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Capítulo 7: Gemma

Salimos del departamento sin prisa alguna. Por alguna razón, ambos caminábamos demasiado relajados, era como si ninguno quisiera llegar a nuestro destino.

Suspiré y de mi boca salió humo; ya era invierno. Miré mi teléfono, eran las 11:34 de la mañana y tenía 4 mensajes.

Dos de Clear, uno de Jackson y otro de mi madre. Resignada, lo guardé en mi bolsillo de nuevo tratando de quitarle importancia.

—¿Qué haremos cuando lleguemos a tu casa?— pregunté llamando la atención de Brayson; quien se encontraba mirando el cielo.

Me miró fijamente y después habló:

—No tengo la menor idea.

Me detuve en seco, provocando la misma acción en él.

—¿Cómo es que hablaré con él, sobre esto?— cuestioné señalándonos a ambos.

Brayson suspiró.

—Lo mejor será que no digas nada acerca de que me ves, sería raro y poco creíble— terminó por decir.

Miré de reojo a mi alrededor y después retomé el paso con la cabeza gacha. Pude apreciar los pasos rápidos de Brayson hasta que se logró colocar a la par mía. No lo miré.

—¿Por qué me dejaste hablando solo ahí?

Humedecí mis labios con mi lengua, respiré hondo tratando de así calmarme, y después elevé el rostro; sin embargo, mi vista no cruzaba con la de Brayson, sino que solamente me dediqué a mirar el camino por donde iba.

—Hay gente Brayson— murmuré sin casi despegar los labios— tú mismo lo dijiste, es raro. Todos pensaran que estoy hablando conmigo misma.

—¿Qué tiene de malo eso?— preguntó fingiendo inocencia.

—No se hace en público— dije

—Hay personas que lo hacen— expuso, su andar se volvió más rápido, pasándome de largo, después dió media vuelta y camino en reversa.

Ladeé la cabeza y le sonreí nerviosa.

—¿Cuánto falta para llegar a tu casa?— indagué, cambiando así de tema. Brayson regresó su vista al camino, su mano se dirigió a su cabello color ocre y comenzó a despeinarlo.

—Solo dos calles más y estaremos ahí— declaró retrocediendo unos cuantos pasos para estar de nuevo a mi par. De mi boca salió un suspiro que ni yo misma logré escuchar; el corazón me latía con fuerza. No quería estar ahí.

Nos topamos con la esquina de una calle, el semáforo se puso en rojo y Brayson y yo la atravesamos. Solo quedaba una calle más, una calle que no era demasiado larga, ya que en cuestión de dos minutos, estábamos en la fin de esta.

Un mareo me invadió y tuve que apoyarme en un muro para no perder el equilibrio. Después de unos segundos, recuperé la postura, suspiré y apreté los puños. Avance un paso; con un nudo en el pecho. Quería regresar a mi casa, pero no lo haría, por Brayson. Di otro paso y así fue hasta que me detuve una casa antes de la que Brayson me había señalado como la suya.

Suspiré y me cubrí el rostro con ambas manos, ¿qué era lo que le diría a Nox?, Brayson debió notar mi inseguridad porque puso una mano en su hombro y lo apretó suavemente, alentándome a continuar con esto. Esbocé una pequeña sonrisa, que a pesar de su tamaño, era una de las más sinceras que había regalado en toda mi vida.

Caminé hasta la puerta y toqué el timbre. Esperé unos segundos interminables, mientras me paseaba de un lado a otro mordiendo la uña de mi pulgar. La puerta se abrió y un chico moreno y de rizos me recibió con el ceño fruncido y los ojos irritados.