Capítulo 35

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Penny intentaba no morirse de vergüenza y reunir toda su resignación mientras una exultante Mary Cooper la presentaba a todas sus amigas, sin parar de elogiar virtudes que la chica ni tenía idea de que existían.

- ¿Verdad que es un encanto? Dios me ha bendecido con una futura nuera maravillosa. No sólo es secretaria en el instituto científico donde trabaja Shelly, sino que también es una futura estrella de cine. Oh, querida, había rezado al Señor para que mi Shelly encontrase a alguien que le hiciera… un poco más normal. ¡Y ha escuchado mis plegarias!- se volvió radiante hacia la chica.- Cielo, ¿cuándo habéis pensado en bendecir vuestra unión? El reverendo Williams me ha dicho que hacia mayo del año próximo puede haceros un hueco. Las bodas en primaveras son maravillosas. Merecerá la pena, aunque es cierto que la espera se os hará interminable, ¿verdad?- preguntó con una sonrisa de pura alegría.

Penny la miró como si hubieran aparecido frente a ella todos los zombis del videoclip de Thriller.

- No tanto como esta conversación...- dijo Sheldon, incómodamente situado al otro lado de su madre.

Penny le miró con la misma cara de pánico, aunque no pudo evitar que sus palabras la hicieran reír interiormente. Mary miró con severidad a su hijo, quien inmediatamente bajó la mirada, apretando los dientes.

- Mi hijo siempre ha tenido un sentido del humor muy… peculiar.- dijo, volviendo de nuevo a su pose de perfecta madre feliz.- Penny, debemos hablar con tus padres e ir preparando algunas cosas.- dijo, dirigiéndose de nuevo a la chica.

- ¿Con… mis…. padres?

Sheldon se quedó con los ojos como platos. En ese punto, Eleanor creyó que debía intervenir.

- Mary…- dijo, suavemente, captando la atención de su hija.- Los chicos estarán cansados del viaje, y supongo que querrán relajarse un poco antes de la cena.

Penny miró a Eleanor como si fuese su dios salvador. La encantadora anciana le dirigió un leve guiño de complicidad. Las amigas de Mary aprovecharon para despedirse cortésmente. Después, Mary se volvió de nuevo hacia la chica.

- Bueno…- Mary sonrió a Penny.- Ven conmigo, cielo, te ayudaré a acomodarte.- dijo, tomando su maleta.

Sheldon frunció el ceño.

- ¿Y por qué no me acomodas a mí?- preguntó, con un tono de voz casi infantil.

- Porque tú sabes perfectamente dónde está tu dormitorio.- dijo Mary, mirándolo con reprobación. Después se volvió sin más. Penny le miró con una mezcla de pena y tristeza, como si la pobre chica fuese un reo que no podía escapar de su carcelero. Esa condenada expresión era su otra kriptonita. Sheldon adelantó un paso.

- Mamá… ¿no crees que, siendo Penny mi novia, y deseando como deseabas que hubiera establecido una relación normal de tipo romántico, ambos deberíamos alojarnos en… el mismo habitáculo?

Penny se quedó con los ojos tan abiertos como Mary, ante las sorprendentes palabras del joven físico. Eleanor esbozó una sonrisa.

- ¿Cómo… cómo se te ocurre algo así?- preguntó su madre, absolutamente perpleja.- No podéis compartir habitación sin estar casados.- añadió escandalizada.

Sheldon ladeó la cabeza.

- Penny y yo hemos compartido bastantes cosas incluso antes de establecer esta relación. Y, no debes preocuparte, procuraremos ser lo más castos posible y no "mancillar" la santidad cristiana de esta casa. Aunque… tal vez te interese saber que ni Missy ni George han respetado esos "sagrados" preceptos hogareños.

La teoría es más sencilla que la realidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora