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Capítulo 22: Nox

Salí de la casa de la madre del asesino de mi hermano dando grandes zancadas; un nudo se había formado en mi garganta y no podía deshacerlo. 

Mi respiración se volvió agitada y mi mirada estaba conectada con el suelo; estaba tratando de controlarme y de digerir la noticia.

— ¡Nox, espera!— escuché cómo Gemma gritaba detrás mío.

Tomé aire y la encaré.

— Oye, yo sé que todo esto se ve mal pero yo...

— ¿Lo sientes?— dije entre dientes— no me jodas Gemma, ¿es todo lo que puedes decir?

Gemma cambió su semblante, y pasó saliva. 

— No, mira, podemos...

— ¡¿Podemos?!— grité enfurecido—¡No hay nada que hacer Gemma! ¡Me mentiste todo este puto tiempo!

Gemma parpadeó varias veces.

— Puedo explicártelo todo y después...

— No hay un después,Gemma.— dije, con mi mejor rostro de indiferencia. Miré a mi alrededor y chasqueé la lengua rodando los ojos; varias personas se habían detenido a observarnos. 

Caminé hasta el auto y me metí en él. Gemma se mantuvo estática. Volví a rodar los ojos y bajé el cristal de la ventana del copiloto.

— ¿Qué esperas? Vámonos— dije para después encender el motor del auto. Gemma asintió y se adentró también en el auto. 

Conduje unas calles, ambos guardábamos silencio. Hasta que mi rabia acumulada me hizo romperlo.

— Dímelo todo— exigí tratando de no sonar tan rudo.

Gemma me miró por un segundo, di la vuelta en una calle vacía por completo, a excepción de una pareja que paseaba por la acera.

— Yo, te mentí. Nunca— dijo, y se detuvo para tomar aire— nunca fui la novia de Brayson.

Frené de golpe y me volví a verla. Agradecí que no había ningún auto en la calle, ya que si lo hubiera habido, estaríamos muertos. 

Gemma no me miró. 

— Yo..., trabajó en la Sede de Emergencias 911. No conocí nunca a tu hermano, al menos no físicamente. En mi primer día de trabajo, él llamó informando su apuñalada y yo caí presa del pánico por unos segundos y eso hizo que mi comunicador cayera al piso. Me comuniqué con la policía, iban par allá, pero...

— No llegaron a tiempo— completé su frase con mis ojos ardiendo y con mis sienes palpitando al ritmo de mi corazón.

Gemma asintió y trató de tocarme el brazo, pero yo me aparté.

— Me mentiste todo este puto tiempo— susurré con mi mirada perdida en el volante— ¿cómo mierda pudiste dejarlo morir? 

Gemma dejó salir un sollozo.

— ¿Cómo supiste lo de Caspian?— pregunté— ¿cómo estas tan segura de que fue él?

— Tu hermano me lo dijo en la llamada— respondió con las manos temblorosas cubriendo su boca— investigué más sobre Brayson y di con su dirección.

— ¿Cómo sabías de lo riñón?— cuestioné arrastrando cada una de las palabras.

— Tu hermano me lo dijo en la llamada— repitió— dijo cosas muy rápido. También dijo tu nombre, fue... lo último que escuché decir de su boca, antes de que muriera.

Si antes mi postura era gacha, la corregí inmediatamente y me puse derecho. Desactivé lo seguros de las puertas del auto.

— Vete— dije, esas palabras me apuñalaron en mi pecho al decirlas.

Gemma abrió los ojos, sorprendida.

— ¿Qué?— tartamudeó, turnando su mirada entre el exterior y en mí.— No, Nox por favor necesitamos estar juntos, necesitamos atrapar a Caspian.

Solté una risa que se mezcló con mis sollozos. Y después de que esta se apagará, posé mi mirar al frente.

— La culpa me carcome por dentro— murmuró con la voz rota.

Me obligué a no mirarla, porque si lo hacía; la envolvería en mis brazos, tratando de calmarla. Pero no se lo merecía, porque mi hermano estaba muerto. Apreté los labios y cerré los ojos.

— Ya somos dos entonces— respondí con simpleza.

Gemma soltó otro sollozo. 

— Me dijiste que ibas a estar conmigo siempre.

Bien, si es que el corazón se podía romper, esta mujer lo había hecho con esas palabras. Y por más que mi mente me gritaba que no lo dijera, pronuncié: 

— Regla número uno de la vida: nunca te tomes en serio los halagos ni las promesas.

Gemma jadeó y se bajó del choque, sin embargo, no se alejó de él. Se mantuvo ahí al lado.

— Nox...

No podía mirarla, porque mi alma se quebraría un poco más.,

— Confié en ti, Gemma— fue lo último que le dije— y me fallaste.

Y sin más, me alejé a toda velocidad con lágrimas de impotencia cayendo por mi rostro. 

Sin embargo, no sabía si estas eran por Brayson o por Gemma. Al final, resulto que eran por ambos.