Capítulo 11

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Lunes.
4:17

Una voz lo despertó.

Abrió lentamente los ojos, sorprendido de saber que todavía era de noche, ya que lo primero que había imaginado había sido a Sam preparando comida o en un caso particular, practicando su lanzamiento -cosa que sería extraordinaria puesto que habían acordado ni siquiera hablar del tema en frente de la "huésped"-. Escuchaba murmuros, provenientes de una de las recámaras, ¿pero cuál? Sin embargo, se formuló una duda que lo atormentó más que la anterior, ¿por qué demonios estaban hablando a esa hora? Algo no le daba buena espina.

Decidió mirar hacia su puerta, tratando de captar algo más, una forma, un movimiento o un sonido (debido a que en el peor de los casos, era que estuviera algo o alguien en la misma alcoba que él). Los susurros cesaron. Obligado por la falta de ruido y siguiendo su instinto, se puso de pie con sumo cuidado y silencio. Caminó de puntillas hasta la entrada de su cuarto y de manera delicada, giró la perilla y atrajo hacia sí la puerta de madera.

Primero verificó que nada lo estuviera esperando del otro lado, por lo que revisó con anterioridad el pasillo, manteniendo emparejado el acceso. No había nadie, pero las voces regresaron. Poniendo aún más atención, supo enseguida que el origen estaba en la habitación de Wilson. 

Caminó hasta allá, todavía en alerta. Estando fuera de su habitación, recargó la oreja derecha sobre su puerta, de manera que pudiera oír mejor. Fuera malo o bueno, no sabrían que estaba ahí.

--- ...¿quién me crees que soy? 

Era _(t/n)_, en la habitación de su amigo.

--- Como sea, ya me encargué del principal. El otro debe seguir durmiendo

Pero no era lo que imaginaba, sino una cosa mucho peor.

No sabía de qué manera actuar, además, se negaba a pensar que los había traicionado. Ella no podía hacerles eso, no después de haberla ayudado ¿o es que había recordado todo? o mejor dicho, ¿actuado todo?

Estaba temblando. Su respiración quería ser agitada, pero hasta su mismo cuerpo se lo impedía, le negaba realizar cualquier cosa. Desde respirar exasperadamente hasta correr por su vida, lo único que tenía claro y seguro era huir.

Pero reprimía ese pensamiento, no podía dejar a su amigo ahí, si es que quedaba con vida. Él no lo había abandonado antes y Bucky no haría lo mismo ahora. Solo requería un arma, pues no sabía con qué podría encontrarse ahí dentro.

Caminó lentamente hacia atrás, solo un par de pasos. Giró sobre sí mismo, para regresar a su habitación e ir por una pistola convencional, mas se arrepintió al instante.

Alguien ya lo esperaba ahí. Frente a su ventana, había una persona viéndolo.

Abrió los ojos de golpe.

Estaba agitado y sudando. Fue tal el miedo, que había pasado de estar acostado a estar sentado en su cama. Volvió a la posición anterior y calmó su respiración hasta que se normalizó.

Miró el reloj digital que estaba al lado de él, frente a la mesa de noche. Con números rojos y grandes se podía observar la hora. Recién se marcaban las 4:17.

Luego de su episodio, logró prestar más atención a su alrededor y para su mala suerte, alguien estaba hablando.

Temiendo que su sueño fuera una especie de advertencia, agarró la pistola que estaba pegada debajo de su cama y fue a toda prisa -pero procurando no hacer ruidos- hasta su puerta. Cargó el arma, tenía todas las balas. Inhaló profundamente y aceptó el cruel destino que tenían preparado para él. Antes de salir, miró hacia atrás, inspeccionando el cuarto. Parecía no haber nadie. 

Abrió la puerta, salió y se recargó en una de las paredes cercanas. Frunció el ceño, ahora el sonido provenía del cuarto de Reeves.

Fue hasta allá, cuidando su espalda, laterales y cualquier otro punto vulnerable (es decir todo). Estando fuera, pegó la oreja izquierda a la madera y analizó lo que estaban diciendo del otro lado.

