Tres

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• I V Y •

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• I V Y •


Luego de aplicar las hierbas medicinales sobre la herida, deberá ser recitada la oración en el lenguaje antiguo. — Lucas cerró su libro de Botánica.

Era temprano en la mañana y nos encontrábamos sentados en una de las salas de la torre de las Wiccianas estudiando como todos los días, al fin y al cabo es lo que se espera de cualquier joven brujo a los veinte años: estudiar, orar, respetar a los mayores y volver a estudiar.

—Muchas veces en el día pienso en esto y me pregunto a mí misma, ¿en serio valdrá la pena? — Enuncié en voz alta sin esperar una respuesta en particular.

—Lo dice una de las pocas personas que tiene habilidades decentes en este pueblo. — Me respondió mi amigo con una media sonrisa desde donde está sentado.

El primer día en que tía Arlen y yo atravesamos las puertas de la torre, ya Lucas estaba aquí, y desde ese día decidí que seríamos amigos, y desde entonces nos convertimos en inseparables.

— ¿Quieres ir a comer algo o tus dramas existenciales te lo impiden? — Inquirió para llamar mi atención.

—Siempre hay espacio para comida. — Le respondí haciéndome la ofendida.

Salimos a las calles rocosas de Pineville, donde saludamos a todos los brujos y brujas mayores que se nos atravesaban, haciendo reverencias para expresarles respeto y con grandes sonrisas falsas para parecer amables.

Algunos de los brujos iban con bolsas repletas del mercado otros haciendo sus respectivas labores como bibliotecarios, arqueros, cazadores. Otros simplemente eran trabajadores de la corona que realizaban oficios públicos como llevar los registros de nacimientos o cobrar impuestos.

Pineville era una de las comunidades de brujas más pobres de toda la región de Viridis. Nadie quería perder su tiempo con un grupo de brujos que no tenían nada especial.

Había escuchado de las Wiccianas que las cosas eran distintas en los grandes aquelarres de Viridis, donde existían inmensas plantaciones que eran suficientes para alimentar todo el continente cuatro veces. O en el sur la región de Terra, donde existían miles de minas donde se rumoraba, se podían encontrar gemas cuyos poderes eran desconocidos.

Algún día, cuando acabe la Academia, me atrevería a recorrer el continente continente Ylia. Con Arlen y Lucas a mi lado.

— Cuando vayamos a la Academia extrañaré algunas cosas — Dijo Lucas a la vez que abría la puerta de la pastelería y me cedía el paso. — Las arpías primero.

— Todo un caballero. — me reí ante su acto. — Yo sólo echaré de menos las tartas de chocolate que sirven aquí.

Las tartas de la única pastelería del pueblo, tradición de Pineville y según los mercaderes de paso era lo único que valía la pena de aquí.

— Dos tartas por favor — Pidió mi compañero y luego tomamos asiento en una de las mesitas del lugar. — A ver Ivy, estamos de acuerdo en que debes cambiar tu actitud y ser un poco más relajada si quieres empezar las cosas con buen pie.

— ¿Acaso me estás diciendo intensa?

— La semana pasada casi quemas la cocina. — Me miró aburrido — Yo creo que eso es suficiente para tenerle mala voluntad.

— Estaba practicando con el fuego, como me pediste.

Hice un gesto con los dedos y llamas salieron de ellos, las controlé y logré que formaran espirales y formas abstractas entre nosotros hasta desaparecer.

—Por mi está bien. — dijo mi amigo evaluando mi técnica, siempre en su papel de tutor aun cuando no estaba trabajando.

Así era Lucas, siempre serio y educado frente a todos los brujos y Wiccianas. Era el modelo de educación y rectitud en el pueblo, el tutor favorito de todos los jóvenes que se sentían intimidados por las Wiccianas, y por mí.

Pero cuando éramos solo él y yo siento que salían sus verdaderos colores y me demostraba esa parte divertida y mal hablada que solo conocía yo.

Recorrí con mis ojos aquel cabello cobrizo y esos ojos color miel, que tantas noches atentos a mis historias y pensamientos revueltos.

— Que me miras, ¿me vas a violar? — Preguntó horrorizado.

— Lo consideré pero tu novia Circe podría quemarme viva si se entera. — bromeé.

— Que no es mi novia —dijo harto. — Deja de decir esas cosas o alguien podría pensar que es real.

— No sé a qué le huyes si ambos son el modelo de chicos perfectos, harían una buena pareja.

— Prefiero sacarme los ojos con un tenedor. — Dijo viendo a las tartas que venían en nuestra dirección. — Tienes tutorías con ella hoy, no lo olvides.

— Que emoción. — Rodé los ojos.

Ylia  | Academia de Brujas ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora