Capítulo XVI

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~Dime las palabras
mágicas para encontrar
la felicidad~

Probablemente regresar a tu hogar con una sonrisa en el rostro y una mente llena de ilusiones haya sido uno de los errores que haya cometido. Pensando que quizás todo cambiaría después de haber encontrado a quién calma significativamente tu dolor a tranquilidad, pero después de todo, a final cualquier cosa es una mentira.

De esa forma, la Ackerman había ignorado cualquier inconveniente en su camino a casa, no fue consciente de las innumerables llamadas perdidas de Sasha, después de hablar con el joven castaño se había olvidado de todo su alrededor y solo pensaba en cómo lograba sentirse bien si ya solo él le hablaba. También pensaba en cómo poder ayudar al chico, ya que le habían confesado su sufrimiento, Mikasa de igual forma buscaba la manera para poder sacarlo de ahí, igual que Eren hizo con ella.

— Mierda... ¿Por qué quieres ayudarlo?—se cuestionó a si misma entregando que se adentraba en su hogar.— Vale, simplemente quieres quitarte una deuda de encima y ya... Creo.

Negó un par de veces con la cabeza al mismo tiempo que cerraba las puertas de su hogar dándole paso a un gran recibidor. Dejó su mochila en el sillón que había a su lado y decidió adentrarse con cuidado a la cocina. No pretendía encontrarse con su madre, más bien, buscaba a Carla, hacía unos días que no venía y no podía preguntárselo a su progenitora, no después de lo que le hizo.

Después de visualizar a nadie en la zona, entró en la habitación yendo directa a tomar algo de comida. Desde hace días que no comía, picaba alguna cosa, pero nada le aseguraba estar ahora mismo bien en ese ámbito. Sin nada más que hacer, cogió una caja de alguna cosa que ni ella sabía y dió media vuelta, dispuesta a huir hacia su cuarto, pero se detuvo en seco al percibir a su madre delante de ella con la cabeza gacha, incapaz de levantarla a su parecer, llevaba un aura algo siniestra portando el móvil en su mano mientras lo apretaba con fuerza.

— Eres una zorra, niña.— la nominó de esa forma provocando un temblor en la menor, qué con su mano libre trataba de encontrar alguna cosa que pudiese protegerla por si acaso.

— No sé porqué dices eso...— murmuró sin apartar la mirada de su contraria, estando atenta a cualquier movimiento de su progenitora.

— Si lo sabes... ¡Mira, joder!— levantó su rostro rápidamente dejando ver muestras de sufrimiento en sus rasgos entretanto que alzaba su teléfono enseñando en la pantalla un mensaje de texto, proveniente de su pareja.

A Mikasa se le removió el estómago al leer un mensaje de su padre, volviendo a ganar el terror en ella sintió unas inmensas ganas de vomitar, aunque sin haber ingerido nada eso sería malo. Se dió la vuelta ya no podiendo aguantar lo que vendría. Se alejó unos pasos de su mayor expulsando por su boca líquidos siendo observada por la otra mujer.

Su respiración se hacía muy pesada después de vomitar y no pudo ver cuándo su madre tomó su cabello obligándola a levantar la mirada.

— ¡Eres un pedazo de mierda!— exclamó para la menor de los Ackerman.— ¡Tu padre ya no va a volver por culpa tuya! Maldita, a saber que coño le has hecho...

Las manos de la mujer tomaron con fuerza solo la cabellera oscura de la muchacha mientras con energía de quién sabe dónde logró hacerla golpear contra el piso, provocando que la mejilla de Mikasa chocase contra el frío suelo. Sin poder protegerse, estaba débil y no tenía fuerzas.

Entiéndeme {EreMika}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora