7 meses después.
Abril.
Sentí como un liquido recorrió mis piernas haciéndome despertar, miré la hora y eran las 3:15 a.m.
-Tomi- lo moví.
-Mmm, ¿Que pasa amor?- dijo dormido.
-Rompí bolsa Tomás- se levantó exaltado y se vistió, agarró los bolsones y me ayudó a pararme.
-Chicos, Abril rompió bolsa, nace mi hijo, vamos al hospital- gritaba mientras me ayudaba a bajar las escaleras.
Los pibes se despertaron y me ayudaron a subir al auto, me llevaron al hospital y enseguida me atendieron.
Como todavía no estaba en trabajo de parto, estaba en un cuarto normal, hasta que me empezó a tirar la panza y empecé a gritar.
Gemía de dolor.
-Me duele- grité y una enfermera vino.
-A sala de partos urgente- me llevaron a una sala de vidrios negros y ya me había asustado.
Me colocaron en la camilla de partos y tuve que poner los pies en unas barras de metal para que pueda hacer fuerza y pujar.
Enseguida vinieron doctores y enfermeras.
-Que venga Tomás- pedí casi gritando.
Enseguida Tomás entró y me agarró la mano.
-Fuerza Abril, puja- pidió la partera- otra vez- puje de nuevo- una vez más Abril- puje una vez más y un llanto se escuchó.
Sonreí.
-Felicitaciones- agarré a Tobías entre mis brazos y pudo calmarse un poco, Tobías en recuerdo a mi primo.
-Mirá amor, ya está acá- le dije a Tomás el cual estaba llorando con una sonrisa.
Se lo dí a Tomás para que lo cargara, lo tuvo unos minutos hasta que la enferma lo llevo a Tobías para lavarlo un poco y después cambiarlo.
-Dale la ropita amor- le dije a Tomás, asintió y le dió un bolso a la enfermera el cual tenía las toallas, mantas, ropita y pañales.
-Muy bien Abril, ya está ahora te ponemos el pañal que trajiste y ya te llevamos a la habitación- dijo la enfermera.
Asentí e hicieron todo lo que dijeron.
A la media hora ya estaba en la habitación, con Tomás al lado mío, como la habitación tenía dos camas, en la otra estaban sentados Mauro, Ale y Neo.
-Buenas- dijo entrando una enfermera con Tobías en una camita tipo incubadora- Abril, te traigo al bebé para que ya vallas dándole pecho- sonrió.
-Bueno, gracias, ¿puedo saber cuando pesó?- pregunté.
-Si, peso tres kilos justos, buen peso- respondió.
-Apa, gordito como el tío- dijo Alejo y yo reí.
Agarré a Tobías entre mis brazos y destapé mi pezón izquierdo para que el pueda tomar leche, no fue muy difícil.
Después de hacerlo dormir, lo puse en donde la enfermera lo había traído y se quedó al lado mío.
Tomás lo miraba, le tocaba la carita y los brazitos, sinceramente Tobías era igual a su papá.
-Gorda, ¿Querés que te compre algo?- preguntó Neo y asentí.
-¿No me comprás agua saborizada gordo? Y si podés también un yogurt- Neo asintió y se fue a comprar.
-Amor, ¿Hoy a la noche te quedás vos? ¿O querés que se quede alguien, Iara, Belén, alguna de las chicas?- pregunté.
-Me quedo yo amor, no pasa nada- dijo Tomás todavía mirando a Tobias, que dormía tranquilamente.