𝐄𝐒𝐂𝐀𝐑𝐋𝐀𝐓𝐀 | 𝗌𝖺𝗌𝗎𝗄𝖾 𝗎𝖼𝗁𝗂𝗁𝖺 ⸻EDITANDO

𝟥𝟤; 𝐑𝐞𝐠𝐚𝐥𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐛𝐨𝐝𝐚

          

スカーレット
-ˏˋescarlata | sasuke uchiha fanficˎˊ-
capítulo treinta y dos: regalos de boda

sasuke

Aprecie a mi novia a mi lado durmiendo placenteramente, aún con la poca luz que había en la habitación se veía muy hermosa, como siempre.

Ya había amanecido, tendríamos que volver a Konoha en cuanto Nakumi se despertara, le había pedido permiso a Kakashi por un día y una noche, pero no quise decírselo a mi novia, tenia que ser una sorpresa. Traerla aquí, donde pase gran parte de mi pubertad, era primordial para establecernos como una pareja seria, a pesar que las cosas no salieran según lo planeado —por la aparición de Orochimaru— tomaron el ritmo que esperaba y todo salió bien.

Ella estaba bien, estábamos bien y eso para mi era lo más importante.

Dentro de poco cumpliría seis meses de conocerla, seis meses donde mi vida había dado un giro inesperado.

Antes de eso, como le había contado a Nakumi, me había resignado a volver a Konoha cualquier día y establecerme con Sakura, no sería feliz pero tampoco estaría mal acompañado, buscaría la forma de restablecer mi clan y todo el esfuerzo valdría la pena.

Sin embargo, algo inesperado pasó.

La primera misión que se me asignó como capitán, se lo debía a Kakashi —pero no se lo diría—, me llevo a conocer al amor de mi vida y ahora estaba frente a mis ojos.

Estaba dispuesto a hacerlo todo por ella, como presentarla como mi novia oficial a mi ex-sensei y compañeros de equipo, o aceptar que mi primogénito tenga influencia de Shisui —me costaba acostumbrarme a tan solo pensarlo—.

Pensando en eso, cierto temor se había apoderado de mi cuando Orochimaru mencionó el ciclo que estaba a punto de repetirse si quitábamos las células Uchiha del sistema de Nakumi; el odio y el dolor por el que yo había pasado gracias a esa repetitiva de las reencarnaciones de Ashura e Indra enfrentadas no se lo deseaba a nadie y mucho menos a mi próxima descendencia.

Protegería a ese hijo o hija no concebida aun.

Baje mi mano hacia su vientre plano, me gustaría que en unos cuantos meses un bebé estuviera ahí dentro.

Pero Nakumi se hacía de rogar.

— ¿En que piensas, cariño? —susurró abriendo poco a poco sus ojos.

— En ti.

Sus mejillas se sonrojaron ligeramente, como cada vez que se me ocurría decirle algo lindo. Baje mi cabeza para besar sus labios.

— Buenos días, Naku.

— Buenos días, Sasu —sonrió.

Esa sonrisa ocasionaría que mi corazón se saliese de su lugar.