Osita. VI.

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Antes tenían la costumbre de dormir juntos, abrazada ella a él, pero después de la guardia, ella estaba literalmente sobre él ahora.
Sin embargo, esa mañana, algo andaba mal: sentía un ligero movimiento en ella que le llamó la atención tanto como para despertarlo: movía lentamente la cadera, frotando con su pierna, y la temperatura de su cuerpo había aumentando considerablemente.
Además...
-Ya no aguanto...
... Murmuraba cosas en sueños.
-¿Osita?-, preguntó quedo. Entonces ella se movió con fuerza en su pierna, frotando su entrepierna con brío en él.
-¡Osita!-, llamó, y esta como no queriendo, abrió los ojos para enfrentarlo-, ¡qué haces!
Enrojeció aún más.
-Papá oso... Estoy muy caliente...-, decía entrecortada, como si tuviera una fiebre. Adelantó la mano a ella, y al instante antes de tocarla, lo empujó, colocándose sobre su pelvis, frotando sus labios contra él-. Necesito semen-, a Katsuki le dio un escalofrío-. El semen de papá oso me curará.
Ella misma le bajó el bóxer, liberando su miembro flácido, engulléndolo de una y haciendo que soltara un gemido grueso.
-Osita-, es lo único que podía decir mientras ella succionaba, lamía, y le daba unas sensaciones maravillosas.
-Quiero lo que hay dentro de esto-, bajó aún, mordiendo su testículo quedamente.
Le hubiera dicho algo, pero antes de poder, la osita se le montó encima, penetrándose a sí misma, dando sentones hasta que su humedad le mojaba los vellos de la pelvis.
Katsuki se corrió al poco, debido a la fuerza de sus movimientos.
-Ahí tienes...-, le dijo entrecortado-, ya tienes mi semen. ¿Ahora qué harás?
Pero ella no había llegado al orgasmo, ni siquiera parecía que lo estaba buscando.
-Lo siento-, movió su cadera, aún con el pene dentro-. Pero quiero más, necesito más.
Tomó los labios de Katsuki, aferrando su camisa y girando a colocarlo sobre ella-, papá, muévete.
Y se corrió, y volvió a correrse, una vez más, seguida de una quinta y una sexta donde ya sentía la falta de su esperma.
-Osita, ya no puedo...-, gimoteó-. Estoy seco, osita.
-Papá oso-, pidió, más en su voz sonaba la somnolencia-, uno más, por favor. Necesito tu semen.
Calló, dormida en sus brazos. La tenía de espaldas, acostados de lado, con la pierna de ella levantada procurando una penetración firme.
Acomodó su cuerpo al suyo, abrazándola para sacar su miembro: le siguió un charco de esperma salir de su vagina.
De saber que eso pasaría...
Dejó de lado el tema, poniendo la mejilla en la de su osita, disponiendo a dormir, más ese día sería el último en que la vería así, en esa etapa donde después del incidente, llamaría "celo de osa", porque, días después...
-Osita, ¿tienes frío?-, le preguntó mientras estaba acostado.
La osa le daba la espalda, removiéndose en el pecho pero aferrando los brazos a su alrededor, obligando a Katsuki abrazarla.
-No.
Respondió con sencillez, aún envuelta en Katsuki.
-Entonces, ¿por qué quieres que te abrace así?
No era la forma, sino la insistencia.
-Porque osita necesita que la protejan-, desde esa oración, Katsuki cambió bastante-: osita está esperando un osito de papá oso.

Kacchako 4 Ever IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora