Capítulo 23

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Todo está en silencio, nada apunta a que podamos ganar, miro a Hiccup, con esfuerzo se reincorpora, su mirada era de enojo, nunca la había visto en él.

De la nada se levanta y corre para ayudarme, el hombre de Aldana solo lo patea alejandolo.

-Denle una lección- dice Aldana, como si fuera de lo más común.

Dos hombres asienten y lo empiezan a golpear y patear, Hiccup solo se cubre en el piso.

-No eres nada sin tus dragones- dice con ironía Aldana.

-¡No le hagas daño!, te lo suplico- grito -Llevame, pero dejalo, por favor- digo forcejeando.

-No lo golpen más- dice Aldana.

Los hombres se detienen y lanzan a Hiccup hacia un lado, como si se tratara de un trapo.

-¡¿Qué haces Tn?!- dice Astrid preocupada.

-Los estoy salvando- digo triste.

El hombre me suelta y yo solo camino hasta llegar alado de Aldana, sus hombres me esposan y me arrastran al barco, miro a Aldana, se ve tan orgullosa, como si supiera que así acabaría.

-¡Tn!...- gruñe Hiccup tratando de ponerse de pie.

Me giro inmediatamente.

-¡No vengas, alejate!, ya tuve suficiente, no quiero que te lastimen- digo preocupada.

Astrid y Patapez corren para ayudar a Hiccup.

-No digas eso- dice poniéndose de pie.

Esta muy golpeado, tiene sangre en una de sus cejas y su labio rebentado.

Todo esto es por mi culpa, si no fuera por mi él estaría bien, prefiero que me odié a que siga sufriendo.

-¡¿Acaso no me escuchaste?!, alejate- digo más enojada.

Todos me miran asombrados, Hiccup se queda plasmado, como si estuviera congelado.

-Cuidalo bien- le susurro a Astrid.

Ella asiente y alejan a Hiccup del barco.

-No importa cuanto tarde, ni cuán lejos estes, yo iré por ti, sin importar nada- grita Hiccup.

-Siempre seras el chico testarudo de un pierna, ¿verdad?- digo triste. 

No lo soporto más y giro para no verlo, me duele mucho pensar que esta asi por mi culpa.

Los hombres me guían hasta el calabozo del barco y me lanzan adentro.

-Ya estoy aqui, deja ir a mi Padre y a los otros- digo mirando a Aldana.

-Lo que la pequeña pida, suelten a los prisioneros- ordena a sus hombres en la entrada.

Ellos asienten y salen de nuestra vista.

-¿Desde cuándo sabes quien soy yo?- me pregunta acercándose a los barrotes.

-Desde la mañana en que te conocí- digo alejadome de ella.

-Tu padre hizo bien, es mejor así, aunque una venganza me hubiera gustado más- sonrie.

Odio cuando hace eso.

Se escuchan algunos gritos y pasos corriendo en la parte de arriba del barco.

-¿Y ahora que sucede?- dice enojada Aldana -Traela, ella es nuestro seguro para salir de aquí- dice enojada.

El hombre robusto abre la reja y me toma del brazo, arrastrándome con él a la cubierta del barco.

Veo a los hombres tratando de atrapar algo, me muevo para ver que es.

¡Susurro!, pienso emocionada.

-¡¿Qué hace esa cosa aquí?!- grita Aldana -Se supone que debería estar encerrado en Berk con los otros- añade enojada.

-Los Skrill son unos de los dragones más inteligentes y leales que conozco- digo orgullosa.

-¿Acaso conoces a este demonio?- dice Aldena.

-No es un demonio, es mi amigo y se llama Susurro- digo enojada.

-Como si eso fuera posible, ellos solo saben matar- dice un chico saliendo de la nada.

Lo miro, no debe ser mayor que yo, sin embargo impone mucho respeto, su piel blanca contrasta con su cabello negro y su ropa parece de cazador.

-Pero uno de esos puede ser conveniente para la guerra- añade Aldana.

-¿Sabes montarlo?- dice el chico viéndome de arriba a abajo.

Lo mejor sera mentir, no se que cosa podrían hacer si saben que lo puedo controlar, además no creo que lo recuerde Aldana.

-Apenas estaba aprendiendo- digo algo nerviosa.

-Entonces eres una inutil- dice el chico enojado.

-¡Telson!, no le hables así a tu futura Jefa- lo regaña Aladana.

-Lo siento- dice avergonzado.

-Y tu, si quieres conservar a ese demonio sera mejor que lo controles, a los chicos no les agrandan- me dice algo enojada.

El hombre robusto me suelta y corro a abrazar a Susurro.

-Tranquilo, ya estoy aquí- digo calmandolo - ¿Y ahora que sigue?- digo mirando a Aldana.

-Primero llegar a la isla, necesitas verlo por ti misma- dice orgullosa.

-¿Ver qué?- digo confundida.

-Tu herencia, claro esta- dice girando a verme.

Sus ojos negros se clavan en mi, es como si una espada me atravesará, instintivamente agachado mi cabeza, es como si algo en mi le tuviera ¿respeto?.

-Telson acompaña a Tn y a su mascota de vuelta a su celda, aunque algo me dice que no piensan escapar- añade para volver al camarote del capitan.

El chico asiente y me toma bruscamente del brazo, Susurro le empieza a gruñir y me suelta algo nervioso. 

-No necesitó escoltas, ya se el camino- digo avanzando al calabozo.

Susurro y Telson me siguen, los hombres se quitan dejándonos avanzar sin problema.

Miles de maneras de como huir aparecen en mi cabeza, pero todas terminan igual, Susurro y yo lastimados o la deriva, no se nada de navegación, me perdería sin dudarlo, yo como sea, pero no me perdonaría si a Susurró le pasa algo.

-Lamento lo de hace rato, llamarte inútil no estuvo bien- dice avergonzado.

-¿Lo dices de verdad o porque no quieres problemas con mi "abuela"?- digo con ironía para entrar a la celda con Susurro.
-Lo digo de verdad, no es fácil ser el protegido de Aldana, la presión es mucha y no creo que ser su nieta sea más sencillo, algo de apoyo mutuo sería bueno- dice cerrando la celda.

-¿Llamas a esto apoyo?- digo con sarcasmo.

Me mira divertido, sus ojos verdes son idénticos a los de Hiccup, por un segundo me pierdo en sus ojos hasta que mira a otra dirección.

-No lo cerré con candado, además la vista desde aquí es linda, en un rato te traeré de comer, descansen- sonríe guiñando un ojo.

Me quedo confundida, una parte de mi dice que trato con otro patán, pero la otra admite que es lindo.

Susurró me mira.

-No es lo que piensas- digo nerviosa.

Susurró ríe y se aproxima a la "ventana" del calabozo, yo hago lo mismo. Telson no mintió, dese aquí se puede ver la mitad del océano y la mitad del cielo, la brisa es hermosa, sin embargo preferiría no estar aquí.

Que Ilógico Eres (Hiccup X Tn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora