— ¿Gemma?— pregunté sin pensar al ver a una chica que me parecía familiar hecha un ovillo en el pavimento.
La chica se mantuvo unos cuantos segundos en esta posición y después elevó la cabeza para así mirarme.
— ¿April?— respondió con otra pregunta, sus ojos estaban irritados y deduje que había estado llorando.
Mi boca formó una «o» y me agaché hasta llegar a su altura.
— ¿Qué pasó Gemma?— la chica volvió a bajar la mirada y negó.
Me incliné hacía mi lado derecho sin quererlo, y tuve que sobre ponerme agarrando el brazo de Gemma, quien volvió a elevar la mirada.
Sonreí con la intención de hacerla sentir mejor, hacerla sentir que no estaba sola. Ella trató de devolverme el gesto, pero solo logró hacer una mueca y lágrimas cubrieron sus labios.
Tomé aire y valor para levantarme y extenderle la mano a Gemma.
— Entremos a mi casa— le dije sin quitar mi sonrisa.
Gemma me miró confusa.
— ¿Tu casa?— preguntó y después movió la cabeza de derecha a izquierda observando la calle. Cuando terminó me volvió a prestar atención— estoy afuera de tu casa.
Asentí y tuve que tomarla yo del brazo para ayudarla a ponerse de pie, y después insertar la llave en la puerta de mi hogar.
Colgué mi saco en el perchero junto a la entrada y me dirigí a la cocina.
— Adelante— dije— puedes sentarte.
— Gracias— contestó con la voz rota, y sentí una presión en mis sienes.
— ¿Té?— pregunté girándome y mostrando la tetera.
Gemma asintió y mostró una leve sonrisa.
— El té siempre me ha logrado calmar— dijimos las voz al unísono y nos observamos por un período corto de tiempo.
El té estuvo listo al cabo de unos minutos y le di a Gemma una taza, la cual aceptó con manos temblorosas. Tomé asiento y le di un sorbo a mi taza. Gemma también bebió un poco, pero al parecer lo calenté demasiado ya que Gemma lo alejó rápidamente de sus labios y comenzó a soplar sobre él.
— Gemma— llamé su atención— ¿por qué estabas llorando? y ¿dónde está Nox?
Gemma tragó saliva y dejó su taza en la mesa central de la sala de estar.
Comenzó a relatarme detalle por detalle qué fue lo que había ocurrido y la razón de su estado, no logré pronunciar ni una sola palabra hasta que termino de contarme la historia.
— ¿No conocías a Brayson?— tartamudeé con los ojos bien abiertos.
Gemma di otro sorbo a su té y me miró con los ojos hinchados y rojos. Después negó lentamente.
Me incorporé pasando saliva y entrelacé mis manos sobre mi falda.
— Entonces, ¿por qué perseguir a Caspian y engañar a Nox?— pregunté lo más dulce que pude, sin embargo, pareció como si mi pregunta hubiera tocado alguna fibra.
Gemma volvió a dejar la taza en la mesa central y me dedicó una mirada vacía.
— Es...—dijo, y después se corrigió— era lo correcto April, no lo hacía con mala intención sino como una deuda hacía Brayson. Su hermano estaba en peligro, y lo habían asesinado mientras lo protegía. Dime, ¿esa no es una forma horrible de morir? Solo quería justicia.
Asentí contemplando el suelo de madera.
— ¿Por eso llorabas, por no poder capturar a Caspian?
Gemma suspiró y envolvió su cuerpo en sus propios brazos.
— Sí y por Nox, tal vez...—comenzó mordiendo su labio inferior, y yo pude apreciar como sus ojos se volvían cristalinos— comencé a sentir algo por él; por qué de alguna forma me sentía cómoda a su alrededor, cosa que no sucede con frecuencia. Cuando estaba con él, dejaba de sentirme sola. Y si te soy sincera, no sé que es lo que hace, pero me hace sentir con mariposas en el estómago.
Ví cómo lentamente los labios de Gemma se curveaban en una pequeña sonrisa y yo también dejé escapar una.
Nunca sentí el amor que Gemma sentía por Nox, pero llegué a sentir una pequeña atracción por Caspian en alguna etapa de mi vida y después comencé a apreciar como mi corazón se aceleraba cada vez que veía a Beatrice.
Mi sonrisa se desvaneció.
— Me sentía culpable— dijo Gemma y me regresó a la realidad de golpe— me siento y me sentiré, porque no logré hacer justicia. Porque arruiné todo. Porque Brayson no se merecía morir.
Ahogué un sollozo.
Y de nuevo, la imagen de Beatrice me llenó la mente.
Tal vez debí abrazarla más fuerte la última vez que la tuve cerca.
— Gemma...
Gemma elevó el rostro y su mirada conectó con la mía.
Tuve miedo en ese momento, porque lo que iba a hacer estaba mal.
Pero era lo correcto, porque era lo que mi corazón me decía. ¿Qué hubiera hecho a Beatrice en mi lugar?
«Una vida es una vida April, mamá me enseño que no hay quién para decidir arrebatarla» me había dicho una vez y aquellas palabras se me quedaron tatuadas en la mente.
Tomé una bocanada de aire y la expulsé. Veía a Gemma como un reflejo mío, aunque fuera años mayor que yo.
Me puse de pie, y abrí la puerta principal tomando mi saco, las llaves y mi teléfono. Me coloqué el abrigo y divisé a Gemma que se encontraba confundida. Sonreí.
— Vamos por Nox— dije y Gemma negó varias veces con la cabeza— esta vez los voy a ayudar, sé donde se encuentra Caspian.
El rostro de Gemma cambió a una mezcla de felicidad y desconcertado. Señale a fuera con la cabeza.
— Vamos— dijo levantándose de un salto y saliendo de mi casa.
Suspiré y le eche una última ojeada al interior de mi hogar para después cerrar la puerta.
— Aquí vamos— susurré con manos sudorosas.
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Error 911 © ✔️
Mistério / SuspenseGemma Sawyer siempre ha sido insegura y retraída. Sin embargo, por azares del destino -y gracias a un pequeño empujón de su amiga Clear-, Gemma termina como funcionaria del centro de emergencias 911. En su primer día de trabajo, al contestar una ll...