Rendicion: Will

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🚨 Capítulo con contenido adulto, lean bajo su propio riesgo 🚨

Tenía a Amelia completamente desnuda para mi, sus labios pasaban por mi cuerpo desprendiendo las prendas que faltaban por retirar, no podía evitar susurrar y jadear su nombre cada tanto tiempo, estaba torturándome despacio y a su lado, en este momento parecía que el tiempo se había detenido.

Deseaba tanto estar con ella que mi cuerpo palpitaba ante la expectativa, pero iría despacio, no quería espantarla y que huyera de mi de nuevo, acabábamos de solucionar las cosas, la quería para siempre, debía hacerla feliz, no quería que nunca dudara de mis sentimientos hacia ella.

Cuando quitó la última prenda de ropa de mi cuerpo no pude esperar más, había sido bastante paciente y ahora no podía contenerme, la besé como sólo podría besarla a ella de ahora en adelante, pase mis manos por su cuerpo y la acerqué más a mi sentándola a horcajadas en mis piernas, juntándonos, piel con piel, en una deliciosa y delicada caricia que la hizo jadear mi nombre.

Cruce la barrera de la calma, ahora torturándola a ella, con suaves caricias con la yema de mis dedos, quería que cada pequeño rincón quedara marcado con mis caricias, esto ya no era un enredo de piernas como la primera vez y no era un deseo desbordado como las otras veces, ahora queríamos explorarnos, conocernos y amarnos a nuestro modo, un modo tierno y salvaje, suave y rudo, donde cada beso se convertiría en una mordida y cada roce dejaría una marca.

—Házmelo Will— gimió acercándose más a mi y rozando nuestros cuerpos en éxtasis; negué lamiendo uno de sus senos y tomando el otro fuertemente con mi mano arrancando un grito de placer de su garganta—. Por favor— rogó y aunque su súplica era innecesaria ya que yo no aguantaría mucho más negué de nuevo, ganándome un quejido que se convirtió en gemido cuando llegué a su vientre y comencé a esparcir besos húmedos hasta mi destino.

La hice gritar y sollozar, estaba tan excitado que no podría controlarme por mucho más, subí despacio lamiendo cada parte que me hubiera faltado de su cuerpo y besándola con euforia comencé a penetrarla despacio, nuestros cuerpos se habían sincronizado en un vaivén, el sudor de ambos se mezclaba y sus gemidos eran como poemas en mis oídos.

En una vuelta brusca quedó sobre mi, presionando sus manos contra mi pecho, su cabello desordenado caía por sus pechos y rostro y sus movimientos eran firmes, ahora el que gemía era yo y estaba completamente a su merced, coloqué mis manos en su cintura en un intento de sentir más, de quererla más cerca atrayéndola con mis manos en lo que parecía una dolorosa intervención de mi fuerza, pero ella nunca se quejó, avivó sus movimientos, fue más rápido y más sensual, podía sentir que ella estaba llegando al esperado orgasmo cuando se separó de mi para mi desdicha cambiando su posición y dándome la espalda, la imagen fue completamente erótica, la tomé por las caderas desesperado por sentir su suave contacto de nuevo, jamás la vi tan libre, tan sensual y tan ella y estaba matándome con cada cosa nueva que hacía.

En un impulso desesperado tomé su cabello y tiré hacia atrás, aunque no con mucha fuerza, el susurro excitado que me dedicó me sacó de mis pensamientos inmediatamente, haciendo nuestros movimientos más rápidos, feroces y hambrientos.

—Te deseo tanto— dije besando su espalda—, No te imaginas cuanto te amo—. Y con esas últimas palabras caí rendido ante ella y su grito culminante. Había tenido una de las mejores experiencias sexuales a su lado y estaba seguro de que nada se compararía a este momento.

Besé su rostro y acomodé mechones de cabello rebeldes lejos de sus ojos que me miraban como si jamás quisieran alejarse de mi, algo muy parecido a lo que yo sentía en este momento.

—Yo también te amo, Will— sonrió besando mis labios antes de acomodarse a mi lado abrazando mi pecho—. Decidí no cortarme el cabello— dijo de pronto y soñolienta.

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