Sheldon y Leonard guardaban un profundo silencio mientras el vehículo del físico experimental circulaba a una velocidad considerablemente mayor de lo habitual. Leonard miró de reojo a Sheldon. Lo conocía hacía siete años y era la primera vez que su compañero de piso no lo forzaba a participar en uno de sus múltiples juegos reservados a los desplazamientos en coche por Pasadena. Sheldon estaba inmóvil, como una estatua. Sólo podía ver los músculos de su mandíbula, tensándose cada vez más. Leonard apretó también los dientes, sintiendo que su amigo le estaba contagiando ese maldito nerviosismo. Habían ido a la casa de Amy, por si Penny pudiera encontrarse allí, pero nada. También habían ido a la casa de Howard y Bernadette con el mismo resultado. Sus amigos habían querido acompañarles, pero Sheldon les dijo con bastante brusquedad que no podían esperarles. Leonard aferró con fuerza el volante. Ambos sabían que esos inútiles rodeos sólo escondían el pavor de dirigirse directamente al hospital.
De pronto, el móvil de Sheldon empezó a sonar en su pantalón. El físico lo cogió con tanta prisa y preocupación que se le cayó al suelo. Lo recogió a toda velocidad y descolgó.
- ¿¡Diga?!- hubo una breve pausa.- Sí, yo soy Sheldon Cooper.
Leonard volvió a mirarle. También era la primera vez que el alto físico se olvidaba de adjuntar el título de "doctor" junto a su nombre. Leonard intentó oír la conversación, pero no pudo. Sin embargo, no fue necesario. La mano derecha de Sheldon empezó a temblar incontrolablemente, al igual que su mandíbula y todo su cuerpo. No contestó a su interlocutor y todo lo que pudo hacer fue colgar antes de que el móvil se escurriera de su mano.
- Sheldon…- Leonard empezaba a sentir un terror sin nombre.- Sheldon ¿Qué pasa?... ¡Sheldon!
El físico teórico pareció reaccionar por fin. Miró a su compañero. El terror de Leonard creció al verlo al borde del colapso.
- Penny… ha tenido un accidente de tráfico. Está en… la UCI.
Leonard le devolvió una mirada entre incrédula y angustiada.
- Pero… ¿Cómo está?
- No me lo han dicho.
Leonard apretó el volante. Por toda respuesta, pisó a fondo el acelerador.
- Ha sido culpa mía.- dijo Sheldon, con un hilo de voz.
Leonard frunció el ceño, sin apartar la vista de su vertiginosa carrera.
- ¿De qué diablos hablas, Sheldon? Penny nunca se ha caracterizado por su prudencia conduciendo. Las probabilidades de que tuviera un accidente de tráfico siempre han estado ahí.
- No, ella ha tenido el accidente por mi culpa. Ella… seguro que me vio con Erika. Hemos llegado casi a la misma hora a casa.
Leonard parpadeó.
- ¿Qué significa eso de que te vio con Erika?
Sheldon apretó los dientes.
- Debido a vuestros planes con vuestras chicas, hoy me vi obligado a que Erika me trajera a casa. Y…- el joven físico bajó la cabeza, entre avergonzado, furioso y dolido.- Esa maldita arpía intentó aprovecharse de mí. Me besó aprovechando un momento de debilidad.
Leonard abrió mucho los ojos.
- ¿Qué ella qué?- el físico experimental abrió la boca al igual que los ojos.- Espera, ¿desde cuando tienes tú momentos de debilidad inspirados por otra chica que no sea Penny?- preguntó con un inconfundible tono furioso.
- No se trata de eso, Leonard.- Sheldon apretó los dientes. – Erika intentó convencerme de que Penny no era la chica adecuada para mí porque pertenecemos a mundos muy diferentes y que a la larga ella sería infeliz.
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La teoría es más sencilla que la realidad
RomancePenny se siente vacía, mientras que el resto de la pandilla vive su vida. Siente que su existencia se reduce a ir de la Cheescake Factory a su apartamento y volver de nuevo a su apática jornada laboral. Su soledad sólo puede aliviarla una persona qu...