No puedo creer que haré esto, pero llegó a mi mente esta historia y no puedo esperar a que la lean, será narrada por ambos personajes (algo que nunca he hecho) y seguiré actualizando Catherine, obviamente, así que... dos historias al mismo tiempo ¡me volví loca!
Espero les guste y me dejen sus comentarios. (Ni para que les digo a quién me imagino cómo los personajes por qué ya sé que lo saben jajaja)
Esta historia probablemente tenga contenido más fuerte que las otras que he creado 😬😬😬 así que disfruten.
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Año 2005: Cadetes
Hay pocos días en los que me siento tan positivo como hoy, nos hemos despertado temprano como siempre y salimos a correr un poco y a conocer Afganistán, la gente ya está acostumbrada a vernos pasar por sus calles, comprar su comida y en algunos casos usar a sus mujeres.
Los soldados solemos ser bastante idiotas cuando nos lo proponemos, puros hombres llenos de testosterona sin explotar, llenos de deseos que una mano amiga no puede descargar, la simple caricia de una mujer llega a lo más profundo de tu alma y luego hay que volver al lugar de la acción.
—Ugh— me quejé, Maximilian, mi mejor amigo, salía de un pequeño pasillo abrochándose los pantalones y con una joven hermosa cubriéndose con su hijab— has deshonrado a esa pobre chica— me burlé palmeando su espalda
—Deberías hacerlo también, tiene una boca que hace magia— suspiró
—Cuando su padre venga y te tome por las pelotas para que te cases con ella, dile lo buena que es su hija con la boca— reí ante su rostro paliducho y el hecho de que su sonrisa ganadora había desaparecido.
—Hermano, estoy harto de escucharte masturbarte— me tomó por los hombros— te hace falta una mujer
—He tenido mujeres y lo sabes— mi mirada debió fulminarlo o eso intenté. No había tenido a ninguna mujer aún.
—No las suficientes— sonrió y levantó las cejas sugestivo.
—Eres un idiota— reímos y caminamos entre los demás soldados y vendedores, las calles cubiertas de tierra, abarrotadas de personas comprando y vendiendo baratijas eran nuestra única diversión.
La mayoría de los chicos coqueteaba un poco con las mujeres, las fáciles se iban con ellos a un rincón oscuro, las medias cobraban un poco antes de irse a un rincón oscuro y las difíciles exigían, cuando menos, un cuarto, esas eran mis preferidas.
—Stubborn, Chain— Gritó el capitán a nuestra espalda
—Señor— respondimos al unísono haciendo un saludo militar
—Necesito que vuelvan a la base, hay algo de lo que debemos hablar. — comentó haciendo un pequeño saludo y retirándose, por la manera en la que vino a buscarnos, podíamos suponer que no sería nada bueno.
Caminamos despacio hacia la base, escuchábamos a las enfermeras en la tienda contigua y a Max definitivamente se le hacía agua la boca
—Eres un cerdo— lo empujé
—Vamos, hermano, cuando menos con una de nuestras chicas— guiñó un ojo y entró a la tienda del Coronel. Me quedé mirando el espacio en el que había estado hacía tan sólo un instante atrás, Max podía parecer un idiota, pero, estaba seguro que volver a su casa con su madre y hermana era su mayor anhelo.
—Chain, no tengo todo el día— gritó El Coronel Stan, era un hombre imponente, alto, de barba larga y le faltaban 3 dedos, un hombre de guerra, diría mi madre.
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La promesa
RomanceLa guerra ha enviado a tantos soldados como puede a Afganistán, Pakistán e Israel, tierras de nadie, dañadas por la búsqueda de poder y el odio. En un ataque armado Will y Max, mejores amigos deben salir y enfrentar a la muerte una última vez. Un...