Capítulo 5: Gemma

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Brayson se apartó de golpe de mí cuando dije eso.

—¿Qué?— balbuceó mientras se ponía de pie.

Aspiré y me forcé a calmarme.

—Brayson, yo lo siento— inquirí incorporándome— lo siento tanto.

Silencio absoluto.

—¿Por qué?— preguntó al cabo de unos minutos, con la voz temblorosa— ¿Por qué me dejaste morir? ¿Tan poco vale una vida para ti?

Pasé saliva, tragándome así mis lágrimas.

—¡No, para nada!— respondí haciendo aspavientos con los brazos— lo lamento Brayson, no quería...

—¡¿No querías que?!— gritó enfadado.

—No quería que esto pasará, era solo que era mi primer día y mi primer llamada, lo siento tanto Brayson, lo arruiné, arruiné tu vida.

Brayson alzó la mano y golpeó la pared metálica del cubículo.

—¿Cómo pudiste dejarme morir, Gemma? ¡Ahora mi hermano está en...,— se detuvo en seco y su expresión se suavizo—¿Dijiste tu primer día?

Asentí, mientras que Brayson negó.

—Y para el colmo, tu primera llamada— bufó.

—No es excusa— dije— por mi culpa moriste. Lo lamento Brayson.

Brayson me miró y me analizó de pies a cabeza.

—Bien, primero que nada, tienes que dejar de disculparte por todo.

Asentí.

—Perdón.

Brayson hizo una mueca.

—Deja de pedir perdón— me dijo.

—Lo siento.

Dios.

—Olvídalo, ahora...

Lo interrumpí cubriéndole la boca con mis manos ya que se había escuchado la puerta del baño abrirse.

—¿Gemma?— me llamó una voz que reconocí como la de Clear.

—¿Sí?

—¿Estás bien?

No, definitivamente no.

—Llevas veinte minutos en el baño.

Moví la cabeza en busca de una excusa, Brayson apartó mis manos de su boca. Asustada me llevé un dedo a los labios, en señal de que guardará silencio.

—Gemma, estoy muerto.

Cierto.

—Dile que te duele el estómago— me aconsejó.

—Me..., duele mucho el estómago. He vomitado ya cuatro veces— le hablé a Clear, sentándome en la tapa del inodoro.

Clear lanzó un chillido al aire, algo ofendida.

—¡Gemma Sawyer, dime que no estás embarazada!

Brayson rió y yo lo imité.

—Clear, sigo siendo virgen.

—Pues deberías dejar de serlo, tienes 27— me espetó haciendo que mis mejillas y todo mi rostro ardiera. Brayson me miró incrédulo.

—Clear, vete por favor, me siento mal, pediré permiso para ir a casa temprano.

—Pero...— comenzó no muy convencida— está bien. Cuando llegues a tu casa avísame, iré a visitarte por la mañana.

—De acuerdo. 

Pude apreciar el sonido de los tacones de Clear alejándose y el chirrido de la puerta de los baños abriéndose y posteriormente cerrándose.

Suspiré aliviada.

—¿Tienes 27?

Dirigí mi mirada a Brayson.

—Sí— confirmé— ¿cuántos años tienes tú?

—Antes de morir, 21.

Me cubrí el rostro con ambas manos, culpable. 

—Lo siento Brayson— le susurré.

Brayson suspiró y después se acuclilló para estar a mi altura.

—Ya no importa, Gemma— dijo sobando mi espalda, estaba tratando de consolarme.

—Sí importa— declaré sin descubrirme el rostro— sólo quisiera poder hacer algo para ayudarte, es decir, fue mi culpa que ya no estes vivo.

Brayson no paró las caricias en mi espalda.

—No fue completamente tu culpa, yo también soy responsable de mi muerte.

Resoplé.

—Lo siento, Brayson.

En silencio volvió a inundar el ambiente, y pensamientos en mi cabeza comenzaron a brotar. Pensamientos dolorosos, de los cuales solamente me quería alejar.

—Quisiera ayudarte— le dije— Quisiera enmendar mi error.

El silencio duró unos segundos más.

—Tal vez puedas— me dijo, yo levanté el rostro como respuesta y lo miré con mis ojos cristalinos llenos de esperanza.

—¿Cómo?

—Ayúdame a encontrar a Caspian, y a proteger a mi hermano de sus garras. Gemma, es todo lo que te pido— me rogó.

Asentí sin pensarlo dos veces.

—¿Qué haremos con Caspian?

—Meterlo a la cárcel— respiré aliviada.

Brayson calló un segundo y desvió su mirada al suelo.

—¿Lo harás, Gemma?— preguntó— ¿me ayudarás?

Como respuesta, tomé aire y mi pecho se expandió. Me puse de pie y abrí la puerta del cubículo fingiendo valentía.

—Es lo menos que puedo hacer, Brayson. Después de todo, soy la única que te puede ver— le dije.

Brayson me sonrió y se incorporó.

—Vamos— me indicó.

Lo miré por unos segundos.

—Vamos— concordé.

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