Capítulo 23

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Abrió los ojos poco a poco adaptándose a la iluminación del sitio, la cual era menos dolorosa que la posición incómoda y poco favorable en la que se encontraba para defenderse de lo que estuviera por venir. Había intentado moverse apenas despertó, pero fue en vano.

Alzó la cabeza lentamente, observando con detalle desde las cadenas que rodeaban sus extremidades inferiores hasta el lugar en dónde se encontraba: una iglesia.

Cautivado y con unos siete espectadores, difícilmente lograba visualizar la salida. Su plan había cambiado de un instante a otro al darse cuenta de la numerosa cantidad de los presentes, la resistencia que poseía, la visión escasa y la cabeza que le aturdía con cada palabra que decía ese desgraciado. El hombre fue afectado con analgésicos potentes que le habían inyectado -como para un elefante- minutos antes; el elemento base de dicho tranquilizante era el mismo que se usaba en el suero del súper soldado, sin embargo, no era nada más que eso, por lo que el efecto pasaría en pocos minutos, los suficientes para ejercer el plan de Walker.

Sin escapatoria, en frente del lugar donde el sacerdote manifestaba la palabra de Dios, se encontraba derrotado el soldado del invierno escuchando su sentencia de muerte. Mientras oía el alardeo que iba dirigido así mismo, analizaba cada punto clave del plan que los habían llevado a su inevitable derrota. ¿En qué momento? ¿Cuándo fue que bajaron la guardia? Ellos lo sabían, lo habían descubierto y habían utilizado inteligentemente a su favor la relación indirecta que mantenían _(t/n)_ Reeves y Sharon Carter.

Buscando entre los rostros, halló a la única persona que estaba vestida como la agente 13, a la que le habían encargado la tarea de hacerse pasar por ella. Se sintió aún más estúpido al pensar en lo bien que había hecho su trabajo aquella mujer, pues qué va, tenía sus méritos y negarselos sería mentir.

Ahora solo quedaba esa duda. ¿En dónde estaba la verdadera?

John Walker caminó en dirección al castaño con las manos detrás de su espalda y una sonrisa en sus labios, fanfarroneando con el complejo plan que había armado para la captura y derrota de Sam Wilson y James Barnes, sus principales objetivos. Por supuesto que Reeves también era uno de ellos, pero su participación en este maquiavélico juego no era más que la de un peón.

Soltó una carcajada y se mofó de su inocencia.

--- Tantos años... tanto tiempo trabajando en HYDRA en misiones de encubierto y ¡mírate! Tan solo presta atención en lo que te haz convertido. ¿Quién te hizo esto? ¿Quién cambió al soldado de élite que eras a... esto?

Terminó su oración en frente de la parte frontal de su cabeza, esperando a que lo encarara para lanzarle una mirada de odio o al menos un escupitajo por parte suya -demostrando el odio y rencor acumulado que le tenía-, pero no fue nada de eso. En cambio, Bucky levantó su cabeza para mirarlo a los ojos y sonreirle. Cosa que asustó más a Walker de lo que esperaba.

--- Fueron mis amigos... y el amor de mi vida, ellos me cambiaron. ¿Y sabes por qué? Porque les importo, que a comparación tuya... tienes que lamerle más que los zapatos a tu jefe para que te haga caso

En ese momento recibió una bofetada que le hizo recordar a Alexander Pierce. "Ah, qué recuerdos..." pensó. Lo extraño es que había sentido más nostalgia que rabia (¿era incorrecto sentir eso? probablemente), quizá estaba apegado a la idea de que todo saldría bien pese a estar a su merced.

Negó con la cabeza ante tal respuesta, había acertado en el blanco. Aunque no sabía que eso solo había acelerado el proceso de activación del código rojo, su código.

El próximo Capitán América rió por su inocencia, le era hilarante el hecho de que el asesino más reconocido en toda HYDRA no tomara en serio la situación, sería emocionante ver su sorpresa ante tal experiencia que estaba por experimentar: revivir sus traumas.

Te recuerdo [Bucky Barnes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora