Favores. VI.

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Katsuki andaba por la sala de la casa.
Cargaba al pequeño entre sus brazos, tarareando algunas notas mientras el silencio ayudaba al pequeño a dormitar.

El sonido de la comida calentándose ayudaba también, provocando un clima cálido en el departamento moderno de la familia Midoriya.

Aquella era la cuarta semana en que Izuku no se presentaba a su hogar, y Katsuki pasaba su tiempo libre cuidando del menor después de trabajar.

Había llegado hacía unas horas, mientras Uraraka amamantaba al bebé. Se lo cedió al rubio y este se hizo cargo de cuidarlo mientras ella se aseaba y descansaba un poco de las duras noches que pasaba en vela con el pequeño.

Miró la hora: once de la noche y ella a penas comería la cena.
Se dirigió al cuarto cuando el niño parecía querer a su madre por alimento.

—Ochako, Itsuki quiere...—, pero ella no estaba despierta. Dormía plácidamente en su cama, como si fuera la primera noche desde hacía mucho tiempo que no dormía.

Katsuki apretó el pomo de la puerta. No podía hacerle eso.
Y tan sólo cerró el cuarto.

Para cuando el sol entró por la ventana y Ochako despertó, saltó de la cama. Corrió por el marco de la puerta y encontró la sala de estar, la cocina y los cuartos vacíos.
Ni había rastro ni de la cuna.

¿Y Katsuki? ¿Se habría ido y dejado solo a Itsuki?
Corrió de vuelta a su habitación para buscar su teléfono y llamar a Katsuki para pedir ayuda cuando lo encontró.

Estaba recostado en la misma cama de Ochako, a su lado pero que ella nunca notó. No tenía camisa, ni pantalones ni zapatos, estando cómodo para dormir con el pequeño castaño en su pecho.

Ambos dormían plácidos entre las sábanas blancas y almohadas.
¿Eso que sentía era lo correcto? Porque ver al rubio allí, el semblante, esa familiaridad que el bebé tenía con quien verdaderamente era su padre.
¿Así sería si Izuku estuviera en casa?
De hecho, él haría lo que Katsuki.
Y Katsuki, ¿así sería si ella estuviera con él?

Se sintió culpable de esos pensamientos pero la carrera errática le agotó, recostado al lado del rubio y colocando su rostro en el pectoral.
Pensó que estaba dormido, pero movió su brazo alrededor de ella y la acunó para dormir mejor. Y Ochako se sintió muy bien.

Se entregó al sueño al sentir un beso en su frente.

Kacchako 4 Ever IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora