Dieciocho

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Ivy

Mi sangré se heló. No pude ocultar mi asombro al escuchar aquella declaración por parte de la rectora.

Me había contado que Tramy no siempre había estado encerrada, sino que era libre de deambular por todo el islote cuando así lo sintiera, así habían sido las cosas hace mucho tiempo, miles de años en realidad. Cuando se construyó la academia ya ella vivía aquí, era su hogar. Ella permitió que los humanos vinieran y fue gentil con ellos.

Hace un par de años, por cuenta propia otro dragón apareció en el islote y Tramy nunca había sido más feliz, era la primera vez en miles de años que conocía a un ser semejante a ella. Fue cuestión de tiempo y un día estaba embarazada, meses despues ya tenía tres crías.

— Pero lamentablemente su compañero fue encontrado muerto en el bosque, mordidas en toda su espalda y sus huesos expuestos, fue horrible.

Mi estomago se revolteó, imaginar una escena así era horrible y ni pensar vivirlo en carne propia.

— Pero, ¿que motivos tuvo para hacerlo?.

— No lo sabemos, pero ciertamente ha estado muy arrepentida desde ese momento, ya no es tan feliz como antes, tampoco hemos vuelto a ver su fuego desde entonces.

Sin duda alguna se me antojaba una historia muy triste, me congelé en mi lugar procesando todo lo que acababa de decir, pero la puerta al fondo abriendose captó la atención de ambas. Los cuatro amigos de Circe habían entrado al gimnasio.

Los chicos se reían de lo que intuí sería una broma. Pero sus sonrisas de esfumaron tan pronto repararon en nosotras. El de los ojos azules me miró, luego a la rectora y no pude descifrar que estaría pasando en su mente.

— ¿No le habías dicho que viniera en la noche? — El de la melena castaña, quien identifiqué como Esdras según lo que Circe me había contado, le susurró al otro castaño.

— ¿De que hablan? — Cuestionó la rectora arqueando una ceja.

— Habíamos acordado reunirnos acá, con Ivy, pero se supone que ella vendría más tarde. — Respondió el de cabello negro rápidamente, antes de que alguien metiera la pata adiviné.

— ¿Quien es Ivy?

— Pues yo. — Dije, llamando la atención de la señora.

Expectante y como si estuviera resolviendo lo que sucedía en el momento, la rectora se limitó a asentir en mi dirección y al cabo de unos segundos una diminuta sonrisa se curvó en sus labios.

— Pues que bueno que tus amigos están aquí, así podrán ayudarte a resolver el desorden que provocaste, empiezando ahora.

***

Los chicos se enojaron conmigo, lo cual era de suponer. Tan pronto la regordeta señora se fue, empezaron a voltear y recoger maquinas que se habían dispersado y volteado en los alrededores.

Me preguntaron como era posible que yo sola hubiera provocado tal desorden, y la verdad, hubiera podido contarles que vi mi vida, literalmente, colgó de un hilo hace unos minutos, que una criatura gigante que ahora descansaba sobre nosotros se echó a correr tras de mí, que mis manos sangrientas se sentían ardientes por el dolor de las espinas que me había clavado. Pero no dije nada, supongo que la fatiga del gran esfuerzo que había hecho con mi magia me había afectado demasiado, estaba tan drenada que no pude absorber el hielo que había invocado para formar los escalones que ahora mismo no parecían mas que trozos deformados que tuve que barrer, no había otra alternativa ya que un brujo no puede revertir las materializaciones de otro.

Finalmente cuando terminamos quedamos todos tan agotados que me invitaron a acompañarlos por una cerveza, no sé de donde sacaron alcohol y algo me decía que era mejor no preguntar. Los chicos habían sido agradables luego de que estuvimos cierto tiempo juntos e incluso hicieron algunas bromas entre ellos para aliviar la situación, me parecieron muy graciosos y la verdad es que me sentí parte de su grupo aunque era la primera vez que charlábamos. La noche cayó rápidamente, y el aburrido de los ojos azules salió con su libro a lo que intuí sería la azotea, como cuando nos conocimos.

Recordé aquella noche, cuando lo conocí.

Ese día estuve llorando, sacando todo el dolor que contenía y que en el momento que caí en cuenta de que esto era real, que estaba pasando, exploté y todo era lagrimas desesperanzadas. No sé si el lo vió, nunca se lo preguntaría y el mucho menos daba indicios de haberlo notado.

— Tus amigos son agradables.

Era de noche, y estábamos en el invernadero.

— Son idiotas con buenas intenciones. — Dijo sin despegar la cara de su libro.

Esta noche cargó un libro sobre administración pública. Algo muy, demasiado maduro en mi opinión.

Los dos nos encontrábamos sentados en el suelo del invernadero, con la espalda recostada en cada extremo de la pared.

— ¿ te importaría decirme por qué me seguiste hasta acá arriba? — preguntó de la nada.

— Pensé que me extrañarías. — Respondí encogiendo los hombros antes de darle un trago restante a mi cerveza.

— Créeme, lo último que haría sería extrañarte.

— Ouch, ¿es lo que le dices a las chicas que amanecen en tu cama?

— No es algo que yo diría, pero eso me suena bastante a Esdras.

— ¿y que dirías tú?

No me miró, pero ciertamente consideró mi pregunta y por un segundo su atención no estaba en su lectura.

— Pues no soy de tener muchas chicas como mis amigos, como podrás notar no es que tenga una gran personalidad o un sentido del humor como el suyo.

— Eso suena demasiado triste.

— supongo que lo es.

Retornó la atención a la lectura.

— Sabes, no tengo derecho a opinar dado a que recién nos conocemos pero siento que en el fondo, muy en el fondo, demasiado en el fondo donde no hay luz-

—Terminalo Bren. — Bufó.

— Ya, — me reí un poco, culpé al alcohol por eso. — Lo que quiero decir es que no deberías compararte con ellos ya que creo que puedes ser muy interesante en otros aspectos para muchísimas personas, yo incluida.

Parpadeó. Levantó la vista y la iluminación provocó que los cristales de sus lentes se tornaran blancos.

— Gracias. — las palabras fueron casi inaudibles en su voz.

— De nada, Aiden.

Frunció el ceño ante la mención de su nombre, yo me mordí el labio inferior en un triste intento de ahogar una risa.

— ¿Como sabes mi nombre?


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Tenga lindo fin de semana :)

Ylia  | Academia de Brujas ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora