Abril.
1 año después...
Hace una semana Tobías cumplió un año, por lo tanto Tomás ya había empezado a dar sus shows de nuevo, ese fue el trato que teníamos.
Era sábado, estaba dándole leche a Tobías mientras miraba su dibujito, "Hora de aventura".
Dejé a Tobías en su sillita y fui a la cocina para preparar la comida, era temprano pero tenía que hacer tres pizzas.
La llave en la puerta se escucharon y supuse que era Tomás, asi fue, entró a la cocina y me abrazó por la espalda causando una sonrisa en mi.
-¿Como estás amor?- preguntó.
-Bien gordo, me viste hace dos horas- reí- ¿Y? ¿Que te dijo Oro?- pregunté feliz.
-Hay show en Azul mañana, y es para barderos, Homer solista, yo solista y modo diablo- respondió contento.
-Bueno amor, ¿Cuando salen?- pregunté sacando la masa del taper para poder amasarla.
-Hoy a la noche salimos amor- asentí.
-Después decime que ropa te preparo, si vas a llevar la campera camuflada yo la paso por el seca ropas para que se seque rápido- asintió, respondió que si se la llevaba y se fue a ver a Tobi.
Yo mientras tanto seguía haciendo las pizzas, venían Mauro, Ale y Neo a comer.
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-No amigo, que bosta- respondió Neo a la anécdota de Alejo mientras nosotros reíamos.
-¿A que hora salen pibes?- pregunté, se habían traído los bolsones y todo para acá por que los pasaban a buscar en un mismo lugar y que mejor que mi casa.
-Ahora a las una, son pocas horas de viaje pero vamos temprano por la organización- respondió Alejo, asentí.
Hace mucho que Tomás no tenía shows y me tengo que volver a acostumbrar.
Miré a Tobías y estaba durmiéndose en la silla, lo agarré con cuidado y lo hice dormir en mis brazos.
Cada vez estaba más pesado, un año y pesaba trece kilos y medio, lo mismo que Tomás a su edad.
Cuando se durmió profundamente, lo dejé en su cuna y volví con los pibes a la cocina.
Ya iban a hacer las una, Tomás bajó sus bolsos y al rato una trafic estacionó en frente de nuestra casa.
Todos se despidieron de mi, Tomi me dió un beso y a Tobias uno en su frente.
Se fueron y decidí juntar los platos y limpiarlos.
Una vez que terminé, agarré a Tobias de su cuna y lo acosté conmigo.
Miré la hora antes de dormirme y eran las una y media.
Cerré los ojos y me dormí abrazando a Tobias.