No eran palabras ni oraciones, eran jadeos.

Se extrañó por eso, porque era similar a lo que le había ocurrido momentos antes. Dejó escapar un suspiro, como si llevara algo consigo que a penas había logrado bajar de su espalda. Le puso el seguro al arma y posteriormente la ocultó detrás de su espalda, de manera que quedaba entre esta y el pantalón de la pijama.

Relamió sus labios y temiendo lo que sucediera, tocó la puerta.

La respiración de ella fue bajando de volumen.

--- ¿Sí? -preguntó con intimidad

--- Soy... soy Bucky

--- Está bien, puedes pasar

Una vez que escuchó su aprobación, entró a la alcoba y se encontró a _(t/n)_ sentada sobre su cama. La ventana de ella estaba detrás de donde dormía, por lo que podía apreciar su silueta perfectamente. 

Siendo educado, se mantuvo en el umbral de la entrada.

Ella estaba agitada y también se escuchaba asustada.

Pidió disculpas por haber despertado al soldado, sin embargo este negó ser la razón por la que se había levantado. Preguntó la causa y el castaño contestó con la verdad: un mal sueño.

--- ¿Quieres hablar de eso?

--- No, está bien. Vine aquí porque te escuché, ¿tú estás bien?

--- Yo... iré por un vaso de agua -evadió su pregunta

Se ofreció a traérsela, así que de paso dejaría la pistola en donde estaba. No tardó en ir y venir, mucho menos haciendo una parada a su habitación.

Le tendió el vaso y se quedó viéndola a su lado. Cuando terminó de beber, lo dejó sobre el mueble de madera, mismo que tenía Bucky en su habitación. Sin saber muy bien qué hacer o decir, se agachó hasta que lo mirara por debajo de ella. Ahora era su turno.

--- ¿Quieres contarme tu sueño? -se ofreció

Dudó un rato si hacerlo realmente, le daba un poco de vergüenza, sin mencionar que se sentía como una niña pequeña teniendo una pesadilla y siendo visitada a mitad de la noche por su padre.

Carraspeó. Acostándose sobre su cama.

--- Soñé... soñé que manejaba y... el auto se volteaba, pero no sé porqué o cómo. Cerré los ojos y ya me encontraba de cabeza, al lado de una carretera. Y estaba asustada, pero no era porque hubiera chocado

--- ¿Y a qué le temías?

--- Yo... no lo sé, solo no temía por mi muerte, sino por mi rescate

Le costó pensar en una buena frase para tranquilizarla. Terminó por sentarse en el suelo y decir: "Sea lo que sea, ya estás aquí, con nosotros y segura. Nada te pasará estando a mi lado, ¡es decir! a nuestro lado". Eso la calmó por mucho, sonriendo a su vez. Agradeció y de igual forma el hombre se sintió mejor.

--- ¿Y tú? ¿Qué fue lo que te despertó? -volvió a insistir

--- Bueno... soñé que era un pan, je'

--- ¿Qué? ¿Un pan? ¿Estabas asustado por eso?

--- Hey, no me juzgues. Y menos a un pan cubierto de mermelada que estaba a punto de ser devorado por Sam

No pudo evitar reír por eso. Imaginó la escena y lo hilarante que podía llegar a ser con ese par.

Bucky, por otra parte, se indignó y fingió estar enojado con ella. Por lo que finalmente se levantó y se despidió para retirarse y seguir durmiendo. Nada lo detendría, mucho menos las súplicas de la chica para que le contara más de su parte.

--- ¡Nunca, señorita! Usted despreció mi pesadilla -dijo estando a nada de irse

--- No, por favor. Ya no lo volveré a hacer

Él rió por eso y prometió contárselo en otra ocasión. Seguidamente le deseo buenas noches y cerró la puerta detrás de sí.

Quería detenerlo para que permaneciera con ella y terminara de detallarle lo sucedido, pero era mejor que se fuera y dejaran de hablar de sueños falsos.

Te recuerdo [Bucky Barnes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora