CAPÍTULO XXI

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~Déjame odiarte~

- Perdón...

Las palabras salieron de su boca en forma de suspiro, mientras apoyaba su cabeza en el hombro femenino desde atrás. Probablemente no era lo mejor que pudiese decir en esos momentos, pero tenía la necesidad de disculparse por algo que había sucedido ayer. Podría haberle enviado un mensaje, pero ciertamente necesitaba decírselo en persona.

Sus azules se abrieron un segundo, tratando de canalizar alguna señal de vida en la Leonhart. Quizás estaba muy molesta. Nunca habían peleado por el estúpido novio de su mejor amiga, aún así, Armin siempre supo que sería un gran problema. A demás, él también estaba ofendido por la misma rubia, quién pronunció palabras hirientes hacia él, hablando sobre que su actual pareja era la única persona que la soportaba.

¿Y él qué?

Claro que la soportaba. Aguantar a una adolescente hormonada es complicado en todo los sentidos. Pero no era sólo eso. Armin no había pasado muchos años cerca de Annie, aunque hablasen por llamada, no era lo mismo. Pensó que ella se habría sentido sola esos años. Entonces si era su culpa.

- Armin.- susurró su nombre con dejes de tristeza. Su cuerpo se giró para quedar mirando al chico, quién se había separado de ella un poco.

- Lo siento mucho, Ann.- tomó las manos de la joven estrujándolas sobre su pecho, dejando a la ojiazul sorprendida.- Si, toda la culpa es mía. Si quieres estar con Berthold no es mi problema, lo sé. Él ha estado a tu lado los años que yo he estado fuera, es normal que lo quieras, créeme que soy consciente, pero aún así...- sus mismos labios se apretaron en una fina línea en su rostro, impidiendo que alguna otra confesión saliese de ahí.

Los ojos claros de ellos se encontraron en algún lugar que no eran los simples pasillos del instituto, era algo mucho más profundo, sin necesidad de palabras. Esa sensación que llenó a Annie de algo indescifrable, la hizo encogerse sobre si misma, evitando apartase de su mejor amigo, quién también la miraba con rebosante sentimiento que se le hacía extraña.

Pero no fue necesaria una escusa para separarse, simplemente llegó una tercera persona a interrumpir todo ese ambiente de de emociones desbordantes que los dos habían formado.

- ¿Qué haces tocando a mi novia así?

Aquella voz era grave y se notaba algo irritada al reclamar una respuesta inmediata por parte del Arlet. Rápidamente el rubio se alejó de Annie, soltando su agarre con ella, mientras lanzaba una mirada de furia al otro estudiante que había ahí, lo peor es que no estaba solo.

Casi como tres grandes pilares, mucho más altos que él, lo miraban de la misma manera en que Armin lo hacía. Eran grandes e infundían miedo en esos momentos. Casi pensó que no podría hacer nada respecto a esos chicos que dominaban los pasillos y ahora todo la atención también. Pero todo esos se disipó cuándo uno de los muchachos giró su vista y drásticamente cambió a una de enamorado.

- ¡Hey, Reiner!- tomó el hombro del rubio de ahí, con una gran sonrisa en su rostro.- Por ahí está Mikasa, os dejo el trabajo a vosotros.- su oración estaba llena de entusiasmo y felicidad, ya que, no permitió que el mencionado respondiese y simplemente se largó corriendo hacia la joven que nombró.

Luego hablaría con Mikasa respecto a eso, pero ahora debía fijarse en su lucha.

Escuchó como el rubio mayor maldecía en voz baja mirando como marchaba uno de sus amigos, tampoco lo pensó mucho y marchó trás el estudiante enamorado, dejando únicamente a la pareja de la Leonhart junto con ella y el su mejor amigo.

Entiéndeme {EreMika}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora