Capítulo 10: Caspian

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Caminé por las calles solitarias de Boise; arrastrando mis pies y con las manos en mis bolsillos. Me detuve en la calle de la casa de mi madre, y que últimamente podría considerarse mía también, ya que siempre estaba ahí o en las avenidas de la ciudad.

Tomé una bocanada de aire, y encendí mi celular, busqué en mis contactos a April y la llamé. Al tercer tono contesto.

— ¿Sí?—respondió con tono educado.

— ¿Estás en tu casa?— le pregunté.

— No, de hecho iba para tu casa, Zara me dijo que tenías algo que contarme.

Apreté los dientes y maldije mentalmente a Zara.

— Bien, estoy en la esquina de la casa de mi madre.

— Lo sé— aseguró con voz engreída. Yo rodé los ojos en respuesta, April sabía que lo había hecho aunque no pudiera verme— te estoy viendo, y observé tus ojos blancos, Caspian.

Ladeé la cabeza y miré a todos lados con los ojos entrecerrados, al cabo de unos segundos pude observar a April colgando el teléfono y caminando hacía mi con elegancia.

Su cabello color ocre parecía estar en sincronía con sus pasos, moviéndose de un lado a otro. Guardé mi celular, y caminé esta el porche de la casa.

— Vamos a entrar— le dije. April asintió y tomó la delantera, colocándose adelante de mí. Desde mi punto de vista, April se veía mucho mayor, no cómo una chica de dieciséis años y eso, de alguna forma, me preocupaba. Había crecido demasiado rápido, tal vez no logró disfrutar las cosas maravillosas de la niñez.

April abrió la puerta y se adentró en el interior de la casa. Cerré la puerta detrás de mí y suspirando me quité la chamarra que traía puesta y la lancé al sillón más cercano.

— ¡Mamá!— grité— ¡ya regresé!

Pasé saliva en seco cuando una de mis viejas memorias me golpeó duro. Ese grito era la señal que usaba cuando llegaba de la preparatoria y mi madre salía de la cocina o su recamará para recibirme con una sonrisa y sus preciosos ojos cansados.

Caminé unos pasos y entré en su habitación. Me acerqué a ella y la besé en la frente.

— Mi niño— me saludó con una leve sonrisa, miró a April y la saludó con la mano— Querida, hace bastantes días que no te veo. ¿Cómo va todo?

April curveó sus labios en una sonrisa y se aproximó a mi madre. Tomó asiento a lado de ella y sostuvo su mano entre las de ella.

— Lo siento señora Flynn, he tenido demasiado tarea de la preparatoria.

Mi madre asintió.

— Me lo imagino, eres una joven muy dedicada— le dijo.

April asintió algo tensa y bajó la mirada. 

— Mamá— llamé su atención mientras me sentaba en el otro lado de ella— tengo, algo que decirles a ti y a April.

Mi madre me miró con atención y yo le devolví el gesto. Sentí como April también me observaba sin embargo yo solo tenía ojos para mi madre.

—Yo...— vacilé.

Mi madre me tomó de la mano y le dió un apretón mientras sonreía, era su forma de alentarme para continuar.

— Maté a Brayson— escupí de golpe.

El rostro de mi madre perdió todo rastro de color en él y su respiración comenzó a agitarse. Soltó mi mano, y la colocó en su pecho. Pude escuchar como April ahogaba un grito de sorpresa y yo solo pude atinar a levantarme de mi lugar.

— ¿Cómo es que pudiste hacer eso, Caspian?— me cuestionó mi madre cuando se recuperó.

Empecé a caminar en círculos.

— Tenía algo que yo necesitaba— le respondí con voz grave.

— ¿Qué era exactamente eso?— me espetó— ¿dinero?

Negué.

— Él me manda dinero.

Él, era el nombre que había utilizado los últimos once años para referirme a mi padre.

— ¿Entonces qué era, Caspian? ¿Qué mierda era?— la voz de mi madre era de enfado, me estaba regañando.

— Su hermano te puede salvar, el se negó a ayudarte. Después de que salvé su vida, mamá.— dije, como si fuera una disculpa. Pero no lo era, solo estaba exponiendo mis razones —No era justo. Te necesito conmigo mamá.

—Cariño— me dijo, yo la miré y me hizo una seña de que me acercará a ella. Lo hice y depositó un beso en el nacimiento de mi cabello— te agradezco infinito que te preocupes por mi, pero no hay razón en el mundo para arrebatar una vida. 

Suspiré.

— ¿Qué vas a hacer?— preguntó April, después de estar callada unos momentos. Suponía que fue el hecho de asimilar todo.

Alcé los hombros.

— Podría ir a California— respondí.

— No puedes salir de Idaho, Caspian. Tú madre te necesita aquí.

Apreté los labios y tomé una bocanada de aire.

— Entonces me esconderé, vendré a visitarte mamá. Lo prometo. Algo haré, no se qué, pero no dejaré que los bastardos de la policía me atrapen.

— Caspian— me llamó mi madre.

— Te amo mamá, y no me arrepiento de nada de lo que hice.

Salí de la casa dejando atrás a mi madre y a April gritando mi nombre, y me dirigí a mi departamento en Lupine St.


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