Capítulo 2

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Sábado.
7:09

Ya estaba despierto, pero todavía se encontraba en cama. Era extraño su reloj, a veces despertaba temprano y en otras ocasiones sucedía lo contrario; todavía no lo entendía y no quería hacerlo, ya que de ponerse a investigar podría enterarse de algo desagradable. Era mejor limitarse.

Los sábados eran variados para ellos (y rara vez los domingos), pues podían quedarse en casa todo el día, ir de visita o recibir a sus vecinos o hacer una misión (incluso con la posibilidad de salir del país, sin levantar altas expectativas, solo ida y vuelta).
Y en ese momento, solo quería mantenerse encerrado un buen rato. Cruzaba los dedos para que Sam no fuera a su cuarto a decir: "Levántate, salimos en diez". Solo quería descansar... y quizá beber chocolate caliente.

Estaba volviendo a cerrar los ojos para retomar el sueño, cuando de pronto tocaron a su puerta.

Gruñó por eso.

--- Estoy despierto, Sam

--- Lo siento -respondió del otro lado-. Yo... es solo que no puedo dormir, entonces... creí que ya podríamos desayunar. No hay nada para hoy

Sonrió por eso. Por otra parte, le parecía singular que Wilson no pudiera dormir en un día sábado y más cuando no había "tareas" a realizar. Tenía que tener algo.

--- Seguro, estaré abajo en...

--- No -lo interrumpió-. Quiero decir, iré al supermercado primero. Te avisaré cuando la comida esté lista. Vuelvo en... no sé, una hora, más o menos

Bucky aceptó lo dicho, se giró -tapándose con las sábanas- y volvió a dormir, feliz.

Sam dio media vuelta y bajó hacia la sala, posteriormente fue en dirección al comedor y tomó las llaves y cartera que estaban sobre la mesa, además de la lista de compras (siempre hacía una porque solía olvidar cosas y en cambio adquiría otras). Consecuentemente salió al patio principal -cerrando la puerta del hogar detrás de sí- y subió al automóvil.

No estaba bien.

No quería salir a comprar alimento, anhelaba hablar con Bucky sobre sus pesares. Últimamente había tenido dilemas con portar el escudo, había veces en las que incluso planeaba dejarlo al lado de la puerta de la habitación del soldado y simplemente salir para nunca volver más. Pero no podía hacer eso, no tenía el valor suficiente.

Extrañaba a Steve y seguramente Barnes también lo hacía, ¿pero por qué le era más fácil dejar lo ocurrido en el pasado si ambos habían sido más unidos entre sí? Lo hacía ver tan sencillo.

Suspiró, agobiado. No había manera de acercarse a su compañero de misiones-amigo para hablar del tema, pensaba que le molestaría o le resultaría incómodo. Sí, tal vez solo quería dejarlo atrás y la manera más rápida para superarlo era evitando el tema. Un método que Wilson debía comenzar a practicar si quería sentirse mejor.

O eso era lo que pensaba.

Luego de unos minutos, llegó al estacionamiento y aparcó el auto cerca de la entrada. A veces le gustaba ir temprano, puesto que no había mucha gente alrededor y eso significaba tres cosas: no tráfico, más espacio en el supermercado y sobre todo, discreción; todo el mundo pasa por desapercibido a tipos como él (nadie toma en serio las cámaras de seguridad por la mañana, sabía que todo el tiempo los guardias hacían de las suyas para llegar tarde al trabajo o desayunar). La desventaja era el momento para ir a comprar, no era fácil levantarse temprano para él, es decir, sí, cuando eran cosas peligrosas, de acción y aventura, no cotidianas. Pero en fin, esa era su nueva vida.

Cerró el auto, dio media vuelta y fue hasta los carritos del lugar, consecuentemente entró y se dirigió enseguida a los lácteos.

Tenía que superarlo. Enfrentar su destino. Después de todo, las cosas suceden por algo; así que si bien pudo entregarle el título a su amigo de la infancia, no lo hizo, se lo había dado a él, para que fuera como él, para que siguiera sus pasos.

Te recuerdo [Bucky Barnes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora