Entiéndeme {EreMika}

Capítulo XVIII

~Atráeme a ti,
y envuélveme en un tierno abrazo,
por favor...~

Si algo de lo que los estudiantes odian es que por alguna extraña razón el fin de semana pasaba volando, y era abrir y cerrar sus ojos y de nuevo estaban delante del instituto empezando una nueva semana.

Los murmullos se hicieron presentes cuándo la joven Reiss pasaba por los pasillos totalmente distinta. Su vestimenta había cambiado y ya no era la pequeña reina de ahí, ni siquiera vestía como una, ahora. Era consciente de todas las miradas sobre ella, mas tomó su teléfono móvil y simulaba que respondía mensajes para evitar toda la incomodidad. Nunca pensó que podría ser tanto el centro de atención, si, estaba acostumbrada a eso, pero no a llamar la atención de todos de forma mala.

Volvió su mirada azul hacia arriba y fue cuándo encontró al joven castaño llevando una guitarra en su espalda mientras guardaba unos libros en su casillero. Historia rápidamente fue hacia él, sintiendo una suave calidez dentro de ella cada vez que se acercaba más.

—Hola.—saludó la rubia posicionándose al lado del Jeaguer, tratando de no sonar tan emocionada.

Los ojos del chico miraron de reojo a la menor y cerró su casillero para así concentrarse más en Historia.

—Hola.— respondió con su tono usual mientras esperaba alguna petición de su contraria, ya que se preguntaba el porqué le había saludado.

—No sabía que tocases la guitarra.— susurró la joven inclinándose para ver mejor la funda del instrumento.— ¿Desde hace cuánto?

—Desde los diez años.—contestó sereno.

— Yo toco el piano.—afirmó la Reiss sin saber cuánto significaban esas palabras para Eren.— Desde los siete años.— rió triunfadora al ganar en el tiempo.

— ¿En serio?— abrió sus ojos con sorpresa, sintiéndose estúpido al no haber dudado sobre que una chica rica tocase algún instrumento.

Los ojos azules de ella se iluminaron al recibir atención del moreno y asintió mientras explicaba más sobre ese tema.

Ninguno de los dos fue consciente de las sonrisas que lograron sacar uno del otro y tampoco de que unos pocos casilleros más a la derecha estaba una joven pelinegra quién llevaba una sudadera muy grande del mismo color oscuro y unos tejanos iguales. Ni siquiera escucharon cuándo la chica cerró con fuerza su taquilla y murmuró unos maldiciones cerca de ellos.

Mikasa ignoró a todo y todos, como siempre, pero le fue complicado no preguntarse qué hacía Eren con la reina del instituto y porqué ella había cambiado su modelito. Sus risas le sacaban de quicio y no sabía la razón. Ella se dirigió con pasos lentos a la sala de arte, dónde realizaría su siguiente clase. La ropa que escogió fue especialmente para que nadie viese ninguna marca en su piel, la capucha de la sudadera era perfecta, no dejaba que su rostro se viese y eso era lo que le convenía, aunque por si acaso se había puesto maquillaje.

Con su actitud fría de nuevo, se sentó en su sitio con brusquedad entretanto que lanzaba su mochila cerca suyo e inclinaba su espalda en la silla. Odiaba llegar la primera. Pero sólo espero unos minutos para que después entrasen más alumnos al salón y entre ellos su profesora. Se cuestionó dónde estaría Eren, porqué estaba tardando.