Sheldon frunció el ceño mientras el espejo le devolvía su imagen. Tras él, una radiante Penny daba saltitos como una niña frente a una tienda de golosinas, mientras apretaba sus manos en un gesto de total admiración. El joven físico puso una mueca de desconcierto.
- No sé… Penny. No me convence. Me siento… raro.
La chica lo miró con la boca abierta, a través del espejo. Sí, sólo Sheldon Cooper podía sentirse raro en lugar de… inmensamente atractivo. Los ojos verdes de Penny se pasearon por el elegante pantalón de vestir de color oscuro, que se ajustaba maravillosamente a su esbelta silueta, y subieron hacia la impecable camisa cuyo tono entre azul y gris hacía que sus ojos fueran todavía más profundos y azules. Alzó una ceja.
- ¿Te sientes… raro? Creo que raro no es la palabra… Además… no es un atuendo de "un solo color"- dijo, imitándolo sorprendentemente bien.
El joven físico le dedicó una mueca un tanto reprobadora. La chica reprimió una risita.
- Creo que me estoy arrepintiendo de ir a esa estúpida fiesta.- dijo entre dientes.
Penny esta vez no pudo evitar la carcajada y se acercó, hasta tomarle por el brazo. Le miró en el espejo, con un gesto evaluador.
- ¿Qué es exactamente lo que no te gusta? Porque… yo no soy capaz de verlo…- dijo dedicándole una pícara mirada.
Sheldon la miró otra vez con su característico gesto reprobador.
- Simplemente… no me siento cómodo.
- ¿Acaso la ropa no es de tu talla?
- Sí, lo es, pero…- el joven físico tragó saliva.- Digamos que no estoy acostumbrado a ir vestido así. Es como si tú, por un instante, te pusieras un jersey de cuello alto y una falda hasta los pies. También te sentirías rara de no ver más que unos pocos centímetros cuadrados de tu piel. No es algo a lo que estés acostumbrada.
La chica le miró, con la boca abierta.
- En resumen, que según tú voy vestida como una…-
- Yo no he dicho eso.- dijo el físico.
Ella le asesinó con la mirada, entrecerrando los ojos y causando el tic en el ojo derecho de Sheldon. El joven intentó retroceder un disimulado paso, pero ella seguía aferrándolo por el brazo.
- Muy bien, pues es una lástima que no pueda usar este vestido esta noche.- dijo, con una estudiada expresión de pena, mientras alargaba la mano para tomar un precioso y escotadísimo vestido de color azul celeste.- Pero claro… es mejor que empiece a cambiar mis "costumbres" para estar a la altura del excelentísimo doctor Sheldon Cooper.
Sheldon tragó saliva. Incluso él había notado la afilada ironía. Penny le soltó del brazo y tomó el vestido. Después, sin más, empezó a desvestirse delante de él y se lo puso. El joven físico pareció olvidar que sus pulmones necesitaban seguir tomando oxígeno. Aquello… no podía ser real. El suave vestido celeste caía delicadamente como una segunda piel, cubriendo el delicioso cuerpo de Penny pero mostrando a la vez sus perfectas curvas. Su piel bronceada contrastaba maravillosamente con el color azul claro. Estaba tan insoportablemente hermosa que le dolía mirarla y a la vez no podía dejar de hacerlo. Ella le sonrió, entre cariñosa y traviesa. Se llevó las manos al cierre del vestido.
- En fin, ya va siendo hora de que sea una chica dulce, buena y decente…- dijo con un mohín entre sexy y burlón.
Sheldon la miró peligrosamente. Otra vez esa… maldita manía de provocarlo, de hacerle perder el juicio en menos de un segundo. ¿Por qué diablos torturarle se había convertido en la afición favorita de esa irritante… chica? El joven la miró serio.
- Necesitarás todo tu supuesto talento como actriz para lograr eso.- dijo.- Aunque… tampoco es necesario que empieces hoy a cumplir tus buenos propósitos.
Ella rió divertida y bajó las manos.
- Es decir… que te gusta.- dijo victoriosa.
Sheldon reprimió un gruñido ante su cara triunfal. Ella rió divertida y dio una vuelta sobre sí misma, luciéndose y causando más estragos en el estómago del pobre físico. Después se acercó traviesa.
- ¿Sabes? Creo que ya sé lo que falta para que tu look sea perfecto…- dijo.
Él la miró sin comprender. De pronto, Penny se puso de puntillas y le revolvió el pelo, despeinándolo completamente. El joven físico parpadeó perplejo. Ella sonrió.
- Oh, Dios, Moonpie… Estás tan… jodidamente sexy despeinado…- dijo ella, mordiéndose el labio.-… que me están dando ganas de… llegar tarde a la fiesta.
Sheldon saltó al sentir las manos de ella en su abdomen y dio automáticamente un paso atrás. La miró como si se hubiera vuelto loca.
- Penny, te recuerdo que mi madre está en la habitación contigua y que tiene también oído vulcano.
Ella soltó una risita.
- Vale, vale. Me comportaré.
Ella se estiró y adoptó la pose de una dama casi aristocrática. Sheldon la miró con mala cara, pero tuvo que reconocer que le estaba costando bastante esfuerzo mantener su seriedad habitual. Meneó la cabeza y trató de peinar un poco el estropicio que había hecho la chica con su pelo. Después la miró y le ofreció el brazo.
- Señorita.- dijo, con una caballerosa inclinación.
Ella le dirigió una irresistible sonrisa, acercándose, y tomó su brazo. En ese momento, ambos aparecieron reflejados en el espejo. Penny se quedó sorprendida.
- Oye… no hacemos mala pareja…- dijo, como si fuese la primera vez que se daba cuenta de eso.- Tú pareces el perfecto caballero, y yo la perfecta dama.
Sheldon le dirigió una sonrisa casi irónica.
- Cierto, por eso no te deberías fiar de las apariencias.
Ella meneó la cabeza.
- ¿Acaso no eres un caballero?- preguntó burlona.
- Me refería a tu caso, no al mío.
Ella volvió a entrecerrar los ojos para asesinarlo con la mirada. Esta vez, Sheldon no pudo evitar sonreír mientras salían, cerrando la puerta.
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La teoría es más sencilla que la realidad
RomancePenny se siente vacía, mientras que el resto de la pandilla vive su vida. Siente que su existencia se reduce a ir de la Cheescake Factory a su apartamento y volver de nuevo a su apática jornada laboral. Su soledad sólo puede aliviarla una persona qu...