Veintiocho

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Ivy

El dormitorio de Lucas apestaba, todo por causa de Gavriel quien cada día se esforzaba más en ser la persona más sucia del mundo. Su compañero no hacía más que recostarse todo el día y hacer comentarios innecesarios de cada bruja que se le cruzaba por el frente, razón por la cual no habíamos parado de discutir tan pronto crucé la puerta. Afortunadamente se había marchado a su clase pero el aroma de toda su ropa sucia y esparcida por el lugar inundaba mis fosas nasales.

— Sabes, he amenazado a muchas personas por diversas razones, pero esta será la primera en que lo haré para que se bañe. — Dije asqueada observando la parte del dormitorio que pertenecía a Gavriel.

Me senté en el escritorio del fondo del dormitorio, y aprecié que era muy similar al mío. Un gran escritorio, dos asientos, dos camas a los lados y sus respectivos armarios en cada extremo. Pero la diferencia era gigantesca gracias al contraste que existía entre una mitad limpia y ordenada, contra la otra que era un desorden de sabanas, restos de comida y ropa manchada por doquier.

— Si pero no te llamé por eso, tendrás tiempo de asfixiarlo con una bolsa después. — Lucas no paraba de caminar en círculos, estaba inquieto lo que sea que le pasara me estaba empezando a poner nerviosa.

— ¿Entonces?

— Es por Circe. — Dijo entre dientes.

Suspiré, enserio me costaba jugar al papel de la buena amiga en esta situación. Todo el tema Circe y Lucas era algo que al parecer nunca pasaría ya que ninguna de las dos partes parecía dar el siguiente paso, y desde la intervención de Esdras y los demás lo habían hecho más complicado haciendo que ambos dejaran de acercarse como siempre.

— ¿Te asustaron los chicos?

— No es por eso.

— Sabes que puedo conseguir una cuerda y hacerles exactamente lo mismo.

— Ivy, ¿puedes escucharme? — La forma en que dijo mi nombre y detuvo sus pasos me descoló, me forzó a mirar sus ojos ámbar atentamente. — Creo que ya no me interesa Circe.

Parpadeé.

— Mierda, esos chicos si que supieron hacerte cagar de miedo. — Dije mordiendo mi labio inferior. — Creo que deberíamos vengarnos, tengo un dragón a mi disposición así que podríamos-

— Me gustan los hombres.

Silencio.

Por un segundo pensé que era una broma, pero la expresión en su rostro destrozado me sorprendió. Hablaba desde el corazón, y caí en cuenta de que no tenía a nadie más que a mí para hablar estas cosas.

Lucas había vivido desde antes que pudiera recordar, en la torre de las Wiccianas allá en Pineville. Nunca conoció quien a su padre, y su madre una asombrosa curandera según cuentan los habitantes del aquelarre, que había perdido su vida en manos de una terrible gripe que contrajo en su labor. Mi mejor amigo tenía a nadie más que a mí y las Wiccianas, unas señoras horribles y anticuadas que lo criaron ya que nadie más querría esa carga.

En el fondo sabía lo que el pensaría, esas señoras no lo entenderían y yo sería su única familia, lo único que podría perder era yo.

— No creo que esto cambie nada entre nosotros, pero... estoy confundida. — resolví en decir luego de un incomodo silencio donde solo se escucharon nuestras respiraciones. — Me habías dicho que el verano pesado tuviste tú primera vez con una bruja.

Él suspiró, y se sentó a mi lado en el escritorio reclamando el asiento que supuse sería de Gavriel, sostuvo su rostro entre sus manos y su mirada perdida apuntaba hacia la ventana.

—Así fue, pero no disfruté nada.

— Pero pensé que tu y Circe-

— Yo también pensé eso. — Se volteó a verme por fin. — Quise que fuera real, la más linda de todo el aquelarre estaba interesada en mí ¿Qué podría salir mal?

Dejó escapar una sonrisa seca y negó con la cabeza.

— Pero no pude engañarme a mi mismo, no desde que cuando hasta tu te enteraste que yo le gustaba al igual que todo el aquelarre. De la nada se me ocurrió decirte que ella era una enferma pervertida con un altar dedicado a mi para que pensaras mal de ella y la alejaras, pero hasta tu te diste cuenta de que eso no encajaba con ella y que ella es mejor que eso. El único que tuvo el defecto en todo esto fui yo.

— No es un defecto. — Posé mi mano sobre su hombro. — Sigues siendo tú y la verdad... siento haberte presionado durante todo este tiempo, debió ser horrible.

— Si que lo fue. — Rió por lo bajo.

— Bueno lo siento, no fue mi intención.

Lucas sonrió, pero yo no pude contenerme y me lancé a abrazarlo. Oculté mi rosto en su pecho y aspiré su aroma a canela y manzanas, el me abrazó de vuelta y me sentí de lo más segura bajo su agarre.

— Si me robas un chico, te romperé el cuello. — Dije contra su pecho.

Él rompió el abrazo y una estruendosa risa salió por su garganta.

— Tranquila, no me interesa para nada el Príncipe.

Incliné la cabeza a un lado, se supone que nadie sabía su identidad y no podían enterarse por su seguridad. Me sorprendí un poco cuando Lucas lo mencionó, ya que el día que lo amordazaron todos andaban bastante cubiertos.

— ¿Cómo sabes que era él?

— Tú lo mencionaste, en realidad revelaste la identidad de los cuatro.

Oh, eso explicaba mucho. Aiden se enojaría conmigo por eso.

— Debo decir que estoy orgulloso de ti. Pasaste de ser la puta de un pueblo a ligas mayores en menos de un mes. — Él se burló.

Me dedicó una amplia sonrisa a la cual yo respondí mostrando mi dedo del medio. No me molesté del todo ya que esa clase de bromas era lo usual entre nosotros desde siempre.

— No me gusta Aiden, y mucho menos quiero algo con él.

Me examinó rápidamente.

— No tienes ni idea de como él le habló a sus amigos el día que me secuestraron, era tan autoritario que parecía un rey hablando cuando los obligaba desatarme. Pero entonces llegaste tú y casi se orina al verte.

— Eso no es nada, no conozco a nadie que no se sorprenda al verme la verdad. — Encogí los hombros.

— Te guste o no, lo tienes en la palma de tu mano al parecer y siento que deberías tener cuidado con eso, podrías lastimarlo.

— Lo mismo digo, creo que Circe se merece una explicación. — Ataqué.

El asintió, lo sabía y eso sería muy difícil.

— ¿Puede ser después?

Asentí y me recosté en su hombro, el pasó su brazo a mi alrededor y nos quedamos un momento mirando a la nada. Lucas me tenía a mi, y yo a él. Éramos imperfectos, inmaduros y teníamos mucho que mejorar, pero nada de eso nos importaba a ninguno de los dos.

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Holi, esta actualización es un poco más tranquila porque era justo, y necesario, creanme. Es todo lo que diré.

Arriba tienen aesthetic de Lucas y advierto que aunque no me agrade la idea de poner rostros, me temo que será así para los chicos porque me cuesta encontrar imágenes de buena calidad donde no se vea el rostro, pero saben como siempre les digo esto lo hago solo para ayudar a la imaginación ya que al final ustedes imaginan lo que quieran.

Tengan bonito fin de semana, <3

— K.

Ylia  | Academia de Brujas ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora