Cinco

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• A I D E N •

Me gusta pensar que mi mayor talento es encontrarme a mí mismo entre las páginas. Donde soy mi guía, consejero e incluso mi propio profesor de filosofía cuando me pasaba con las copas de vino muy tarde en la madrugada. Mi tendencia se volvió en el día a día, instantes de concentración donde replanteaba mis más profundos pensamientos.

Creo con fervor que la meditación y el ser autodidacta son importantes una ciudad donde todo el mundo quiere tomar un trozo de ti, aprovecharse y conseguir agradarte solo porque tienes cierta ventaja con la que ellos sueñan y que podría ser usada en tu contra.

Durante mis cortos años de vida he tenido tiempo suficiente para cuestionarme quien me gustaría ser en el futuro, y siempre mi respuesta es la misma. Alguien seguro de sí mismo, lo suficiente para que nadie, pueda encontrar fallas en sus ideas. Me refiero a la clase de ser al que confiarías ciegamente tu vida y todo lo que amas ya que sabes que de algún modo él siempre será el camino correcto.

Eso para mí es el Rey que yo seré, mi destino. Y aunque en el curso de mi vida ya existan eventos premeditados y ajenos a mi voluntad, yo he decidido forjar mi carácter que es un derecho que nadie me puede arrebatar.

La luz que entraba por la ventana de mi estudio, iluminaba las muchas estanterías que tenía por paredes. Títulos como literatura, relatos épicos, manuales de guerras y biografías de grandes conquistadores que pisaron hace años la misma tierra que yo, eran de los primeros que saltaban a la vista. Tardes como esta eran perfectas para hojear páginas sin llevar la cuenta del tiempo y dejar de lado las demás responsabilidades del día a día. Un lujo que yo no poseía puesto que en cualquier momento supuse que sería interrumpido por nadie más que Esdras, mi mejor amigo.

— Libros fuera.

— Me quedan dos minutos — dije dirigiendo mi vista al reloj encajado entre uno de los muchos estantes.

— No me importa — se burló y puso sus entrometidas manos sobre mi libro, lo cerró y lo puso a un lado.

— De qué sirve tener un acuerdo de que respetarás mi horario si al final no lo vas a respetar —espeté cansado.

Esdras entrecerró sus oscuros ojos en mi dirección.

— Den, ¿desde hace cuánto estás estudiando?

— No se... — respondí dubitativo — solo sé que el sol aún no había salido aun cuando empecé a leer.

Él dejó salir un largo suspiro.

— Muy bien. Suficiente estudio por hoy, ya es hora de parar antes de que enloquezcas más.

— No quiero.

— Si quieres — sonrió y su tono divertido me decía que habrían problemas.

— ¿Qué hiciste ahora Esdras?

— Gemelas. Las conocimos anoche luego de que te marcharas de la taberna, los chicos las vieron a lo lejos y les invitamos una ronda, son una preciosidad

Yo resoplé y lo vi a los ojos, no podía hablar enserio ¿no?

No sé cómo es que no me había acostumbrado aun a Esdras Grieff. Y parece que una vida junto al famoso hijo del Tesorero real no era suficiente para acostumbrarme a las rebuscadas ideas con las que se despertaba.

— Déjame adivinar, ¿planeas hacer un trio con las gemelas?

— No amigo, quiero que esta noche disfrutes los placeres carnales que esta miserable vida tiene para ofrecer.

Ylia  | Academia de Brujas ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora