soberano del país de las maravillas.

-D...De afuera -con la mirada pintada de enojo fulminaba al tan dichoso tirano.

-¿Es cierto eso, mocoso? -dijo este al mellizo de la castaña quien se encontraba al lado de la misma.

-Si -dijo con rudeza el joven.

-¿Afuera de donde? No hay nada más que mi reino, no hay nada fuera que no sea dominado por mi.

-Pues, disculpe mi rudeza "su majestad" -dijo con un tono sarcástico la joven- pero hay muchas cosas que no domina y así es como debe ser, felizmente usted no puede salir de aquí y todo está en orden y en armonía -suspiró- casi...

-Llevenme, ahora mismo -se levantó de su asiento ante todo el juzgado- iremos mis tropas y yo, debo conocer lo nunca descubierto y será mío, querida, como debe ser -una sonrisa oscura dibujó el rostro del rubio.

El castaño y su hermana se miraron, él con una mirada algo dudosa, mientras que la de la chica era con toda la seguridad del mundo.

-Por supuesto, su majestad.

De un salto esquivó a las dos tarjetas de corazones, sorprendiendo a todo el público, su hermano se iba por el lado contrario, distrayendo a los presentes. Al ser dos, el grupo de cartas se tuvo que dividir y para ella fue más sencillo subir a donde se encontraba el rey Bill Cipher del país de las maravillas.

Las tarjetas se acercaban, el rey sacó su espada con todas las intenciones para tal vez asesinarla o tal vez lastimarla, pero su reina se interpuso en su camino ocasionando que la espada la atravesara.

-Niña.... anda -tociendo sangre susurró la mujer.

El rey sorprendido sacó la espada rápidamente, aprovechó la joven para esquivar a la mujer y tirarse encima de ese desquiciado hombre, la espada cayó al suelo y el cerró los ojos por el impacto.

-¡M...Maldita sea, idiota! -abrió los ojos ardientes de furia.

-Maldita tu existencia -sacó del bolsillo de su mandil blanco un pedazo de hongo que le dió la oruga azul del bosque- esto se acabará.

Se lo metió a la boca con rapidez antes de que él la empujara contra el muro cerca a las bancas del juzgado, haciendole golpear la espalda. La castaña rogó en su interior que le haya dado la que lo encongía, cerró los ojos mientras lágrimas se deslizaban por sus mejillas.

Las cartas sorprendidas al ya estar a metros de ella y el hombre, hicieron un sonido de exclamación. Abrío Mabel sus ojos y vió a un hombrecito cerca a sus zapatos de charol, las tarjetas inmediatamente la miraron para después correr hacia su dirección. Ella sin preámbulos se levantó con dolor y agarró al hombre formando un puño apresándolo.

Saltó sin pensar esperando lo peor, caer en los animales chiflados del juzagado pero terminó descendiendo lentamente por su falda, la cual se había inflado como un paraguas, aligerando su caída. El grito de su hermano le hizo entrar en razón, avisándole que era hora de huir, por tercera vez, de ese palacio retorcido como ese mundo.

Pero esta vez con el rey en las manos, totalmente derrotado y débil.

Por ahora.

.

-Mabel, ya no corras... estamos... a salvo -cayó rendido al suelo el mellizo de la castaña sobre los arbustos coloridos lejos del palacio.

-¡Dipper! -corrió a su auxlio, agachándose- ¡Oh Dios! ¿Estás bien?

-¡Oh claro que está bien, idiota mocosa del alverno! -gritó un ente diminuto en su bolsillo- Es solo que a tu hermano le encanta besar el suelo.

one shot -- MABILLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora