Capítulo V

793 82 72
                                    

~Y sentir que aquella familia no es la tuya, pero aún y así, debes convivir con ellos, da igual si te golpean~

Sus labios se torcían al igual que su frente se arrugaba mientras aquellas frías lágrimas caían por sus mejillas. Intentaba no sollozar. Sus manos temblaban provocando que las notas extraídas de su guitarra sonasen extrañas. Quizás llegó al límite. Dejó su instrumento para dedicarse a limpiar su rostro incluso aunque fuese en vano.

Aquella escena no era digna para Mikasa. Sin saber que hacer sólo analizaba el rostro de él. Es que era demasiado bello incluso así. Pero tan triste al mismo tiempo, ni ella había llorado así o al menos nunca puso esos gestos en su semblante que fuesen tan dolorosos.

Sus labios pronunciaron su nombre. Torció su rostro algo nerviosa, obvio, nunca había llegado a esas situaciones y eso la llevaba a no saber qué hacer.

Eren giró su rostro hacia ella aún afligido. Estaba avergonzado por llorar delante de ella. El color de sus mejillas lo delataban de esa manera. Sus ojos llorosos y sus manos temblorosas. Miró a la joven analizando cada parte de ella y negó con la cabeza agachada y así también limpiarse la cara, limpiando los rastros de tristeza.

— N-no pasa nada.— susurró él intentado mantener su fría voz pero sabiendo que era inevitable no quebrarse al hablar.

— ¡Lo siento, si es que ha sido mi culpa!— espetó nerviosa queriendo limpiar su nombre si es que ella era la causa de su llanto. También fue consciente de que a nadie a excepción de Sasha había pedido perdón.— Y-yo estaba a-aqui y seguro mi presencia, esto..., n-no— sus palabras se vieron totalmente interrumpidas cuando aquel moreno tomó de su cabello, de la parte trasera de su cabeza y la atraía a él enredándola en su cuerpo.

— No sé de qué hablas pero no eres la que ha provocado que llore...— fijó sus ojos en los de ella ahora más tranquilo mientras el semblante de Mikasa se tornó rosado y sus labios se entreabrieron sin saber cómo responder a eso.— Lo único que somos es la escoria de este mundo. Nadie nos va a escuchar jamás. — confesó teniendo a la joven entre sus piernas y aguantando aún su suave cabellera.

— ¿Escoria?

— ¿Sino qué somos?— susurró con la mirada baja, no obstante, su llanto había concluido.

— N-no lo sé...— tembló mientras intentaba abrazarse a si misma.— Quizás nunca seamos escuchados por nadie... Pero tenemos algo que nos sujeta a tener que aguantar a los demás... A demás...

Su habla se silenció completamente que incluso sorprendió a Eren quién fue consciente del aspecto de Mikasa. Había tomado consciencia de sus actos y de la escena en dónde yacían los dos.

— ¡Serás idiota!— exclamó la asiática y se libraba del agarre del moreno quién volvió a recuperar su rostro de indiferencia.— Ya vuelves con esa cara de tonto. Joder, me voy.— y así como dijo se fue.

La mirada de Eren perseguía a la figura de la ojigris. Volvió a tomar de nuevo su guitarra y a tocar esas melodías. Honestamente, él mismo odiaba esa música pero no podía dejar de tocarla.

Lo que sucedió en la mañana no iba a borrarlo nunca. Sobre todo si es que seguía tocando la melodía de su madre. Pero ella le había defraudado. Totalmente.

Pero no podía interponerse entre el camino de su madre y padre. Bueno, podía, obviamente podía, pero no lo haría, no tenía la fuerza suficiente para eso. Aunque hoy había ganado algo. Quizás el perder a su familia le haya compensado con recuperar a esa hermosa chica problemática.

— Son tan parecidas...

El mundo le había vuelto a dar una oportunidad y la aprovecharía. Quizás así expiaría sus pecados. Tenía de nuevo a esa pequeña esperanza que lo iba a sacar de la oscuridad... O eso pensaba, quizás lo que haría sería hundirlo más en su miseria.

Entiéndeme {EreMika}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora